Redacción •  Galicia •  05/05/2021

La presión social y el activismo en defensa del medio ambiente le ganan la partida al parque eólico de la Serra do Galiñeiro

La empresa ourensana Terra do Vento renuncia a instalar los 13 aerogeneradores previstos en el área de influencia de Vigo tras el anuncio de la Xunta de que no tramitará la instalación por la existencia de numerosos informes negativos. 

La presión social y el activismo en defensa del medio ambiente le ganan la partida al parque eólico de la Serra do Galiñeiro

Bajo la denominación del parque eólico TV-20 Serra do Galiñeiro, la infraestructura pone fin a más de diez años de polémicas tras su adjudicación en el concurso eólico de 2010 y la lucha interminente de miles de vecinos, decenas de asociaciones y formaciones políticas contra el proyecto.

En noviembre de 2020, el Insituto de Estudos Miñoráns (IEM) lanzó un manifiesto apoyado por más de 60 organizaciones de toda Galicia como la Plataforma pola protección da Serra do Galiñeiro, SOS Serra da Groba, la Sociedade Galega de Historia Natural, ADEGA, Amigos da Terra o Salvemos Cabana lanzando una voz de alerta sobre lo que la instalación de parques eólicos a gran escala en la Serra do Galiñeiro, y en la vecina de A Groba, con 13 y 44 aerogeneradores respectivamente.

En el texto de la iniciativa, recordaban que ambos macizos «constituyen un espacio natural de vital importancia en el área sur de la provincia de Pontevedra» que contribuyen a la sostenibilidad del territorio a través de los servicios ecosistémicos que ofrecen además de atraer diariamente «a miles de personas que buscan el disfrute de sus valores medioambientales, patrimoniales y paisajísticos».

Para los colectivos adscritos a la propuesta la instalación de parques eólicos en estos dos enclaves conllevaría «graves e irreparables afecciones al paisaje», además de importantes movimientos de tierra y alteración de cursos de aguas superficiales o subterráneos», además de importantes problemas de reciclaje de materiales tras la vida útil de estas infraestructuras.

Por otra parte, exponían que las sierras de O Galiñeiro y A Groba albergan una importante comunidad de especies animales y vegetales, algunas de las cuales figuran en en el Catálogo Galego de Especies Amenazadas y en la directiva europea sobre los hábitats silvestres, por lo que «la Administración tiene la obligación de proteger y conservar» ambos parajes.

Sin embargo, a pesar de los inmensos valores naturales y patrimoniales que albergan ambos enclaves, denunciaron que de manera incomprensible «en la actualidad no gozan de ninguna figura de protección», lo que pone de manifiesto «el verdadero interés que las Administraciones públicas tienen por la conservación del patrimonio natural», encontrándose Galicia entre las comunidades con menos territorio protegido en el ámbito de la Red Natura 2000.

Por estos motivos, los colectivos firmantes hicieron constar su rotunda oposición tanto a la instalación del parque eólico en la Serra do Galiñeiro, cancelado a día de hoy, como el impulsado por la empresa Acciona en la Serra da Groba y todavía en tramitación, defendiendo su apuesta por «una verdadera transición energética, sostenible y armónica que tenga en cuenta las singularidades de cada territorio y apueste por un consumo responsable de energía» que sea «justo con la ciudadanía» mostrando asimismo su rechazo «a la industrialización masiva de los espacios naturales públicos».


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