Sobre los policías que odian a Carmena

No.
No se puede ser un servidor público, garante del orden, estar armado, y abrazar una ideología que no solo se halla claramente excluida de nuestra constitución, sino que incluso es visceralmente enemiga de la misma.
No se puede ser más ruin ni más cobarde que aquel que intenta culpar del escándalo al honrado policía que ha denunciado a sus impresentables compañeros.
No se puede consentir que insulten gravemente y amenacen entre otros a nuestra alcaldesa, en la confianza y seguridad no ya solo de quedar impunes, sino de que su emponzoñado mensaje sería jaleado y aplaudido por la mayoría de sus noctámbulos compañeros.
No se puede tolerar que sus “sindicatos”, esgriman como excusa un sacrosanto derecho a la intimidad y desprecien la alarma social causada arguyendo que los tremendos mensajes han sido contemplados “fuera de contexto”.
No se puede ya mirar para otro lado. Es como la famosa camisa del rey desnudo, pero al revés; nadie quiere ver la camisa que desgraciadamente portan, azul de una extrema derecha aún latente tras más de cuarenta años desde el tránsito de su añorado dictador a mejor vida (nunca mejor dicho), para todos.
No se puede tolerar que aun hoy en día, como los hechos tozudamente revelan, esa perversa ideología anide en una parte muy significativa del personal de nuestros ejércitos y de las otras fuerzas de seguridad del estado.
No hay nada más estúpido que tener un enemigo pagado. Creo que ya ha llegado el momento, fallecidos ya casi todos los que tomaron parte activa en la guerra civil, sin que nadie nos pueda acusar por ello de revanchismo, de acometer una profunda revisión del tipo de personas a los que tenemos encomendada nuestra seguridad. Y con toda la amabilidad del mundo, agradecerles a los que se detecte, o como suelen presumir, a los que den valientemente un paso al frente, los buenos servicios prestados, concediéndoles a todos ellos un merecido retiro anticipado. No sería ningún dispendio, se trataría en todo caso de una magnifica inversión. Es un gasto absolutamente justificado que este país todavía se puede (y se debe) permitir.
No es nada prudente seguir calentando las víboras bajo la chaqueta.
No.
Anáfora
Del lat. anaphŏra, y este del griego ἀναφορά anaphorá; literalmente ‘repetición'(R.A.E.).
El arráez
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