Redacción •  Actualidad •  20/04/2020

La Red Solidaria de acogida lanza la campaña “Olvidadas por el virus” para visibilizar la situación y las resistencias de las migrantes en frontera

El colectivo ciudadano lanza una campaña de concienciación y denuncia sobre la situación de las personas migrantes en fronteras para redes. Para ello, ha elaborado una serie de infografías que irán publicando diariamente en sus redes y las de colectivos afines.

La Red Solidaria de acogida lanza la campaña “Olvidadas por el virus” para visibilizar la situación y las resistencias de las migrantes en frontera

No solo se ponen de relieve las problemáticas que sufren estas personas atrapadas, maltratadas y hacinadas en fronteras; sino también las resistencias y alternativas que ellas mismas han desarrollado para empoderarse, apoyarse mutuamente y salir adelante.

Esta pandemia está llevando al límite la situación de muchos de los 272 millones de migrantes internacionales en todo el mundo. Las personas desplazadas internamente y a través de las fronteras están particularmente en riesgo, y con esta campaña, la Red Solidaria de Acogida (RSA) quiere recordar que estos millones de personas, tanto dentro como en la proximidad de las fronteras españolas y europeas, siguen resistiendo.

La primera pareja de infografías están centradas en el Mediterráneo Central y la frontera natural que hace el cementerio más numeroso del mundo, este mar, con Libia. El abandono a su destino en el peligroso suelo libio al que tantas personas que migran están abocadas; los retrasos y graves faltas en las operaciones de rescate en el Mediterráneo central y la importancia de priorizar las operaciones de rescate marítimo a nivel europeo es la situación más urgente a la que la UE y la humanidad ha de hacer frente.

El segundo territorio donde la emergencia se hace dramática es Grecia, en cuyo campo de refugiados de Moria (Lesvos) más de 200.000 personas sobreviven hacinadas, sin la ayuda de muchas de las entidades voluntarias que trabajaban en todas las islas, que han debido irse por la crisis sanitaria. Como respuesta, han sido las propias refugiadas las que han fabricado 58.000 mascarillas en Moria y otras 17.000 destinadas a Quíos y Samos.

El tercer punto que la RSA no quiere olvidar es la frontera de los Balcanes; donde la situación es muy preocupante debido al cierre total de las fronteras croatas, razón por la que miles de personas continúan atrapadas en Bosnia y Serbia. Allí, grupos de migrantes y locales auto organizados cosen mascarillas y ayudan en algunos de los campos.

Ya dentro de las fronteras españolas, en la Frontera Sur, las duras condiciones de vida durante estos días de encierro las están pagando en gran medida las personas migrantes. En Ceuta y Melilla, por ejemplo, se hacinan en los centros de acogida y los CETIs. Afortunadamente la solidaridad vecinal ha hecho que muchas porteadoras atrapadas en frontera encuentren donde alojarse mediante redes vecinales de acogida.

Ya en territorio peninsular, y como última pareja de infografías, nos centramos en la situación que las personas migrantes han de sufrir: criminalizadas, explotadas, perseguidas, incluso desechables en marcos como en Almería o Huelva, donde lxs jornalerxs agrícolas son víctima de explotación laboral y violaciones, mientras la Ley de Extranjería ampara un racismo institucional. Aun asi, colectivos civiles como la RSA, el Sindicato de Manteros, CIESNo o iniciativas antirracistas reivindican la capacidad de agencia de las personas migrantes y racializadas en territorio estatal.

Lxs Olvidadxs del Virus

En estos momentos de pandemia sanitaria causada por el Covid-19; la atención política, mediática, sanitaria, económica y social está centrada casi totalmente en limitar los contagios, salvar el mayor número de vidas posibles y contener posibles desastres económicos.

