El sermón genocida de Trump
En la cúpula de Davos, Trump ha proclamado: “Yo pongo EEUU primero y los demás deben hacer lo mismo con sus países”. Esto parece, pero es en realidad hoy es una criminal falsificación de la regla de oro moral: “Amar al prójimo como a ti mismo”. Primero, porque hay quienes se aman tan mal que sacrifican su misma vida por un premio eterno, como los terroristas; y que así no tienen escrúpulos en sacrificar la vida de los demás. Y segundo porque el prójimo, el próximo, debe ser y es cada vez más no sólo el de tu cada, tu pueblo, tu nación o estado, sino el mundo entero; es una burla siniestra dar cada vez más cosas a los de tu rica casa mientras pasan hambre e incluso mueren de ella y guerras millones de seres humanos.
Sólo el más cruel racismo, que considera “agujeros negros” un aparte importante de los niños, mujeres y hombres del planeta, puede llegar a proponer como norma a los dirigentes mundiales esa enorme perversión de la regla de oro moral, ese deliberado genocidio de gran parte de nuestros contemporáneos.