Redacción •  Actualidad •  23/08/2021

La Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres en solidaridad con las mujeres y niñas afganas

Desde la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres nos unimos al llamamiento a la comunidad internacional para que no se sacrifiquen los logros que tanto les ha costado alcanzar a las mujeres afganas, y que se ofrezcan garantías de refugio, apoyo y protección de sus derechos humanos.

La Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres en solidaridad con las mujeres y niñas afganas
Llamamiento internacional ante la situación de emergencia en Afganistán

La llegada de los talibanes al poder en Afganistán ha puesto en alerta a todas las organizaciones feministas que luchamos cada día por erradicar la terrible violencia que se ejerce contra las mujeres por el mero hecho de serlo. 

El régimen talibán que se impuso desde 1996 hasta el año 2001 implicó una terrible persecución hacia las mujeres: los talibanes prohibieron a las mujeres y niñas los derechos más elementales, como trabajar fuera de casa , el acceso a la educación y la sanidad,  hablar en público y mostrar su cuerpo. 

Sin embargo, los 20 años de ocupación del territorio por parte de las tropas estadounidenses y sus aliados de la OTAN, no han supuesto la panacea para las mujeres, sobre todo en las zonas rurales, donde su situación no ha mejorado mucho, aunque sí se han producido ciertos avances en las áreas urbanas donde muchas mujeres han podido acceder a la universidad y al trabajo, ostentar cargos públicos o participar en política. 

Conviene recordar datos que explican por qué Afganistán es uno de los países más peligrosos para la vida de las mujeres: dos tercios de las jóvenes afganas no están escolarizadas, el 80 por ciento de las mujeres siguen siendo analfabetas, más de la mitad han sufrido violencia machista en el seno de su propia familia y afrontan matrimonios forzosos antes de los 16 años.

La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA), lleva denunciando la vulneración de los derechos de las mujeres y niñas afganas desde 1977, y leyendo la lista de restricciones y maltratos que imponen los talibanes a las mujeres, podemos hacernos una idea de la infernal vida que les espera si no hacemos nada para impedirlo. 

En Afganistán no hay leyes que defiendan a las mujeres. Los maltratos, las agresiones y los abusos no terminan en un juicio, sino en tribunales talibanes o “mecanismos tradicionales de solución de controversias” integrados por hombres que discriminan sistemáticamente a las mujeres. 

Con este panorama previo esbozado, no nos engañemos, los talibanes solo son la cara más salvaje del machismo estructural incrustado en la sociedad afgana.  El resultado es una cultura de permanente impunidad de los delitos contra la mujer y de los abusos a los derechos de la mujeres y niñas. 

Durante todos estos años muchísimas mujeres activistas, periodistas,  políticas, juezas y diputadas han sido inhabilitadas en el parlamento y ahora se enfrentan a la persecución, a la violencia y a las amenazas de muerte inminentes de los talibanes.

Desde la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres nos unimos al llamamiento a la comunidad internacional para que no se sacrifiquen los logros que tanto les ha costado alcanzar a las mujeres afganas, y que se ofrezcan garantías de refugio, apoyo y protección de sus derechos humanos.

En esta línea, la Comisión se ha adherido a los manifiestos emitidos por: FÓRUM de Política Feminista y periodistas activistas en colaboración con Clásicas y Modernas para exigir a los gobiernos que abran sus puertas y protejan a las mujeres y niñas afganas. 

No basta con que los gobiernos u organismos internacionales muestren su indignación públicamente, sino que, ante cualquier atentado a los derechos humanos, se imponga la toma de decisiones políticas y medidas urgentes. 

Por todo lo expuesto anteriormente, ante esta crisis humanitaria en la que no podemos mirar hacia otro lado y abandonar a las mujeres a su suerte, exigimos a los gobiernos e instituciones competentes, la adopción de medidas urgentes y en especial: 

– Mantener abiertas las fronteras para que todas las personas que deseen abandonar Afganistán, huyendo de un poder fanático impuesto por la fuerza de las armas, puedan hacerlo en condiciones de seguridad.– Diseñar e implantar de manera urgente, un plan de asilo y acogida a la ciudadanía afgana, siendo especialmente ágil y directa en el caso de las mujeres y niñas en especial situación de riesgo, sea por haber desempeñado tareas profesionales prohibidas por los talibanes, asistido a escuelas y universidades u otros motivos.

– Velar porque se respete el derecho de las mujeres en Afganistán a circular libremente y con seguridad, y a seguir estudiando y trabajando sin restricciones ni temor a represalias.

– Prevenir, investigar, castigar y conceder una indemnización por los actos de violencia cometidos contra las mujeres y niñas.

– Promover la cooperación internacional para eliminar la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica.

– Garantizar a través de un compromiso público que no se sacrificarán los derechos de las mujeres, especificando que cualquier acuerdo político deberá garantizar de forma explícita los derechos de las mujeres. 

– La aplicación de los principios de igualdad que rigen el Convenio de Estambul y el cumplimiento de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) a la que Afganistán se adhirió sin reservas en 2003.


CIMTM /