Tamer Sarkis Fernández •  Opinión •  17/04/2020

Entender el proyecto globalista del imperialismo para entender el ejercicio político contra siria y circulante a través de siria

En el 74º aniversario de la independencia de la ras (17 de abril de 2020):

Entender el proyecto globalista del imperialismo para entender el ejercicio político contra siria y circulante a través de siria.

  1. Partir del paradigma de la competencia entre actores (compañías, actores regionales e internacionales…) para explicar lo fundamental de la acción Política contra la República Árabe de Siria, significa partir de unas bases históricas mundiales ya superadas. No digo que sean bases liquidadas, sino incorporadas al presente y al mismo tiempo superadas. Las grandes potencias forman hoy parte de algo mucho más rotundo todavía de aquello que fueron los viejos choques inter-imperialistas o incluso entre hegemonías.

  2. Conozco la teoría del Gran Tablero cuya disputa estaría centrada en la Isla Global, y creo que hay parte de verdad en lo que se refiere a los antagonismos entre fracciones por una posición geo-territorial más aventajada en cuanto al reparto de botines. También en lo que se refiere a concurrir por factores de producción que abaratan las «externalidades negativas» de las inversiones industriales/bursátiles.

  3. Éstas últimas inversiones duales (de capitales mercantiles y de capitales financieros), por cierto, no son «separables». Ni siquiera ya desde Lenin (El imperialismo, fase última del capitalismo), quien aun así sólo atisbó/vivió los proto-rudimentos de la fusión global elitista actual en un solo proyecto de funcionamiento, aplicado a sociologías diversas: a sociologías europeas, árabes laicas, hispánicas, centroeuropeas, escandinavas, al arco de países de la vieja Indochina, mesoamericanas, a la despectivamente llamada Deep America del Middle-West no integralmente formateado por ahora a la funcionalidad globalista, etc. Tanto como aplicado también a latitudes inter-continentales.
  1. Sin embargo, y más fundamentalmente, es incorrecto fragmentar, en el pensamiento, el circuito de producción de plusvalía y asimismo de captación de recursos (materiales, políticos, territoriales, de futuro…) como contraprestación a un pago IMPOSIBLE de la GENERACIÓN financiera crediticia de valor de cambio. Por supuesto que dicho circuito es multi-actorial y, por tanto, inter-actorial. Y esa condición interactorial es, también, de conflicto, derivado de la competencia de la que da cuenta la Teoría del Tablero.
  1. Aún con ello, es básicamente (infra-estructuralmente) incorrecto pensar Europa (u otros territorios) desde el prisma de «para los americanos», o «para los chinos», o «para la UE», etc., etc., etc… Ese lenguaje-representación carece radicalmente de sentido, desde el momento en que la racionalidad del poder y de su proyecto (el Globalismo) no es conjuntos de geografía (política, económica…) a poseer para acumular sus derivados o sus activos. Se trata de una racionalidad que, en cambio, atraviesa las geografías y las acomoda a su propio concepto político no geográfico ya, sino de circuito global.

  1. Las instituciones USA en la sombra, sus corporaciones de interés en el seno del mismo Departamento de Estado, la CIA, sus fracciones más intervencionistas, no son ACTORES. SON VECTORES. Vectores que, juntamente a otros interesados a nivel global, y no necesariamente estadounidenses, acometen un re-diseño sociológico y sociocultural selectivo de las regiones del Globo, a fin de dotarse de las condiciones óptimas (de cariz étnico, de debilidad, de luchas intra-poblacionales, de inversiones, mercantiles, etc.) para mover a los grupos humanos y nacionales (cuando los dejan persistir) al compás del fluir de la conversión de los más variopintos aspectos de la vida en Valor.

  1. Sin ir más lejos, la metáfora clásica del Estado como el brazo políticomilitar que concentra a la clase monopolista proyectando su ser-en-el-mundo, ya no funciona en la realidad. Hoy día, la norma es que el antagonismo sea entre el propio Estado (las grandes potencias para empezar) versus «sus» «propios» gigantes corporativos. USA es paradigma de este antagonismo, donde lo bueno y hasta aquello necesario y básico para sus monopolios e inversionistas es antitético a la razón de Estado y a sus fuentes de riqueza, de captación fiscal, de garantía de solvencia mercantil interna, de concordancia social, de mínima cohesión poblacional, de pervivencia autoritativa política e institucional, etc.

  1. Consecutivamente, las grandes corporaciones se alinean (porque están fundamentalmente -esto es, MATERIALMENTE- alineadas con corporaciones lesivas para el Estado «propio», y hasta con Estados terceros cuyos afanes son adversos a ese Estado “propio” a un nivel de disputa por factores de producción y por politizar ciertos territorios -y en ese plano menor sí tiene la Teoría del Tablero algo que decirnos todavía.

