Carmen Ibarlucea / Plataforma La Tortura No Es Cultura •  Cultura •  10/03/2019

Feminismo Antitaurino

Ilustres mujeres de la historia Española mostraron su posición contraria a las corridas de toros. La Plataforma La Tortura No es Cultura quiere recordarlas de la mano de Juan Ignacio Codina Segovia “Pan y Toros. Breve historia del pensamiento antitaurino español”.

Feminismo Antitaurino

Una de las reivindicaciones del movimiento feminista es el papel activo de las mujeres en el desarrollo de la Historia. Una de las líneas de trabajo, en pos de la igualdad real, es recuperar la memoria de los hecho realizados por mujeres y de los nombres propios de las mujeres que en el pasado asumieron ser las protagonistas de sus propias vidas. 

Lamentablemente va a ser difícil recomponer el verdadero mapa de este protagonismo conjunto, de hombres y mujeres por igual, ya que durante miles de años el sistema patriarcal negó a las mujeres el acceso a la lectura y a la escritura, herramientas básicas para nutrir la mente y para poner en orden las ideas. 

Afortunadamente, desde que la imprenta llevó los libros al ámbito doméstico, donde las mujeres estaban relegadas, el acceso de estas a la cultura fue imparable, y por ello fue también una llave para lo que podría considerarse como una prisión sin rejas. 

Es de sobra conocido que las primeras feministas al tomar conciencia de su papel secundario en la sociedad, también se hicieron conscientes de lo que supone de inhumano cualquier forma de explotación de las otras vidas y de los otros cuerpos. También es evidente que a día de hoy el movimiento en defensa de los derechos de los animales está compuesto en más de un 80% por mujeres, y a esto es también una realidad en el movimiento antitaurino. Sin embargo, al recurrir a una lista de personas famosas, la proporción de nombres propios es inversa, y la mayor parte de las citas antitaurinas reproducen palabras masculinas. 

La Plataforma La Tortura No Es Cultura (LTNEC), este año 2019 ha querido recuperar el legado antitaurino de mujeres de nuestra Historia, lo que afirman no ha sido fácil. Agradecen para ello la ayuda de Juan Ignacio Codina Segovia, que en su libro “Pan y Toros. Breve historia del pensamiento antitaurino español” (Plaza y Valdes 2018) dedica un capítulo a las mujeres que se mostraron públicamente en contra de la tauromaquia. 

El Dr. Codina menciona a cuatro mujeres, Cecilia Böhl de Faber, Carolina Coronado, Emilia Pardo Bazán y María Luisa Castellanos, a la que la plataforma antitaurina ha añadido a la pensadora Concepción Arenal. En este primer acercamiento se encuentran cinco mujeres que en Andalucía, Extremadura, Galicia y Asturias ya se declaraban abiertamente sensibles al sufrimiento del toro y en contra de unas fiestas que les parecían un síntoma de decadencia.

En pleno siglo XIX Concepción Arenal, una mujer que siempre se vestía de hombre, declaraba demoledoramente “En la plaza hay una fiesta, pero no para el toro”. 

Esta recopilación de expresiones contra la crueldad de los espectáculos taurinos en otros periodos de nuestra historia demuestra que el movimiento antitaurino no es algo nuevo, sino que existe desde el principio y que la mujeres, como víctimas de la opresión vieron en la explotación de los animales un reflejo de su propia situación, empatizando con ellos y saliendo en su defensa. 

Según afirma la presidenta de LTNEC, Carmen Ibalurcea, «Mujeres y animales hemos sufrido durante miles de años la misma objetivación, y por ello cuando tomamos plena conciencia de que vivimos en un sistema que nos obliga a vivir para el beneficio y el placer de otros, no podemos evitar querer liberarnos y liberarlos, por un principio de justicia elemental: lo que no quieres para ti, no lo quieras para los demás.» 

Como animalistas y feministas denuncian que la tauromaquia y lo que le rodea esté rodeada de un halo machista donde la mujer estaba relegada a un papel de admiradora del torero. Defienden que la violencia es la misma, independientemente de la víctima y que la igualdad social real nos traerá también una relación empática con el resto de seres vivos. Por eso en el camino a esa sociedad justa y sostenible, acabar con la tauromaquia en todas sus formas, como expresión de violencia hacia un ser sintiente por el mero objetivo del entretenimiento es un paso urgente e imprescindible.


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