Francisco Tomás González Cabañas •  Opinión •  20/08/2019

Cuando creemos que los españoles son gallegos (una respuesta a Francisco Rosell)

Sucedería lo mismo, sí creemos que todos los Franciscos pertenecemos a una misma orden, sea religiosa, política, o lingüística. Pero la estupidez, es universal, es decir contiene y embarga, hasta lo más granado del mundo, o quiénes se creen estar en la cima de él, y pensar, y más luego escribir, las insensateces más desatinadas, con la seguridad que se imprimirán por obra y gracia de estar allí en tal atalaya, por vaya uno a saber que mérito de la gracia humana.

Seguramente el ejercicio de la razón, ni la comprensión del fenómeno humano, han sido arietes, para que Paco, que tiene la virtud cultural de no escribir el nombre de Borges, no vaya a ser cosa, que como buen súbdito, caiga en el mismo yerro que su rey, que lo rebautizó “José Luis”, garabatee palabras en las columnas dominicales de tan preciado medio, a expensas de poner todo en la misma bolsa, y a fin de cuentas, decirle a sus lectores, quiénes para él son ladrones y que más, ¡joder!, sino fuese por el manual de estilo, seguramente nos mandaría a todos, a “tomar por culo”.

Francisco no se queda en la cita cultural del afamado literato. Se zambulle en las aguas de la historia, en las cloacas de Perón como en las de Eva (tal vez, porque a sus abuelos no les haya tocado las ingentes donaciones realizadas cuando por allí no tenían que comer) y las mezcla, como el General, con mitos griegos y con filósofos, de tal combinación, se va al Reino Unido, toca de paso a Podemos, y vuelve, a Cataluña y sus cuestiones, hermanándolas con lo que cree que está haciendo, un análisis de la situación política-electoral de Argentina, tras las elecciones.

Lo poco atinado de Paco, es la cita al intelectual mexicano, de la verdad por filiación, que él mismo la aplica para sí, y por tanto nos la hace que nos la fumemos.

Tenemos que fumarnos sus palabras, dado que escribe donde lo hace, y por ello consigue la réplica obtenida. Pese a los siglos transcurridos, desde ciertos atriles se sigue pensando que el mundo, es sólo real y verificable desde tal lugar del Atlántico, le ha pasado incluso, al también citado (para ser denostado) Ernesto Laclau, que fue a morir allí, en una contradicción manifiesta, como todas las del ser humano.

Como las expresadas por Martín Fierro, que son la clave del concepto psicoanalítico, las cosas ocurren allí donde no se pronuncian (el tero que pone el huevo en el otro lugar que donde grita) pero para Paco, para el mundo y para los Españoles, que aún siguen creyendo que todos debemos ver tras sus mismos prismas, sólo alcanza con decirlo, con la performatividad de que a partir de sus palabras, los hechos acaecen, suceden.

No tengo el gusto de conocerte Francisco, tampoco me gustaría tratar con un irrespetuoso como te presentan tus palabras, seguramente sí me tuvieses enfrente me dirías, como buen súbdito, ¡porque no te callas!, yo sólo tengo que pedir disculpas a los gallegos, a quiénes por esos designios del humor quedan como más lentos o brutos para el entendimiento (para lo que usé tal metáfora en el presente título), lo único que sé es que España, también se ha conformado y se conforma, de sus otrora terrenos ultramar, de sus nacionalismos, de sus historias, de sus confrontaciones, de sus ladrones y de sus palurdos, Paco, que es lo que te define y desde el noble sector del cuál se pueden leer tus palabras.


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