18 de julio, o el deber de recordar

Hasta la caída del muro de Berlín, el 20 de julio se celebraba en Alemania el Día de las Fuerzas Armadas en conmemoración del atentado contra Hitler, que pretendía acabar con el régimen nazi y sacar a Alemania de la guerra, planeado por un grupo de militares y materializado por el coronel Claus von Stauffenberg. Actualmente, ese mismo día tiene lugar en el “Benderblock”, edificio histórico auxiliar del Ministerio de Defensa en Berlín, un acto solemne de recuerdo y homenaje a los militares y civiles que fueron posteriormente fusilados por haber participado en aquel complot. En ese edificio se encuentra el Museo de la Resistencia al régimen nacionalsocialista, Alemania afronta de esta manera la mirada retrospectiva de su historia, honrando a los que cayeron por oponerse al totalitarismo hitleriano.

Hace 86 años que se conmemora el golpe de estado militar que originó una cruenta guerra civil y abrió un período de cuarenta años de feroz dictadura. Las llamadas al olvido de lo que esa fecha y la propia dictadura significó, vienen siempre de sectores conservadores que nunca han condenado el franquismo y que transitan por ideologías afines -aunque encubiertas- con frecuentes llamamientos a una “reconciliación” que históricamente solo fue una renuncia a rendir cuentas, forzada por las circunstancias (la famosa “transición”). Recordar aquel 18 de julio es un deber para los demócratas. Un día para evocar y defender los valores democráticos conquistados y conjurar los discursos, ideologías y actitudes, que desde posiciones extremas constituyen hoy un peligro real para la paz y para la convivencia.

*Floren Dimas Balsalobre.

Oficial del Ejército del Aire.

Investigador histórico.