Sin embargo, es nuestro deber como Red Solidaria de Acogida poner el foco en otra situación que no solo es pandémica sino también histórica y mucho más contagiosa y mortal que el Coronavirus: las dinámicas de violencia, que, cual virus, expanden racismo y xenofobia, acumulan cuerpos sin vida ahogados en el Mar Mediterráneo; atrapan a miles de personas que huyen de violentos conflictos armados y guerras en campos de refugiados y en (las cada vez más crueles) fronteras; violando y esclavizando a miles de mujeres que intentan llegar a destinos más seguros para sus vidas.

Desde el privilegiado confinamiento en nuestras casas, rodeadas de comodidades y con acceso constante a recursos de todo tipo, queremos poner la mirada en cómo viven estos tiempos de pandemia las personas bloqueadas en fronteras europeas y, en general, las personas cada vez más olvidadas de este virus. Para ello, compartiremos información sobre distintas latitudes y territorios, tanto de fronteras externas como internas de Europa, con el fin de reivindicar y visibilizar migrantes y refugiadas y denunciar los responsables de esta grave vulneración de derechos humanos: la Unión Europea y sus estados miembros.

Denunciamos el posicionamiento -y la falta del mismo en numerosas ocasiones- de la Unión Europea y de los estados miembros, una vez más excluyendo, invisibilizando, criminalizando y matando a miles de personas migrantes y refugiadas mediante violentas políticas de la muerte. Demostrando así que algunas vidas valen más que otras y que algunas personas merecen vivir y otras no.

Pretendemos con esta campaña visibilizar el hacinamiento, la violencia y las condiciones inhumanas que caracterizan los campos de refugiados en Grecia y en los Balcanes exigiendo su inmediata evacuación. La decisión política de poner los campos en cuarentena total los convierte en verdaderos centros de detención y hacinamiento, obligando a miles de personas a un encierro que pone en riesgo sus vidas. Denunciamos la instrumentalización de la crisis sanitaria del Covid-19 por parte del gobierno italiano, quien se ha aprovechado de la situación para declararse un país no seguro y así cerrar sus puertos, violando la leyes internacionales y abandonando a su destino a quienes se encuentran a la deriva en el Mediterráneo central. Asimismo, consideramos intolerables las graves violaciones de Derechos Humanos que sufren las personas bloqueadas en suelo libio bajo la mirada cómplice de la indiferencia que proporciona la comunidad internacional. Denunciamos también las duras condiciones de vida durante estos días de encierro en la frontera sur española, exigiendo la evacuación de los CETIs y centros de acogida a menores a territorio peninsular.

Condenamos la violencia sistemática a la que se enfrentan las personas migrantes y refugiadas aquí, en territorio peninsular, a causa de un sistema de asilo colapsado y una ley de extranjería perversa que perpetúa la ilegalidad de algunas personas y que la causa un virus, como decíamos, histórico, que es el racismo institucional

Sin embargo, al igual que no queremos cerrar los ojos ante estas personas que la pandemia ha dejado atrás, tampoco queremos olvidar las prácticas de lucha y resistencias que ya existían o que están apareciendo en este momento de crisis sanitaria reivindicando la existencia de todas estas personas violentamente invisibilizadas y abandonadas: la autoorganización de las mismas refugiadas en los campos griegos; el crecimiento de las fuertes redes de apoyo mutuo que se han puesto en marcha en muchos barrios de nuestras ciudades; el constante ruido de organizaciones sociales denunciando la violencia son algunos ejemplos de resistencia. Los CIEs vacíos casi por completo son una muestra de estas luchas. Miles de personas, aún atrapadas y oprimidas siguen sobreviviendo, malviviendo y luchando para defender su derecho a existir, mostrándonos su fuerza, reivindicando sus (re)existencias.

Nosotras no queremos olvidarnos de ellas,somos testigos de la fuerza y la resiliencia de las miles de personas que aunque atrapadas y oprimidas siguen sobreviviendo y luchando para defender y reivindicar su derecho a existir, porque si algo deberíamos estar aprendiendo de esta grave situación es lo que siempre ha sido nuestra lucha: que todas las vidas valen y nadie se puede quedar atrás, ni ahora ni cuando esto acabe.

 


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