César Pérez Navarro •  Actualidad •  02/08/2018

Según el Eurobarómetro, en España se piensa que el 23,2% de la población es inmigrante, pero la cifra real es el 8,5%

  • La impresión que tienen los europeos en general es parecida en otros países: una sobreestimación exagerada de la cifra real de inmigrantes que residen en cada uno de los estados de la Unión Europea.
  • El país en el que existe una mayor diferencia entre la percepción social y la realidad es precisamente Italia, donde creció la Liga Norte y -por tanto- la propaganda xenófoba ligada a este partido fascista: 24,6% / 6,7%. 
Según el Eurobarómetro, en España se piensa que el 23,2% de la población es inmigrante, pero la cifra real es el 8,5%

La cuenta de Facebook especializada en crítica mediática «No les creas» ha recordado hoy la enorme distancia que existe entre la inmigración real y la percepción que la ciudadanía tiene a partir de diversas influencias, con una gráfica sacada del eurobarómetro. En rojo, el porcentaje de inmigrantes que los encuestados piensan que hay en su país. En azul, el porcentaje real. A continuación se pregunta por quién agita estos fantasmas.

Sin duda, la colocación de la inmigración en la agenda de los grandes grupos mediáticos ha generado cierta alarma social entre la población, pero también el nuevo líder del PP, que estos días compite con su homólogo en Ciudadanos en una carrera por la derecha ideológica y racista, copada en los útimos meses por un tercer partido abiertamente fascista, VOX.

Habría que preguntarse si esta alarma y esta preponderancia del asunto migratorio responde a datos reales y a un aumento considerable de los flujos migratorios desde África y Asia hacia Europa, o -por el contrario- se ha alimentado artificialmente tal y como se hiciera en el pasado con otros temas siempre de «actualidad» como Venezuela a escala internacional o Cataluña a nivel nacional.

Lo cierto es que el Eurobarómetro Standard (otoño 2017), financiado por la Comisión Europea, dice textualmente que «la inmigración tiene en España una aceptación generalmente positiva«: 3 de cada 4 españoles (72%) se manifiestan favorables (frente a un 64% del conjunto del bloque); en el caso de personas de fuera de la UE, el 58% de españoles declara una valoración positiva, mientras que la media general es de solo un 39%.

Es fácil consultar gráficos de Eurostat para hacerse una idea del peso real de la población inmigrante. En España solo había 7 inmigrantes por cada 100 habitantes en 2015, y la cifra ha cambiado poco habida cuenta de las llegadas de extranjeros en los últimos dos o tres años.

Pero ¿Debemos alarmarnos por un supuesto aumento de inmigrantes fruto del llamado «efecto llamada» enarbolado por Pablo Casado o Albert Rivera entre otros? Hasta julio de 2018, llegaron a Europa por mar 55.001 inmigrantes, de ellos 20.992 desembarcaron en España, 18.130 en Italia, 15.528 en Grecia y 108 en Chipre. Es cierto que el número de ingresos a través de las costas españolas aumentó sensiblemente, aunque muchos de esos migrantes se reparten luego por Europa, tal y como pasaba en Grecia o Italia en años anteriores.

Si observamos estadísticas de años anteriores podemos comprobar que este año ha disminuído el número de inmigrantes a la mitad de los que llegaron en 2017, cuando su número se elevó a 111.753, la mayor parte de ellos vía Italia (94.448). La comparativa con 2016 es aún más elocuente. En ese año (y en el mismo período de enero a julio) llegaron más de 250.000 inmigrantes a Europa por el mar (390.432 en todo el año). Es decir, que estamos en cifras casi cinco veces inferiores a las de 2016 en cuanto a la llegada de inmigrantes por mar a Europa pero, sin embargo, la alarma generada por ciertos políticos y partidos a la par que medios de comunicación afines es desmesurada.

La pregunta que sigue es la que considero decisiva: con todo lo dicho ¿Debemos seguir hablando de la inmigración como un «problema», como enfocan muchos medios, o como un motivo para la «alarma» social? Porque hasta aquí, lo único que hemos demostrado es que la inmigración se redujo considerablemente en Europa en los últimos años, y que estamos en una cifra de llegada muy inferior a otros años inmediatos, aunque este año haya aumentado la entrada a través de España. Pero, para ser realistas,¿No deberíamos acoger a los inmigrantes con los brazos abiertos teniendo en cuenta que lo que aportan es positivo?

Los inmigrantes al rescate de la Demografía y Producto Interior Bruto de España

España sufrió en 2017 su mayor pérdida de población. Entre enero y junio de 2017 hubo 32.132 defunciones más que nacimientos, lo que supone el peor saldo vegetativo de la serie histórica en un semestre. La crisis sistémica ha traído a nuestro país una tasa demográfica que cae en picado.

En estos años de recesión económica, la salida de población en edad de procrear ha hundido todavía más rápido las tasas de natalidad. La inmigración es la solución inmediata a esta crisis demográfica que pone en peligro el sostenimiento de las pensiones y de otras estructuras del estado social.

Por otro lado, hay que considerar el impacto de la llegada masiva de inmigrantes en la evolución de una serie de variables económicas en Europa. Un estudio de investigadores del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) que analizó una serie de variables entre 1985 y 2015 demuestra que tanto inmigrantes como refugiados favorecen la actividad económica, aunque las alzas en las estadísticas no son significativas en los primeros años de estancia. Por cada punto de ascenso en la tasa de inmigrantes por cada 1000 habitantes el PIB mejora en los 4 años siguientes llegando a una subida del 0,32% en el segundo año tras la llegada. El trabajo puede consultarse en la revista científica Science Advances.


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