Opiniones divididas con próxima misión de ONU en Haití
Naciones Unidas aprobó una nueva misión de acompañamiento político en Haití que sustituirá a la actual de apoyo a la justicia, prevista a cerrarse en octubre próximo, sin embargo, la disposición genera opiniones diversas.
El Gobierno aseguró que la iniciativa es ventajosa, pues Haití ya no estará bajo el Capítulo VII del organismo internacional sino del VI, ‘como un país que opera normalmente’, según declaró a la prensa el canciller Bocchit Edmond.
El ministro indicó que la decisión tendrá repercusiones positivas, en la medida en que los inversores extranjeros dejarán de ver a la nación caribeña como inestable, con una misión de paz de la ONU.
Similar planteamiento esgrimió Rosny Desroches, director ejecutivo de la Iniciativa de la Sociedad Civil, aunque, reconoció, queda mucho por hacer, en particular en materia de seguridad y gestión de conflictos.
El también exministro de Educación señaló que la policía nacional demostró su capacidad para mantener ‘un mínimo de orden’, sin embargo, aún está pendiente la proliferación de pandillas y armas en el país.
En el último año, marcado por fuertes disturbios sociales e inestabilidad política, se dispararon además los enfrentamientos entre bandas armadas que, según fuentes no oficiales ya dejaron más de dos centenares de fallecidos.
La nueva Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (Binuh, por sus siglas en francés) comenzará su mandato a partir del 16 de octubre próximo, por un período inicial de 12 meses, tras el cual se podrá analizar su renovación.
Fue aprobada el 25 de junio por 13 votos a favor y dos abstenciones: China y República Dominicana, y entre sus propósitos resalta ayudar al Gobierno haitiano y a la policía en sus esfuerzos por mantener el orden y el estado de derecho, para lo cual, precisaron, requieren del apoyo robusto de la comunidad internacional.
Moise Jean Charles, una de las voces de la oposición más radicales y excandidato por la carrera presidencial, dijo no estar de acuerdo con la nueva misión de la ONU y señaló que ‘no es una buena opción para el país’.
El secretario general del partido Pitit Dessalines valoró de negativa las iniciativas anteriores del organismo internacional, y auguró que este despliegue no cambiará el panorama sociopolítico del país.
También Jean André Victor, coordinador general del Movimiento Patriótico Popular Dessalinien, alzó su voz contra la Binuh y sugirió evaluar el desempeño de las misiones anteriores que ‘no han cumplido con su mandato de llevar estabilidad política, paz y seguridad al país’.
Cuando en octubre próximo llegue a su fin la Misión para el Apoyo a la Justicia (Minjusth), será la primera vez en 15 años que Haití no contará con un contingente militar o policial de la ONU.
Su presencia es objeto de controversia, y el balance de sus resultados muy matizado, pues mientras algunos alaban el empuje para el crecimiento de la policía nacional, que pasó de unos dos mil 500 efectivos en 2004 a casi 16 mil en 2019.
También queda en la memoria que los cascos azules fueron los responsables de introducir el cólera, el cual cobró unas 10 mil vidas, sin que el organismo internacional haya resuelto la indemnización de los familiares.
A las controversiales tropas de Naciones Unidas se les acusa, asimismo, de uso excesivo de la fuerza, violaciones e hijos abandonados, además de ser la única de su naturaleza desplegada en América Latina y el Caribe.
Otras estructuras progresistas también son muy críticas con la presencia de la ONU en Haití, a la que tachan de ‘ocupación militar al servicio de los intereses geopolíticos de Estados Unidos’. Para el economista, profesor y militante de izquierda Camille Chalmers, poco se habla del papel de la ONU en la compleja situación del país, y como sus misiones sirvieron de pretexto para implantar una base militar norteamericana en el Caribe, esta vez cubierta por el manto de la ayuda humanitaria.
La Binuh tendrá como meta, además de asesorar al Gobierno de Haití sobre la manera de promover y fortalecer la estabilidad política y la buena gobernanza, incluido el Estado de derecho, como sus predecesoras, también de sugerir formas para preservar y fomentar un entorno pacífico y estable, incluso facilitando un diálogo nacional inclusivo.
Con una treintena de miembros, su anuncio llega en un contexto sociopolítico adverso, en el cual se multiplican las peticiones de renuncia al presidente Jovenel Moïse, salpicado por un escándalo de corrupción y malversación de los fondos públicos.
Mientras crece el descontento popular, la inseguridad y proliferan las manifestaciones antigubernamentales, la ONU también pretende formular estrategias para contrarrestar los abusos de los derechos humanos, combatir la corrupción y apoyar al Gobierno en la planificación y celebración de elecciones ‘libres, justas y transparentes’.
Analistas se preguntan si será capaz de cumplir sus ambiciosos objetivos, teniendo en cuenta los resultados globales de la intervención en la nación caribeña, y la supuesta necesidad de permanecer en el país a toda costa.
arb/ane
*Corresponsal jefa de Prensa Latina en Haití.