Inmaculada Sarmiento •  Opinión •  13/12/2016

Tú compras, tú eliges

El 24 de abril del 2013, 1.133 personas murieron y más de 2000 resultaron heridas en el derrumbe industrial Rana Plaza en Bangladesh.

En Turquía y Bulgaria las trabajadoras cobran un salario miserable por largas jornadas laborales en fábricas textiles, su salario ronda entre los 80-160 € al mes o les pagan por prenda fabricada a 0.75 céntimos cada una. En Bangladesh el salario es de 28.60€ al mes, en Centro América de 1.6€ la hora incluso no puedes ir al baño porque te lo descuentan del sueldo.

Se utilizan técnicas muy agresivas para simular un efecto desgastado en tus prendas y estos métodos se llevan a cabo sin ninguna medida de seguridad para los trabajadores y trabajadoras. Utilizan arena pulverizada y esta arena es aspirada por las personas que lo llevan a cabo protegiéndose solo con un trapo que les tapa la nariz y la boca o simplemente no utilizan nada o una simple mascarilla.

Dentro de las fábricas se cierran todas las puertas para que nadie pueda salir a descansar por eso en caso de derrumbamiento o incendio la muerte es casi segura al encontrarse encerradas.

Para obtener los colores y las formas de nuestras prendas se utilizan métodos muy agresivos que se cobran muchas vidas humana y las enfermedad cancerígenas están en aumento constante.

El color negro, ese que tanto te gusta, se obtiene con un producto muy tóxico y dañino para la salud, se les llega a caer el pelo de los brazos y piernas a las personas que están en contacto con ellos e incluso sufren muchos dolores corporales a consecuencia de su utilización. La esperanza de vida de estas personas ronda los 40 años. Yo ya estaría muerta hace tiempo si me hubiese tocada vivir en otro país.

La moda ecológica está de moda pero los campos de algodón orgánico se cultivan al lado de plantaciones donde se utilizan pesticidas, además utilizan a personas de casta inferior para la recogida de este algodón porque es un trabajo muy peligroso. Plantan algodón genéticamente modificado para prescindir de las toxinas. Es imposible que todo el algodón que se vende como orgánico lo sea y aunque lo fuese los tintes que se utilizan son tóxicos por esto es poco probable de que esta ropa sea ecológica.

Todas sabemos lo que está ocurriendo ya que disponemos de la información necesaria para enterarnos, pero cerramos los ojos o nos ponemos excusas para no cambiarlo. Esta dejadez de funciones por parte de los consumidores y consumidoras ayuda a seguir explotando a personas y contribuyendo  a que mueran sin necesidad. Personas con largas jornadas laborales y condiciones pésimas sin posibilidad de formar sindicatos ni manifestarse porque son duramente castigadas.

Sobre todo son las mujeres y las niñas son  las que soportan están condiciones además de sufrir discriminación de género. Son víctimas de un sistema que no se preocupan de las personas y solo atienden a números y al beneficio que obtendrán.

Muy importante son las consecuencias de la contaminación medioambiental y el cambio climático. Esta forma de fabricación no respeta las leyes sobre vertidos tóxicos, utilizan fibras y tintes altamente contaminantes, se usa enormes cantidades de agua y lejía, se explotan las tierras y se utilizan demasiados pesticidas. Muchas de las fibras de nuestra ropa no son biodegradables.

Es muy necesario tomar conciencia de quién hizo tu ropa y de cómo se hizo. El adquirir ropa de mala calidad y muy barata es apoyar a una industria que no es sostenible ni para la mano de obra de la confección ni para el medio ambiente.

Que unos vaqueros los puedas adquirir por 10€ y que te duren una temporada porque se te rompe la cremallera y que te cueste cambiar esa cremallera igual que comprarte unos nuevos nos ha llevado a percibir la ropa como algo desechable.

La industria de la moda se sustenta sobre una  base de explotación laboral y medioambiental, apoyar esta forma de fabricación es como dar de comer a un monstruo que cada vez se hace más grande y poderoso creando desigualdad y sufrimiento para todos y todas. Aunque creas que esa explotación a ti no te llega piensa que la degeneración del planeta es algo global, a todas nos afecta.

El papel como consumidor y consumidora es fundamental y hay que estar pendiente en la forma en que consumimos, para mí es una lucha diaria contra todos los que no se toman en serio la catástrofe que se está produciendo.

Inmaculada Sarmiento. EQUO Córdoba


Opinión /