Carlos Donatto •  Opinión •  29/04/2023

El sandinismo y la paz

El sandinismo y la paz

El pueblo de Nicaragua y su Gobierno Sandinista, han declarado el 19 de abril, como el día de la paz nicaragüense. En este mismo sentido, cuando en el 2014 los líderes de la CELAC declararon nuestra región como zona de paz, estaban interpretando adecuadamente las aspiraciones y deseos más profundos de los Pueblos de América Latina y el Caribe. Esto, es válido para Colombia que, en la actualidad, está tratando de concretar un proceso de paz total, que traiga consigo, no sólo el cese definitivo de la violencia, sino que, a partir de la consolidación de la paz, afianzar un modelo social, político, económico y cultural que sea garantía de un desarrollo justo para todos.

La paz, es una condición básica para que los pueblos avancen y progresen. Esta premisa, el hermano país de Nicaragua y, particularmente el Gobierno Sandinista, presidido por el Comandante Daniel Ortega y la Vicepresidenta, Rosario Murillo, igualmente, lo ha interpretado íntegramente. Tomando en cuenta esto, podemos afirmar que el Sandinismo a lo largo de su historia, siempre ha optado por la paz. nos explicaremos.

Son múltiples los gestos vinculados directamente con la paz, efectuados por el sandinismo, desde el General Sandino hasta la actualidad. Los acuerdos de paz que firma el General en favor del bienestar y el entendimiento de los nicaragüenses, después de su gesta histórica, inauguran esta tradición, inician este camino en el devenir político del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Otros gestos realizados por el sandinismo dignos de mencionar por ser verdaderos hitos históricos en la cultura política del país centroamericano son: las elecciones de 1984, las de 1990 y los acuerdos suscritos en este contexto, así como las decisiones y opciones de paz que el Gobierno Sandinista toma durante el fallido intento de Golpe de Estado en el 2018, perpetrado por un grupo de traidores, entreguistas, en contubernio con la embajada yanqui y parte de la cúpula de la iglesia católica y empresarial.

Es debido a este último acontecimiento, con el ánimo de hacer prevalecer la cultura de paz, por encima del odio, la violencia y el terror que promueve Estados Unidos y sus adláteres internos en países que no se subordinan a sus dictados, que el Estado nicaragüense, por medio del Gobierno Sandinista y la Asamblea Nacional declararon el 19 de abril, como Día de la Paz en Nicaragua.

Historiemos un poco para comprender la importancia de Declarar el 19 de abril, como día de la Paz en el hermano país centroamericano. Las elecciones de 1984, el Comandante Daniel Ortega las impulsa con el objetivo de que el imperialismo estadounidense, en ese momento presidido por el actor Ronald Reagan, detuviera la guerra financiada, entrenada y apadrinada por ellos en contra de la Revolución. No obstante, el imperialismo, siendo fiel a su indignidad y trampas, más bien acrecentó la guerra, incrementó el financiamiento y la agresión en contra de la patria sandinista.

Ahora bien, el gesto, la acción, la práctica sandinista, era coherente con el principio de la búsqueda de la paz y el bienestar para su pueblo. Esas elecciones de 1984, no solo inauguraban la época de las votaciones libres, transparentes, democráticas en el país, también emitían un mensaje de legitimidad y legalidad popular en cuanto el pueblo nicaragüense junto a su Revolución, exigía al imperialismo que detuviera la guerra, que Nicaragua estaba optando cívicamente por su derecho de vivir en paz.

Siguiente hito. Elecciones de 1990. Fueron otra demostración a carta cabal de la incesante búsqueda de la paz de parte del Sandinismo. No solo por los acuerdos suscritos, sino porque el Comandante Ortega, volvía a poner por delante el bienestar y el derecho a la paz para su pueblo. Una vez más le dijo al imperialismo yanqui que optaba por la tranquilidad, hasta el punto que en el momento en el que se debatió si se debía entregar el poder, el Comandante Daniel Ortega (lo ha dicho públicamente) decide: irse a la oposición, desde ahí defender los derechos del pueblo, sabiendo que el gobierno oligárquico y pro yanqui de la UNO, venía a arrebatárselos a la ciudadanía y, paralelamente reforzar el partido, al movimiento sandinista, para alcanzar el gobierno, como el mismo lo había instituido en 1984, por la vía electoral. Y, así sucedió.

La resistencia a los gobiernos neoliberales en Nicaragua los cuales, coludidos con el imperio estadounidense que, envalentonado pregonaba el llamado fin de la historia, la muerte de las utopías, no fue fácil para el sandinismo. El Comandante Daniel, se puso al frente del fortalecimiento del sandinismo y mantuvo encendida la llama de lucha y las aspiraciones de la gente a seguir optando por la paz, para trabajar y prosperar con dignidad y soberanía.

Pese a las presiones ejercidas por el imperialismo estadounidense (nada más y nada menos que el funesto Colin Powell se trasladaba a Nicaragua a tratar de atemorizar al pueblo) en contubernio con la oligarquía local, durante las sucesivas elecciones nicaragüenses después de 1990, con el propósito de que la ciudadanía no votara al FSLN, en el 2006, el pueblo nicaragüense dijo no al amedrentamiento yanqui y, el FSLN, retornó por vía electoral, al gobierno.

