Redacción •  Actualidad •  26/04/2019

Los cruceros a gas no son un turismo sostenible

Entidades sociales y ecologistas, entre las que se encuentra Ecologistas en Acción, consideran una operación de lavado verde la llegada de AIDAnova al Port de Barcelona, el primer crucero propulsado con Gas Natural Licuado (GNL).

Los cruceros a gas no son un turismo sostenible

Ecologistas en Acción, la Plataforma per la Qualitat de l’Aire, la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible y la federación europea Transport and Environment (T&E) recuerdan que el gas natural licuado es un combustible fósil y, por tanto, no puede considerarse una solución ambiental como vienen anunciando las autoridades portuarias. Su uso en el transporte marítimo puede generar emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 9 % superiores al uso del gasóleo marino (MGO), según un informe reciente de T&E.

Por otro lado, si bien el uso del gas es claramente beneficioso de cara a la reducción de emisiones de contaminantes atmosféricos, debería generalizarse al conjunto de cruceros que hacen escala en la ciudad para que tenga un impacto real, que repercuta en una mejora sustancial de la calidad del aire de la ciudad. Sin embargo, según señalan las organizaciones, los buques actuales no pueden transformarse a gas. De las más de 830 escalas previstas y de los 12 nuevos cruceros que se estrenan este año en la ciudad condal, tan solo dos cruceros llegarán propulsados por gas.

La apuesta del Port de Barcelona por el gas es una cortina de humo para ocultar su inacción frente a los altos niveles de contaminación y poder seguir ampliando terminales y batiendo récords en la llegada de cruceristas. Barcelona es el primer destino de cruceros de Europa y del Mediterráneo, con más de tres millones de cruceristas en 2018, y planea seguir creciendo a pesar de la amenaza que supone para la salud humana y de los enormes impactos ambientales y sociales que ocasiona este tipo de turismo masivo para la ciudad.

Por ello, Ecologistas en Acción, la Plataforma per la Qualitat de l’Aire, la Asamblea de Barrios por un turismo sostenible y T&E piden al Port de Barcelona y al Ayuntamiento de Barcelona que revoquen de forma inmediata el acuerdo que prevé la construcción de dos nuevas terminales de megacruceros en el Muelle Adossat y que aprueben una regulación que obligue a los buques a utilizar combustibles con un máximo de 0,1 % de contenido de azufre (en comparación al 1,5 % que utilizan actualmente los barcos de pasajeros) y la instalación de sistemas de postratamiento
de reducción catalítica selectiva (SCR) y filtros de partículas diésel (DPF), que proporcionan resultados similares de reducción de contaminantes al uso del GNL. Un cambio que las navieras pueden hacer de forma inmediata, sin necesidad de infraestructuras en el puerto, y en todas sus naves.

Por último, las organizaciones recuerdan que la emergencia climática no permite invertir en la creación de una nueva infraestructura fósil cuando hay que descarbonizar la infraestructura existente de gas en edificios, calefacciones y centrales térmicas. Promocionar el gas como nuevo combustible en el transporte marítimo va en contra del compromiso que la Unión Europea ha fijado reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en al menos un 80-95 % para 2050 con relación al año 1990. Por este motivo, insisten en su demanda para que se elabore un plan de reducción de la actividad crucerista insostenible con el objetivo de cumplir los estándares de protección de la salud, los compromisos frente a la emergencia climática y revertir los fuertes impactos sociales que ocasiona, como son la masificación del espacio público, la saturación de servicios, los problemas de movilidad, la desaparición del comercio de proximidad y el proceso de gentrificación.

 


Ecologistas en Acción /  turismo sostenible /