Juan Torres López •  Opinión •  20/05/2025

Última clase

Esta mañana he recibido una llamada de un número desconocido. Al contestar, enseguida una voz masculina me pide antes que nada disculpas por haberme llamado. Me dice que lee habitualmente lo que escribo y que estaba preocupado porque no le llegaba nada desde hacía tiempo. Me sentí conmovido porque no esperaba recibir semejante muestra de afecto y yo diría que de cuidado. Por eso escribo estas letras por si acaso le ha pasado lo mismo a otras personas.

Le he dicho que lo único que sucede es que he tenido que dejar a un lado mis artículos de actualidad. Diversas razones me han ido atrasando la terminación de un libro que tengo comprometido entregar en las próximas semanas a mi editor Roger Domingo (espóiler: va de alternativas y de esperanza, sin olvidar las dificultades) y me he tenido que concentrar en esta tarea. A la cual se han añadido las propias de un final de curso que está siendo muy especial: el pasado viernes 16 impartí mi última clase en la Universidad.

Vivo días de intensidad y enclaustramiento, reflexionando mucho sobre lo que ocurre en el mundo y especialmente en la economía. Me cuesta, como casi siempre, convertir mis dudas constantes en ideas y estas en frases claras y didácticas para el nuevo libro. Mucho más ahora, cuando lo hago impregnado constantemente de recuerdos, de cientos de imágenes que van y vienen, mostrándome en una décima de segundo alegrías y penas, personas, situaciones, hechos, retos de tantos y tantos años vividos, creo yo, tan intensamente.

Espero acabar pronto este libro que ya sí será el último en mi condición de profesor en activo para poder retomar cuanto antes otros proyectos que tengo en mente para cuando, a partir de octubre próximo, pase a la jubilosa situación de jubilado. Aún me siento con fuerzas y, sobre todo, con ganas de escribir, así que seguiré haciéndolo en esta web y en donde pueda.

Nunca he hecho un cálculo exacto del total de alumnos a los que he dado clase en estos casi 48 años de vida universitaria. Quizá entre cinco y siete mil. Tampoco sé el de quienes han aprendido un poco de economía a través de mis manuales o asistiendo a mis charlas. En total, me parece que son unas quince, así que bastantes más que mis alumnos de clase, en España y América Latina. De las charlas que he dado nunca eché cuentas, han sido muchísimas e incontables también las personas a las que he tenido el privilegio de dirigirme para pensar en voz alta junto a ellas. Obviamente, no me puedo despedir presencialmente de todas ellas, así que lo he hecho solamente con las alumnas y alumnos que he tenido en este segundo cuatrimestre. Tuvieron la amabilidad de hacerse una foto conmigo al concluir el curso y creo que no les importará que me permita compartirla como recuerdo y despedida. Se acabaron las clases, pero todavía quedan tareas pendientes, seguir estudiando y escribiendo hasta el último día, alguna conferencia y  presidir un tribunal de tesis doctoral. ¡Nos seguiremos leyendo pronto por aquí!

Fuente: Ultima clase


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