Diego Aguilera •  Opinión •  09/08/2021

De Quijotes y de Sanchos. Reflexiones junto al mar de un funcionario interino, Profesor Técnico de Formación Profesional

Hoy amanece un caluroso día en la costa del Azahar, aliviado mínimamente por alguna brisa marina y por la tranquilidad que transmite el mar, buen momento para la reflexión, para pensar en como el último año unas aguas que se presagiaban tranquilas, se han transformado en borrascas contínuas y en nubarrones negros para el futuro del profesorado técnico de formación profesional en particular, y para los profesionales funcionarios interinos en general.

El ataque contra los derechos de los trabajadores de educación, en concreto en la Formación Profesional, viene de lejos. Desde hace años se pretende desplazar de la educación a los Profesionales del sector, en detrimento de cualificaciones universitarias. Esta visión se ha impuesto en la mayoría de las ramas educativas de FP.

Por otra parte, en 2018 comenzó la cruzada para liquidar al profesorado interino, mirando para otro lado ante las Directivas y Sentencias que venían de Europa, disfrazándolo de una estabilización que, años después, se ha comprobado inútil y perjudicial para quienes ejercían la docencia durante años.

Este último año nos hemos encontrado con dos ataques más hacia dicho colectivo por parte del Gobierno de Unidas Podemos-PSOE, más grave aún si cabe.

Por una parte una nueva Ley de Función Pública, que es un ataque directo hacia los interinos y que, una vez más, quiere distraer a Europa con supuestas estabilizaciones mientras se gana tiempo para deshacerse de un personal útil durante años, pero que ahora supone un estorbo ante la llegada de ayudas europeas; una Ley que propone una retorcida estabilización para unos cuantos, que dejará fuera a muchos profesionales bajo la excusa de la estructuralidad de las plazas y que establece un mínimo de 10 años de permanencia, cifra redonda pero alejada de la realidad que impera en el mercado laboral a la hora de sancionar la temporalidad en la empresa privada.

Por otro lado tenemos la nueva Ley de Educación y la nueva Ley de Formación Profesional que, supone la equiparación más que justa de parte del profesorado de Formación Profesional, pero que conlleva, sin justificación alguna, la expulsión de miles de profesores y profesoras, funcionarios interinos.

Nos encontramos ante un Cuerpo de Profesores Técnicos de F.P. al que el Gobierno declara a extinguir, la creación de un nuevo Cuerpo de Especialistas en Sectores Singulares, y la expulsión del sistema de docentes de 19 familias, siendo de especial relevancia que la mayoría de los profesores y profesoras afectados de estas familias superan los 10 años de servicios prestados en las distintas Administraciones docentes, nueva jugada maestra en esta cruzada contra el personal interino.

En ambos casos quienes han encabezado los Ministerios encargados de acometer

semejante atropello han cesado en sus cargos; nos encontramos ante unos Quijotes que han arremetido a sus molinos particulares, que no son otros que el personal interino, y que después han huido en retirada, pero dejando aquí a sus correspondientes Sanchos, que en este proceso han acreditado una actitud más maquiavélica que cervantina.

Disfrutemos ahora del cálido verano, acumulando fuerzas para continuar con nuestra lucha ante estas esperpénticas legislaciones que, en contra de lo que debería ser, no buscan el bien común, ni el interés general, sino que más bien perjudican a la mayoría de los afectados por sus redacciones, unas leyes que puede que cumplan los objetivos que sus redactores se marcaron, pero que dañan a una gran cantidad de ciudadanos; pero tal vez cuando el perjudicado es un simple funcionario interino las conciencias de los legisladores se sientan menos apesadumbradas por estos hechos.

Feliz Verano, Diego Aguilera.

Profesor de FP y presidente de la Asociación Red de Profesorado Técnico de Formación Profesional.


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