André Abeledo Fernández •  Opinión •  03/05/2025

La política no debería ser vista como una profesión, como un modo de asegurarse el presente y el futuro

Las falsas confluencias han sido usadas casi siempre como agencias de colocación, es una realidad por desgracia que los que ven la oportunidad de vivir de la política son un cáncer difícil de curar.

Personalmente Hace años que decidí alejarme de la política institucional y del partido. Ahora desde una cierta distancia el espectáculo que puedo atisbar entre la niebla de las falsedades es desolador, haber conocido estos proyectos desde dentro hace que no crea en ellos.

He participado en los comienzos de proyectos que parecían y eran ilusionantes, como lo fue AGE, que consiguió un gran resultado en Galicia, entre otras cosas gracias a la candidatura de Xosé Manoel Beiras, un histórico del nacionalismo gallego, y del BNG, y sinceramente un equipo de bastante calidad, que le sirvió a Yolanda Díaz para entrar después de años de intentarlo en el Parlamento de la Xunta de Galicia.

Dejamos tiempo, ilusión y esfuerzo muchos compañeros en llenar Galicia de carteles y pintadas por un proyecto de izquierdas y gallego, para después ver como unos pocos usaban estos supuestos espacios de confluencia de la izquierda como agencias personales de colocación.

Cuando la clase trabajadora francesa se sintió traicionada por el Partido Comunista francés porque se alió con la socialdemocracia, la decepción llevo a que en los barrios obreros donde ganaban los comunistas empezaron a ganar los fascistas de Le Pen.

Dejé la política un poco antes del invento de SUMAR, el enésimo invento de los de siempre, que lo que ha conseguido es restar, dividir y descafeinar a las organizaciones de clase y fortalecer a la ultraderecha más torpe de Europa, al VOX del oso perezoso Santiago Abascal.

“El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”,Simone de Beauvoir.

Lo que más teme la oligarquía en tiempos de crisis sistémica es a una clase trabajadora con conciencia de clase y organizada alrededor de partidos y confluencias realmente antisistema, porque la izquierda o es antisistema o no es nada, el «capitalismo bueno» y «humano» no existe, es mentira, el capitalismo se basa en la acaparacion de riqueza y en la explotación de la clase trabajadora.

La nueva izquierda es la herramienta ideal de los oligarcas para evitar que existan verdaderas organizaciones de clase y para mantener a la clase trabajadora confundida y sin conciencia en momentos de crisis sistémica donde podrían revelarse contra el abuso y tomar las riendas de su destino.

La clase trabajadora tiene fuerza pero no es consciente, no sabe que es clase trabajadora, no entiende que tiene la fuerza para parar el mundo, porque la clase trabajadora es la que mueve las ruedas de la historia.

Por desgracia vivimos tiempos de involución y desarme ideológico donde solo los oligarcas son conscientes de que son clase y mantienen la ofensiva en la lucha de clases ante una clase trabajadora débil por desclasada.


Opinión /