El acoso escolar es otro síntoma de una sociedad profundamente enferma
No se puede admitir la violencia en el hogar, ni la violencia en el trabajo, ni la violencia en las escuelas. Es inaceptable.
Mis hijos siempre son un motivo de orgullo para mí, uno de los momentos de orgullo fue cuando mí hijo me contó que se había presentado voluntario como mediador en el instituto para colaborar en la resolución de conflictos entre los compañeros, entrar una hora antes muchos martes por la tarde para ayudar a cualquier compañero de cualquier curso que lo necesite me dice que algo he hecho bien en la vida.
El acoso escolar es otro síntoma de una sociedad enferma que necesita ser repensada y reconstruida en cuanto a valores y capacidad de empatizar, no solo en el Estado español, en el mundo entero hemos convertido la sociedad en una selva donde sobrevivir se hace cada vez más complicado y vivir con dignidad se hace imposible. «No es sano estar bien adaptado a una sociedad enferma», es un sistema para psicópatas y sociópatas no para seres humanos.
Es un crimen que el suicidio sea la primera causa de muerte y no sea una prioridad, que no se hable todos los días de esta problemática en el parlamento, que la silencien los medios de comunicación, que no se valore la salud mental y que no se cuestione una sociedad que sigue enfermando a mucha gente y matando a tantas personas.
Y es una tragedia que niños decidan suicidarse por el acoso y el maltrato continuado, porque alguien ha decidido convertir su vida en un infierno y destruir su inocencia, la infancia debe ser sagrada y todos tenemos la responsabilidad y la obligación de protegerla, no solo a nuestros hijos a quienes debemos educar en el respeto y la empatía, todos los menores son una responsabilidad de toda la sociedad.
Según el Observatorio del Suicidio en España, esta es la primera causa de muerte no natural en nuestro país, con más de 4.000 fallecimientos al año, una media de 11 cada día.
La realidad entre los más jóvenes es alarmante. El suicidio es la primera causa de muerte entre quienes tienen de 14 a 28 años, entre 2019 y 2021 se produjo un aumento del 32,35% en el número de suicidios en adolescentes (de 12 a 17 años), pasando de 34 a 45 fallecidos por esta causa. Detrás de estos números, muchos expertos apuntan al acoso escolar como una de las causas. El túnel del suicidio es multicausal y nunca puede atribuirse a una única razón, pero, en los menores, el acoso escolar se presenta como un importante riesgo. Según el último Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) de la Fundación ANAR, el 70% de los estudiantes con ideación suicida declaró haber sufrido maltrato en el colegio.
La depresión es como caerse a un pozo profundo y oscuro, sin saber como ha podido pasar y que algunos piensen que es culpa tuya por caerte al pozo o que te acuse de que lo has hecho a propósito. Con la diferencia de que cuando alguien se cae a un pozo se ponen los medios para sacarlo y en el caso de las enfermedades mentales no se hace.
Los protocolos son insuficientes, inútiles, no se usan, no hay medios humanos ni formación suficiente entre los docentes, no es un problema actual lleva ocurriendo desde siempre, pero un país que quiere ser «primer mundo» debe ser un lugar mejor donde vivir, y lo primero a proteger deben ser nuestros niños, nuestros menores, que son el futuro.
En España a nadie le importa la salud mental, con una sanidad pública degradada intencionalmente con afán privatizador, la salud mental siempre ha estado a la cola mientras los efectos de una sociedad cada vez con más presión psicológica iban destruyendo mentes y vidas.
Hay más muertes por suicidios que por accidentes de tráfico, pero es un dato que raramente se tiene en cuenta, las estadísticas de accidentes de circulación son comunes, pero los suicidios son un drama que esconder, tapar, a los que no se les busca ni explicación, ni una solución.
La Sanidad es cada día peor en general, un desastre que llega tarde para los enfermos y no se hace una verdadera labor de prevención.
La salud mental ha sido siempre la gran olvidada, un tabú también para los gobiernos, aún siendo una fuente de sufrimiento para cada día más enfermos y familias abandonadas a su suerte.
Es una sociedad que no deja tiempo para vivir, con un alto nivel de estrés, competitiva, frustrante, donde los problemas laborales, económicos y familiares son reales llevando al limite a unas mentes cansadas. Estoy convencido de que el tratamiento no puede ser solo farmacológico.
No hay una generación de cristal, lo que pasa es que educamos a nuestros hijos para que sean seres humanos con empatía capaces de construir un mundo mejor, para que luego se encuentren con que vivimos en una sociedad inhumana, sin empatía, hipócrita, salvaje y sin valores donde solo cuenta el dinero.
Cuando te rompes una pierna sabes lo que te pasa, saben lo que te pasa, y nadie va a exigir que te pongas a correr con una pierna rota, por ahora por lo menos, pero con la salud mental es muy diferente, porque ponerse en el lugar del otro en una sociedad incapaz de empatizar con el sufrimiento ajeno y cada vez más individualista parece como pedir peras al olmo.