Redacción •  Actualidad •  26/11/2021

Rechazan el resultado del proyecto de remodelación de la Plaza de España en Madrid

  • Ecologistas en Acción manifiesta su preocupación ante aspectos medioambientales, patrimoniales y sociales del resultado final.
  • El Ayuntamiento de Madrid ha destruido más de 100 ejemplares de arbolado en buen estado de conservación.
  • La organización ecologista rechaza un modelo de intervención en los espacios públicos urbanos basado en la imagen institucional y la mercantilización.
Rechazan el resultado del proyecto de remodelación de la Plaza de España en Madrid

Ante el acto de inauguración orquestado por el Ayuntamiento de Madrid el pasado 22 de Noviembre, Ecologistas en Acción Madrid manifiesta su rechazo a este modelo de intervención en los espacios públicos urbanos basado en la imagen institucional y la mercantilización, y no en las necesidades ciudadanas, los criterios ambientales y el respeto al patrimonio.

Lo que mal empieza

Ante el proceso de toma de decisión por parte de la anterior corporación municipal, a finales de 2015 y principios de 2016 ya se cuestionó la necesidad de un proyecto de remodelación global de la plaza, demandando un proyecto más contenido de mejora y pequeñas reformas. Ecologistas en Acción Madrid, al igual que muchos colectivos y entidades ciudadanas, criticó entonces el simulacro de proceso democrático que el Ayuntamiento puso en marcha para la selección de la propuesta técnica, donde de hecho se impuso la decisión previa municipal de realizar una intervención a todas luces excesiva.

Tras dos años y medio de obras y con un coste económico de 74,2 millones de euros, el resultado no está a la altura: la Plaza ahora inaugurada ha perdido capacidad de acogida y estancia, ha visto drásticamente reducido el volumen y la calidad de su vegetación, y presenta en su cara más transitada (al este) una explanada vacía, ejemplo de esa tendencia a urbanizar el espacio público con grandes superficies de pavimentos duros que tanto daño ha hecho a nuestras ciudades y que impedirá un uso social confortable y acogedor, como lugar de encuentro y estancia, en la mayor parte de su superficie.

Una mala gestión del arbolado

Ecologistas en Acción lleva desde 2019 advirtiendo de irregularidades y mala praxis en la conservación y protección del arbolado existente. Más de cien árboles que se encontraban en perfecto estado de conservación han desparecido de su localización original, y existe preocupación ante el estado de aquellos que se han conservado, incluyendo magnolios, catalpas, cipreses, cedros, olivos, liquidámbares, calocedros, zumaques, árboles del amor y palmeras.

Ecologistas en Acción lleva años denunciando cómo sistemáticamente en las obras de acondicionamiento y mejora del espacio público se actúa con negligencia en materia de protección del arbolado existente, ante todo en lo referente a las raíces del arbolado. Preocupa el efecto de la reconfiguración de la bajada de cota de suelo en las raíces de los ejemplares, su salud y longevidad.

La precipitación en la apertura de la plaza ha supuesto, además, que muchas de las áreas ajardinadas se encuentren sin plantación ninguna, e incluso sin tierra vegetal, a la espera de la terminación de las obras, habiéndose perdido también centenares de arbustos.

Plaza de España antes de la reforma culminada por José Luis Martínez-Almeida

Desnaturalización urbana

Ecologistas en Acción Madrid calcula que la superficie de áreas ajardinadas vegetada es un 10% menor en la plaza remodelada respecto a su estado original. Esto se produce a pesar de que el proyecto ha ganado espacio para el peatón, lo que subraya la idea de que el nuevo diseño es una oportunidad perdida para generar un espacio verde significativo para la ciudad de Madrid.

En el contexto de crisis climática y de pérdida de biodiversidad en el que nos encontramos inmersos, la trasformación de las ciudades y su espacio público deben ir siempre hermanadas con la jardinería ecológica y la protección de la masa arbórea. Ecologistas en Acción Madrid defiende que existen medidas baratas y efectivas que aún se pueden incorporar al diseño para impulsar la biodiversidad local, especialmente para la conservación de insectos.

La remodelación de la plaza ha conllevado también la desaparición de los recursos acuáticos previamente existentes, cuyo interés no era únicamente patrimonial, en tanto que piezas de mobiliario e ingeniería urbana, sino también ambiental y sobre todo climático. Los efectos de las masas de agua superficiales en un clima seco como el de Madrid son beneficiosos para la mitigación de los efectos del cambio climático y la reducción de las altas temperaturas en verano. Su eliminación supone un paso atrás en la adaptación de Madrid a la emergencia ecológica.

Mercantilización y chapuzas patrimoniales

La inclusión de un pabellón que será utilizado como negocio de hostelería ocupando fragmento significativo de la plaza es un nuevo signo de la mercantilización (y, lógicamente, privatización), del espacio público. Se presume que una buena parte de la plaza será ocupada por terrazas, en un lugar que hasta ahora había conseguido escapar a esa creciente epidemia del espacio público.

En el transcurso de la obra se han desvelado, junto a importantes elementos patrimoniales, las imprevisiones de la administración a la hora de abordar actuaciones en ámbitos tan cargados de historia y restos arqueológicos valiosos como este con unas cautelas y criterios de preservación adecuados. Es el caso de los sótanos del Palacio de Godoy, de las caballerizas de la Regalada, de tiempos de Felipe II, o de los cimientos del cuartel de San Gil (en la propia Plaza), que han sido trasladados.

Ecologistas en Acción Madrid denuncia que el acto mismo de ‘inauguración’ desvela un oportunismo institucional: el proyecto de la plaza forma parte – y así se ha publicitado reiteradamente – de un proyecto mucho más amplio que está inacabado y que por lo tanto es imposible valorar actualmente. Tiempo habrá de apreciar el proyecto en su conjunto, una vez realmente concluido, cuando se conozcan también sus resultados tanto en términos de movilidad como de costes finales.