En esta ocasión, el gesto para y con la paz de parte del sandinismo, no sólo fue llevar como fórmula presidencial a un ex dirigente de la contrarrevolución, sino que, su gobierno se distinguió por ser un gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional. Esa ha sido su divisa distintiva. Atinadamente, el sandinismo emite un mensaje: la paz se construye y se cuida en cada acto y, elementos como la reconciliación y la unidad, son vitales para la cultura de paz.

Esa Paz, ha sido primordial para la promoción del desarrollo humano en Nicaragua a partir del 2007. El país centroamericano empezó a experimentar un desarrollo armónico que ha mejorado la calidad de vida y de oportunidades para los sectores sociales menos favorecidos. El Gobierno Sandinista impulsa un modelo que ha implicado alcanzar la justicia económica y social, promoción del medio ambiente sostenible, una democracia social y comunitaria, derechos humanos en su integralidad, respeto a la diversidad cultural y que coloca a la paz, como principio consustancial de lo humano.

Con esta perspectiva y logros, el sandinismo ha venido avanzando desde que retorna al gobierno. No es hasta el 2018 que esta paz, que estos avances trataron de ser truncados, una vez más por los imperialistas/colonialistas/depredadores de siempre y, nuevamente en complicidad interna de los entreguistas, los que históricamente han pedido invasiones en el país. Estos pequeños grupos (puchos los denominó atinadamente la vicepresidenta Rosario Murillo) quienes no soportan que los postergados, como decía Sandino, conduzcan al país por el camino correcto, se aventuraron a una intentona golpista sangrienta, en las que hordas enloquecidas, endemoniadas mataron, torturaron, quemaron familias enteras, secuestraron poblaciones, destruyeron instituciones, se autonombraron ministros, diputados, magistrados y hasta los obispos le leyeron la cartilla del golpe al presidente Ortega, entre tantos otros desatinos y destrucciones siniestras.

En ese momento crítico ¿qué prevaleció en el sandinismo? resplandeció su legendaria cultura de paz y estoica disciplina. La militancia sandinista, aun siendo víctima de parte de los grupos enloquecidos no se dejaron provocar, el presidente Daniel Ortega y la Vicepresidenta Rosario Murillo, como dirigentes sensatos, por medio acertadas decisiones y apelando a la resistencia de su pueblo evitaron un baño de sangre, una mayor destrucción del país.

Sobresalió la mesura, la ponderación, la calma y la experiencia en la cultura de paz, aunado al uso constitucional de las leyes y las fuerzas del orden en compañía del pueblo organizado para desalojar los tranques de la muerte, como les nombró la misma gente, puesto que, en estos, se cometieron horrendos crímenes, muchos de ellos vigilados, conducidos y bendecidos por los propios curas. Mediante estos mecanismos y teniendo por delante la defensa del pueblo, se derrotó el intento de golpe.

El gobierno sandinista actuó en nombre de su pueblo, lo protegió, se valió de su vocación de paz para desmontar el criminal plan de los Estados Unidos, con sus servidores internos. Y la paz volvió a brillar en Nicaragua. En este sentido, el Estado nicaragüense tomó acciones (que el entramado imperial y sus medios de propaganda atacan) para que, el mismo imperialismo no tuviera más oportunidad de comprar a unos pocos a lo interno del país, mediante los cuales intentar volver a sembrar el terror. De esta forma Nicaragua venció otra agresión imperialista.

Debido a esto, se entiende y celebra que el hermano país, no sólo declare la paz, sino que, mediante esta declaración y sus hechos se comprueba que, para el sandinismo, la paz es mucho más que un concepto: es el pivote central de su gobierno, por medio del cual establece su convivencia pacífica como sociedad para avanzar, y, es la razón de ser de su quehacer político, por lo cual, le es esencial preservarla, tanto como bien humano superior y como fin en sí misma.

Al término de esta reflexión, estamos cumpliendo, además con el deseo del pueblo colombiano y del presidente Gustavo Petro, de alcanzar la paz total, la cual es una postura inalterable para toda nuestra región.

Este artículo solo tiene un responsable. He querido expresar mi criterio en un tema de tanto interés para todos los que amamos, la Justicia, el progreso social y el amor entre los pueblos…

Felicito al Gobierno del presidente Daniel Ortega, a la vicepresidenta Rosario Murillo y a todo su pueblo; quienes construyen su propia Revolución, sin interferencias extranjeras, respetando la libre determinación de los pueblos.

Hago votos, por el logro de ese maravilloso objetivo, el cual fortalecerá las relaciones, entre todos los hermanos de Nuestra América.

Carlos Donatto es articulista, escritor, poeta colombiano, miembro de la Red-Plataforma de Solidaridad Con Nicaragua y el FSLN y Secretario de Relaciones Internacionales Boyacá con Cuba – Iván Mora Godoy.


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