Francisco González Tejera •  Memoria Histórica •  28/09/2018

Paul Preston y el fascinante olor de la mierda

Es muy complicado sintetizar en estas líneas todo lo que dijo Preston, su opinión respetable por supuesto, pero que patina sobremanera, cuando se dice ante familiares de personas asesinadas por el franquismo, miles de canarios que sin que hubiera confrontación armada fueron arrojados a pozos, simas, agujeros volcánicos, fosas comunes, cunetas, al mar…, que el prestigioso historiador ni siquiera mencionó, tampoco el presidente Clavijo y su ridícula presentación hablando de lo bien que iba Canarias a todos los niveles dijo nada, parecía como si en estas islas no se hubiera producido un brutal genocidio orquestado por la oligarquía, Falange, Acción Ciudadana, la Iglesia Católica y el criminal ejército sedicioso que protagonizó el golpe de estado fascista de julio de 1936.

Paul Preston y el fascinante olor de la mierda
Un Paul Preston, enchaquetado y encorbatado a pesar de los 30 grados de calor, pletórico junto a un presidente de Canarias con las manos manchadas de cientos de escándalos llegaron entre cámaras y un sospechoso glamur a la sala Adán Martín, posiblemente habían comido juntos en alguno de los restaurantes de lujo de Santa Cruz de Tenerife. El inglés presume de ser admirador de la buena mesa, de los cinco tenedores y afirma sin rubor que su obesidad casi mórbida es fruto desde 1969 de lo que considera “la buena cocina española”.
 
A esta conferencia de Preston fuimos invitados por correo electrónico las asociaciones de memoria histórica de las islas, yo no pensaba asistir por mis problemas de salud, por conocer los ladridos neoliberales del susodicho historiador, pero un buen amigo se empeñó y al final compramos un par de billetes y nos desplazamos a la isla de Tenerife por un día.
 
El evento estaba blindado, ningún medio de comunicación publicó ni una línea previa al acto, no hubo difusión, solo una escueta nota en la web del Gobierno de Canarias, como si hubiera miedo a que asistiera gente discrepante, disidente con el Régimen, que pudiera decir algo “inadecuado” si se hubiera producido un debate posterior, pero nada de nada, todo lo contrario, en cada silla había un pequeño cuestionario donde se podían escribir las preguntas para evitar cualquier coloquio con el público asistente, de esas preguntas él moderador, que era otro empaquetado británico, seleccionó supuestamente las menos problemáticas y eso fue todo, todo controlado, hasta el último detalle.
 
Un salón abarrotado de cargos públicos del gobierno canario, asesores, secretarias, el pomposo Capitán General de Canarias, algún cura, viejos rockeros del PSOE, varios antiguos falangistas de PP-Cs-CC, tipos y tipas con las mejores galas, supuestamente empresarios “amigos” del “¿Cómo va lo mío?”.
 
Pocos estudiantes y algunos historiadores de los que callan la boca por miedo a perder cualquier “trabajillo”, para no enturbiar sus burdas relaciones con la oligarquía, con los podridos poderes fácticos de la isla hermana.
 
A uno de ellos que conocía le comenté al final mi indignación sobre la conferencia y miraba hacia los lados por si alguien me escuchaba, juro que hablé bajito, pero el elemento tenía miedo a que lo vieran charlando con un loco radical, tal vez un comunista, encima nieto y sobrino de asesinados por el fascismo en Canarias.
 
Es muy complicado sintetizar en estas líneas todo lo que dijo Preston, su opinión respetable por supuesto, pero que patina sobremanera, cuando se dice ante familiares de personas asesinadas por el franquismo, miles de canarios que sin que hubiera confrontación armada fueron arrojados a pozos, simas, agujeros volcánicos, fosas comunes, cunetas, al mar…, que el prestigioso historiador ni siquiera mencionó, tampoco el presidente Clavijo y su ridícula presentación hablando de lo bien que iba Canarias a todos los niveles dijo nada, parecía como si en estas islas no se hubiera producido un brutal genocidio orquestado por la oligarquía, Falange, Acción Ciudadana, la Iglesia Católica y el criminal ejército sedicioso que protagonizó el golpe de estado fascista de julio de 1936.
 