  1. Por esa precisa consideración primera, tampoco es real ni es racional a fecha de hoy la metáfora clásica del «poder económico» (¿?) como acumulación -como fuerza productiva/centrípeta gigantesca. Esto es así completamente al margen de que, en un nivel subjetivo (actores económicos, sociedades) e inter-subjectivo (alianzas y concurrencias entre compañías, bloques…) los países (las clases, las corporaciones, los Estados…) sí estén obviamente interesados en procesar capitales y acrecentarlos para sí bajo la matriz englobante de racionalidad unitaria en lo económico, lo sociológico, lo demográfico y lo sociocultural.

  1. Esta última racionalidad unitaria, por sentado, contiene en sí una especialización al detalle de los territorios, las demografías, la mezcolanza intercultural rentable en términos de entropía o más en general de control, las luchas entre grupos humanos devenidos en intraversión de solidaridad exclusivista consigo mismos (y precisamente moldeados en ello por la Variable identitaria, o pluri-identitaria o trans-identitaria en el ADN del proyecto de globalismo).

  2. Para empezar, «poder económico» forma parte de una representación primitiva y radicalmente incompleta del Poder a día de hoy (tal vez hace tiempo esa representación fuera un tanto más fidedigna; creo que nunca lo ha sido). Por definición, el Poder es una totalidad. Y ahora mismo, quienes fueron los grandes actores ya no son actores, en el sentido de que no son el alfa y omega de la racionalidad política, y ni muchísimo menos con fines propios discrecionales acumulativos.

  3. Por supuesto, hay territorios donde fracciones condensan grandes fracciones de capitales, igual que en todo circuito hay condensadores. Por supuesto que existen instituciones catalizadoras de los procesos políticos, igual que en un circuito se colocan aceleradores. Ni unos ni otros VECTORES están por encima (ni son la finalidad) de la racionalidad del circuito. Son ni más ni menos que piezas del circuito, integradas e inseparablemente integrativas en la medida que entre sus funciones consta la de integrar/moldear tramos terceros del circuito a través de su acción EJECUTIVA política.

  1. Siguiendo con lo mismo, la razón de Estado a fecha de hoy capitaneada por un gobierno estadounidense escindido respecto de las necesidades apremiantes de los inversionistas transnacionales USA, no pasa por una Europa débil, sino al contrario. El gobierno capitalista Nacional estadounidense querría, por propio interés comercial suya interna y precisamente contra la amenaza globalista, que Europa fuera al menos lo bastante fuerte como para no ser simplemente un comprador ruinoso de artículos baratos a mansalva manejados por el propio globalismo -y una Europa adquisidora de sus microcréditos para sobrellevar una vida de miseria encima empeñada. Lo que engorda al globalismo, es un arma contra la nación estadounidense y contra sus fuerzas productivas y de mercado INTERIORES.

  2. Por lo explicado con anterioridad en términos de funcionamiento del Poder y de su proyecto global, no tiene sentido decir que Trump quiere una Europa «a sus pies». Pues Europa sólo es subsumible a fuerzas con el Poder; con EL PODER, por antonomasia hoy día. Con el Poder de transformar Europa a imagen y semejanza de las propias capacidades de politización portadas por esas fuerzas «abiertas»; no (solamente ni fundamentalmente) por un Estado (y por mucha capacidad de intervención que, obviamente, posee dicho Estado).

  3. Igual que en El manifiesto comunista afirma Marx en relación a la vieja burguesía: ella transforma el Mundo a su imagen y semejanza… Ahora existe una clase global, o élite, con su oferta monopolista de mecanismos de «vida» para las distintas poblaciones. «Oferta» es un decir, puesto que su idea es eliminar cualquier contrarréplica a su «oferta»-modelo, y de paso ganar dinero con sus transnacionales formateadoras de la vida (desde la salud al tratamiento de aguas…). Para ello, deben desecar cualquier fuerza productiva y de capital humano fáctica o potencialmente nacionales, erigiendo así su oferta en verdadera «ley del embudo».

  4. Esa ganancia debe encontrar, en los exiguos fondos de los trabajadores europeos, aún fondos sonoros de bolsillo con que nutrirse, y eso sería inconciliable con la miseria de los salarios si no fuera por la miseria de las mercancías (y para ello está el Oriente como fábrica mundial). Verán los lectores, de paso, la irracionalidad inherente a la vieja dicotomía «occidente» versus «oriente» para pintar las contradicciones entre «la humanidad no occidental» y un «imperialismo» radicado en «occidente». El globalismo, transformando la Grand Politik en procesos globales, ha dado identidad global también al antagonismo central.

 

Tengo intención de dar continuidad a este escrito en lo que versa de la aplicación de sus tesis a los procesos sufridos por Siria a día de hoy. Ello se hará en la próxima entrega de análisis a partir de las bases fundamentales establecidas.

¡LARGA VIDA A LA NACIÓN!

¡NO A SUBSUMIR A LAS POBLACIONES BAJO ENCAJE DEL CIRCUITO GLOBAL!

SIRIA VENCERÁ.

Tamer Sarkis Fernández.

15 de abril de 2020.

COMITÈ ANTIIMPERIALISTA.

 


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