Amnistía Internacional •  Vega Alonso •  Memoria Histórica •  18/02/2024

Sophie Scholl, símbolo de la resistencia pacífica en la Alemania nazi

  • Detrás del nombre de Sophie Scholl está la historia de una joven que defendió sus ideas contra el nazismo de una forma pacífica, algo que le costó la vida. Murió en la guillotina con tan solo 21 años acusada de “alta traición”.
Sophie Scholl, símbolo de la resistencia pacífica en la Alemania nazi

¿Su delito? Formar parte de La Rosa Blanca, un movimiento que durante la Segunda Guerra Mundial repartía folletos con mensajes contra el Tercer Reich hasta que la Gestapo los descubrió. Tal día como hoy, un 18 de febrero, se conmemora el aniversario del arresto de sus miembros.

El legado de Sophie Scholl y las actividades de protesta pacífica de La Rosa Blanca convirtieron su figura en un icono de la libertad en Alemania. A pesar de que sus miembros fueron asesinados, el mensaje de La Rosa Blanca sobrevivió. Colegios y calles llevan su nombre -también el de su hermano Hans- recordando su valentía y su papel de resistencia. Su nombre permanece visible en el templo Walhalla, monumento de los alemanes ilustres, y su historia ha sido llevada al teatro y al cine con la película Sophie Scholl: Los últimos días.

La Rosa Blanca, origen y resistencia

Sophie Scholl fue la única mujer de La Rosa Blanca. Cuando tenía doce años, como la mayoría de las niñas de su edad, entró en la Liga de Muchachas Alemanas, organización femenina de las Juventudes Hitlerianas. A medida que fue entendiendo lo que planteaba el nazismo fue tomando una fuerte oposición a Hitler. En 1942 comenzó a estudiar Biología y Filosofía en la Universidad de Múnich, donde empezaron a aparecer panfletos y escritos en las paredes de un movimiento opuesto a la guerra: La Rosa Blanca. Cuando Sophie se enteró de que tras él estaban su hermano Hans y sus amigos, se unió a ellos.

La Rosa Blanca quería ejercer una resistencia no violenta al Tercer Reich. Su objetivo era intentar que la sociedad escuchara otras voces y lograr que otras personas tomaran conciencia de lo que estaba sucediendo. Querían cambiar el mundo con sus ideas. ¿Y cómo lo hacían? El grupo redactaba, reproducía copias y repartía de forma secreta panfletos denunciando el asesinato de personas judías y pidiendo el fin de la guerra. Una utopía en forma de cuartilla.

“Cualquier alemán honesto se avergüenza de su gobierno actual”, “Todas las palabras que salen de la boca de Hitler son mentiras”, “No conseguirán callarnos. Somos la Rosa Blanca, tu mala conciencia, y no te dejaremos en paz”, son algunas de las frases incluidas en las cientos de hojas que distribuyeron en una docena de ciudades, desde Hamburgo, al norte de Alemania, hasta Austria.

El 18 de febrero de 1943 repartieron estos panfletos por los pasillos de la universidad de Medicina de Múnich, coincidiendo con la salida de las aulas del alumnado. Sophie lanzó un puñado desde el último piso y esa lluvia de folios fue su condena y su última acción como parte de La Rosa Blanca.

Un conserje denunció a los hermanos Scholl a la Gestapo, la policía secreta de la Alemania nazi. Sophie y Hans fueron interrogados, y después de un juicio corto, sin opción a tener un abogado, a los cuatro días de ser detenidos, fueron condenados por traición a la patria y sentenciados a la guillotina. Evitaron divulgar la identidad del resto de miembros del grupo, pero las autoridades dieron con ellos de todas formas. En pocos meses todos habían sido ejecutados. Hoy,La Rosa Blanca es sinónimo de la defensa de las ideas de una forma pacífica, de lucha y de libertad. De hecho, en el reverso del escrito de la acusación contra Sophie, la joven escribió una palabra: Libertad.

Es también muy reconocida la última frase que pronunció antes de morir: “Un día tan hermoso y soleado, y yo tengo que irme… ¡Qué importa mi muerte si, a través de nuestros actos, miles de personas se despiertan y se mueven a la acción!”

Vega Alonso (@VegaAlonsoV) es colaboradora de Amnistía Internacional.


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