Preston apoltronado en el cómodo sillón, parecía semidormido, tal vez la excesiva gordura, cuasi aburrido, como que tenía la barriga bien llena del papeo con Clavijo, hasta podría haber parecido normal alguna histórica ventosidad, pero al momento comenzó a eructar sus opiniones, insisto respetables para que no se molesten los puristas y amigos del Régimen, pero que no por ello se debe evitar la crítica contra un tipo que se ha hecho millonario escribiendo sobre la Guerra Civil Española.
 
Según Preston en su conferencia “el franquismo no es fascismo”, “fue solo un sistema autoritario”, en ese instante me acordé de mis familiares asesinados, de los cientos de miles en todo el estado, el segundo país después de Camboya en número de desaparecidos en cunetas y fosas comunes. Pero nada según el orondo historiador “eso solo era un régimen autoritario”, algo suavecito, casi una democracia podríamos decir.
 
También afirmó que “el Valle de los Caídos no se debía tocar, porque era una de las maravillas del mundo”, “que no había que demoler los monumentos del franquismo, más bien “resignificarlos”, ni quitar las calles con los nombres de los asesinos fascistas, no comentó nada de que hay una Ley de Memoria Histórica que ha costado tanto que se empiece a cumplir.
 
Luego se metió de cabeza en una defensa a ultranza del Borbón viejo, si el de las cientos de amantes, la venta de armas y asesino de Elefantes, con todo tipo de alabanzas, que era su preferido o algo así, que le encantaba todo lo que había hecho en su vida, que era un paladín de la libertad y tal y tal y tal, en ese momento el que casi vomita fui yo, pero me contuve porque protocolo nos sentó en primera fila y podía manchar a los ponentes.
 
Según Preston el franquismo no fue siempre igual, tuvo etapas de “dictablanda”, que cuando vino en el 69 vivió un Madrid maravilloso, con mucha fiesta y buena comida, omitió hablar, no porque no lo supiera, de que la dictadura fascista de Franco estuvo matando desde el principio hasta el final.
 
Posiblemente mientras Preston se hinchaba a cocido madrileño en los 60 justo en ese preciso instante torturaban a algún comunista, anarquista, socialista, en cualquiera de los centros de tortura del Régimen, en el momento de los postres y la borrachera de vino y licor eran fusilados cientos de luchadores por la libertad.
 
Pero a Preston pareció darle igual, la visión de su España Franquista no es tan negativa, “la transición fue modélica”, dijo, aunque perdonara a tanto asesino y torturador fascista, aunque esta pseudodemocracia haya derivado en una cleptocracia donde la corrupción inunda cada estamento, desde el más pequeño Ayuntamiento a la mismísima Casa Real.
 
En definitiva, Paul Preston volvió a Canarias después de quince años, según dijo la encontró genial con su acento de Liverpool, con un importante crecimiento económico, no dijo nada de que estas islas baten récords en exclusión social, desahucios, corrupción política, desempleo, destrucción del medio natural, especulación urbanística, fracaso escolar, suicidios por motivos económicos, hambre infantil, familias enteras sin ningún tipo de ingresos, etc., etc.
 
Ahí terminó todo, entre risas, el Presidente Clavijo se levantó eufórico para darle un estrecho abrazo, todo había salido super, ningún disidente les jodió su elitista acto, nosotros nos fuimos, no aplaudimos, se nos notaba en la cara el enfado ante tantas mentiras, ante tanta humillación a las cientos de miles de víctimas del franquismo en Canarias y en todo el estado español, aún en el barco entre la olas atlánticas seguíamos sin entender como alguien con ese nivel intelectual puede caer tan bajo.
 
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