Redacción •  Actualidad •  14/04/2017

Fuerzas políticas republicanas de Elche llaman a marchar por la república

"En este 14 de Abril celebramos los 86 años de la proclamación de la Segunda República. Rendimos así, en primer lugar, un merecido homenaje a quienes impulsaron aquel período de progreso político y social desconocido hasta entonces en España, y lo defendieron hasta sus últimas consecuencias frente al fascismo."

Fuerzas políticas republicanas de Elche llaman a marchar por la república

Fuerzas republicanas de Elche entre las que se encuentran EUPV – Federación Republicanos (RPS) – JCE (m-l) – PCE (m-l), PCPV y República en Marcha han expresado que «en este 14 de Abril celebramos los 86 años de la proclamación de la Segunda República. Rendimos así, en primer lugar, un merecido homenaje a quienes impulsaron aquel período de progreso político y social desconocido hasta entonces en España, y lo defendieron hasta sus últimas consecuencias frente al fascismo. Pero, además, la República sigue siendo, aún hoy, un punto de referencia en nuestra acción política colectiva, en la construcción de un futuro mejor para nuestros pueblos.

Lo vimos en 2014, cuando el régimen hacía aguas por todas partes y la monarquía era identificada, de forma muy mayoritaria, con la corrupción que siempre la ha caracterizado. En aquel momento, sin embargo, la promesa de una posible victoria electoral, la ambigüedad, la inacción cómplice y la abdicación forzada del Borbón –que goza hoy de total impunidad para sus delitos, gracias a su condición de “emérito”–, permitieron a la monarquía y a sus partidos lacayos sortear la crisis, a cambio de un nuevo equilibrio parlamentario. Los llamamientos de dirigentes de la izquierda -«ahora no toca hablar de República»– y las esperanzas electoralistas acabaron por retirar a jóvenes, mujeres, trabajadores… de las calles, repitiendo la maniobra de la Transición: algo había cambiado, pero en esencia todo seguía igual. La acción del Estado así lo certifica, condenando la libertad de expresión de los antifascistas y las actividades de sindicalistas, mientras trata con guante de seda a los corruptos de Bankia y a la familia real; o cuando lanza todas sus armas contra el intento de la población catalana de decidir sobre su propio destino, mientras da rienda suelta a la explotación de los trabajadores, especialmente jóvenes. De esta manera, demuestra por enésima vez su origen franquista, sancionado por el Borbón desde 1969 al reconocer la «legitimidad del 18 de julio».

Así pues, la experiencia reciente nos demuestra que la República es, hoy por hoy, la salida posible y necesaria a las injusticias cotidianas que golpean a las clases populares. No hay salida laboral, social y económica a la crisis del 2008 y sus consecuencias dentro de la actual configuración de la UE y del modelo capitalista neoliberal, y no hay alternativa a la corrupción y a la precariedad, ni solución democrática a los problemas de los pueblos de España, dentro de un régimen enraizado en el franquismo como es el de la Constitución de 1978. Es cierto que los ayuntamientos y gobiernos autónomos «del cambio» han conseguido algunas mejoras; pero pronto han tropezado con los límites impuestos por el régimen monárquico, empezando por el artículo 135 de la Constitución del 78, que impone el pago de la deuda financiera por encima de las necesidades sociales.

La alternativa pasa por la organización, la toma de conciencia y la intervención política de las clases populares, para la toma del poder por un pueblo que hoy lo delega en elites políticas y culturales al servicio de la oligarquía financiera; y ese fin sólo es posible con un Estado Popular: la República es el paso imprescindible para romper con el régimen heredero del franquismo y crear el Estado Popular y Federal que contribuya a solucionar los problemas de nuestro país y nuestro pueblo, y lo haga desde una clara soberanía, no al servicio de los burócratas de Bruselas, las eléctricas, los bancos y sus capataces.

Hoy, a 86 años de la proclamación de la República, nos encontramos en una mejor situación para conseguir este objetivo: se va recuperando la movilización popular y son ya muchas las personas que van tomando conciencia de la necesidad de superar las ilusiones electoralistas para hacer posibles transformaciones profundas, de manera que se está superando la atonía dominante en los dos últimos años.
Pero, para lograrlo, es necesario reforzar la organización de las clases populares, impulsar la unidad republicana y desarrollar la movilización en torno a un objetivo político general, evitando la dispersión de las fuerzas de nuestra clase. Dado que el camino hacia la República pasa por la Unidad Popular y la ruptura democrática, es fundamental construir organización sobre la base de los movimientos populares y las fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda, politizando y movilizando los sectores populares para que hagan suyo el programa de ruptura hacia la República. Se trata de que esa Unidad Popular sea capaz, en fin, de plantear la lucha política en todos los ámbitos, incluido el institucional, promoviendo instrumentos que permitan avanzar hacia la ruptura con la monarquía y hacia la proclamación de la República, tales como asambleas populares a nivel de municipio, asambleas de electos y municipios o cualesquiera otras que vayan en esa dirección de ruptura y de inicio de un proceso popular constituyente.

Para definir la transformación que permita avanzar a las clases populares, el movimiento republicano comparte un programa común, que contempla los siguientes puntos:

  • Programa de choque contra la crisis, para impulsar el desarrollo económico y social, y apoyar y proteger a las personas y familias más afectadas por la crisis.
  • Restablecimiento de la soberanía popular, anulando de forma inmediata las leyes de excepción que son utilizadas para acallar la indignación de nuestros pueblos, como la Ley de Partidos, la ley mordaza y la reforma del Código Penal.
  • Derecho de autodeterminación de los pueblos, para que decidan libremente si quieren construir juntos un futuro común y poner fin al enfrentamiento.
  • Independencia Nacional frente a los grandes poderes que dictan la política internacional, como la OTAN.
  • Apertura de un proceso constituyente que ponga fin al régimen de 1978 y a su Constitución, claramente superados por la historia; que devuelva la voz al pueblo para determinar la forma de Estado y garantizar la democracia, el derecho a la autodeterminación, el control democrático de las instituciones, la reforma agraria aún pendiente, el control público y la nacionalización de los sectores económicos estratégicos,  el control efectivo y la participación de la ciudadanía en las cuestiones que le afectan. Una constitución que sirva de base para un futuro de progreso.
  • Recuperación de la memoria histórica, para reivindicar como inalienable patrimonio colectivo la lucha y el sacrificio de todos los luchadores  asesinados, perseguidos y damnificados por la dictadura franquista, y para poner fin a la impunidad del franquismo.
  • Rechazo a la Europa del capital, que desprecia a los refugiados y nos ata a las imposiciones de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo.
  • Por la República, con carácter laico, democrático, popular y federal, resultado de ese proceso constituyente.
  • La construcción de una potente Unidad Popular que se plantee la ruptura con el régimen del 78 y el objetivo de la República, junto a este programa, son los ejes de la necesaria alternativa para nuestros pueblos.»

III República /