Félix Madariaga Leiva •  Opinión •  01/10/2025

Bernarda en las sombras: Te esperamos a ti y a todos los que nos faltan

Bernarda en las sombras: Te esperamos a ti y a todos los que nos faltan

Están en algún sitio,
concertados, desconcertados, sordos,
buscándose, buscándonos,
bloqueados por los signos y las dudas,
contemplando las verjas de las plazas,
los timbres de las puertas,
las viejas azoteas,
ordenando sus sueños, sus olvidos…

Así reza el poema del uruguayo Mario Benedetti, y en esos versos está todo el dolor y la incerteza del que ha desaparecido, mirando desde ese lugar desconocido donde arrojaron sus huesos, lo que fue, hasta ese día, su vida.

Después de ello, ¿quién podría atreverse a pedirle explicaciones a Bernarda Vera, hoy presuntamente detenida y desaparecida por militares el 10 de octubre de 1973 en la localidad de Trafún (Valdivia), y de quien se perdió todo rastro? Se van a cumplir 52 años desde que su vida cayó en manos de la dictadura, porque desaparecida o reaparecida, fue y será una víctima de la represión.

Cincuenta y dos años en que su vida fue lo que fue y sólo ella lo sabe. Sólo en sus recuerdos, sus miedos, en su desesperación, se podrían encontrar las respuestas de sus largos años errantes, sin nombre, sin domicilio conocido, lejana de su familia y de sus antiguos compañeros.

De los 1.092 detenidos y detenidas desaparecidas que hoy aún buscamos, me estremece el alma que una o uno haya aparecido, y vivo. Si quiere, nos contará qué fue de ella en estos largos años, dónde habitó su olvido y por qué su silencio la alejó de los suyos. Yo sólo puedo imaginar lo que el dolor, el miedo, la tortura en manos de agentes del Estado provocan en un ser humano. Cada respuesta es propia y personal: el más fuerte y el más cobarde lo vivirán desde su soledad.

Una vida truncada, miles de sueños truncados, un pueblo que en ese 11 de septiembre de 1973 abrió los ojos frente a un horror que nunca imaginó, y cuyos sueños de un país más justo fueron interrumpidos sin piedad por el intervencionismo descarado de Estados Unidos y el presidente Richard Nixon, que junto a civiles y militares vendieron nuestra patria por unos míseros dólares.

Y después de 52 años, Bernarda reaparece. Estaba convencido de que los mismos herederos de la derecha golpista y negacionista esperarían con ansias el reportaje exhibido por el canal chileno Chilevisión, haciendo pública la actual vida de Bernarda en Argentina. Me los imagino frotándose las manos ante la posibilidad de utilizarla para lanzar dudas y quizás —por qué no— hipotetizar acerca de la existencia de falsos detenidos y detenidas desaparecidas. Y así fue: en una mezquindad infinita, cuestionan la herida profunda de este país.

Así se relativiza y niega la tortura y el exterminio de chilenos y chilenas por la dictadura civil y militar de Pinochet; así se intenta alejar la verdad, la justicia y la reparación. Pero, ¿cuál sería la respuesta normal después de meses de torturas, de amenazas, después de pasar por centros clandestinos como el cuartel Terranova o Cuatro Álamos, y que mañana te suelten en una calle cualquiera? ¿Qué te dice tu cabeza? ¿Qué harías? Lo más lógico sería buscar dónde esconderte para no caer nuevamente en sus manos. ¿Cómo se puede vivir después de la tortura? ¿Cómo se vuelve a vivir?

Chile tiene miles de héroes y heroínas que, después de todo el horror que vivieron, siguieron luchando por derrocar a la dictadura. Muchos regresaron del exilio, muchos emprendieron campañas de solidaridad, muchos otros quizás no pudieron con tanto dolor y se volvieron invisibles por decisión propia.

Hace un par de meses, en la Biblioteca Nacional de Santiago, me reencontré con un viejo amigo que escapó de la cárcel. Salió volando, literalmente, y no supe nunca más de él. Era una persona que conocí con veintitantos y lo vuelvo a encontrar ya canoso con cincuenta y tantos… Esa misma alegría me produce que aparezca Bernarda, y ojalá aparecieran muchos más, pero también sé que eso es imposible. Muchos fueron lanzados al mar, a los ríos, a los volcanes. Muchos de los criminales, con sus pactos de silencio, se han llevado a la tumba el destino de las y los detenidos desaparecidos. Esos mismos criminales que hoy piden clemencia desde Punta Peuco son los que nunca han querido reconocer lo que hicieron con los que faltan, con los que tanto nos faltan.

Están en algún sitio,
nube o tumba.
Están en algún sitio,
estoy seguro.
Allá, en el sur del alma,
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen,
preguntando, preguntando
dónde carajo queda el buen amor,
porque vienen del odio…

Fuentes: 

https://www.chilevision.cl/noticias/nacional/video/el-caso-de-bernarda-vera-las-dos-versiones-sobre-la-mujer-a-la-que-se

https://www.poemas-del-alma.com/mario-benedetti-desaparecidos.htm

https://www.emol.com/noticias/Nacional/2025/09/29/1179100/bernarda-vera-detenida-desaparecida-argentina.html


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