Redacción •  Actualidad •  07/06/2023

STES-i participa en el Congreso Mundial contra el Neoliberalismo educativo celebrado en Panamá entre el 5 y el 9 de junio

  • El desembarco de las Ed Tech en la Educación, impulsadas por la pandemia, han aprovechado la oportunidad de negocio y la idea de modernidad para imponer nuevas corrientes pseudopedagógicas que suponen en la práctica transformar la escuela en una fábrica de trabajadores y trabajadoras en régimen de auto-explotación al servicio de las compañías transnacionales. Podemos hablar sin rodeos de la expansión de una gobernanza digital.
  • El primer país en paralizar planes globalizados de digitalización ha sido Suecia, donde su ministra de Educación abandona las pantallas y recupera tanto los libros de texto como la escritura a mano, tras los pobres resultados en comprensión lectora que arroja el último informe de PIRLS.
  • El representante estatal de STEs pone el foco en su intervención en la complicidad de los organismos supranacionales para la evaluación de los procesos de enseñanza aprendizaje y el negocio asociado a la innovación educativa, que entiende en sus injustos términos aquello de que “la educación encierra un tesoro”.
STES-i participa en el Congreso Mundial contra el Neoliberalismo educativo celebrado en Panamá entre el 5 y el 9 de junio

Bajo el título: “Estrategias para convertir  la Educación en una mercancía”, el representante estatal de STEs-i –modelo sindical mayoritario en la enseñanza de nuestro país- analizó las similitudes entre nuestro sistema educativo con el resto de países, profundizando en la idea de una progresiva mundialización de la educación  con el pretexto de alentar la convergencia global a través de un modelo competencial con un espacio común de cooperación transfronteriza, que ofrece un reconocimiento mutuo de los periodos de estudio, títulos y cualificaciones obtenidas, una alineación de estándares en toda regla para abordar los retos del siglo XXI, cuando en realidad tiene espurios intereses.

Pero cada vez son más las voces en los distintos continentes que se rebelan contra la idea de considerar la educación como un bien de consumo en lugar de un derecho para evitar que las oportunidades y recursos estén concentrados en manos de aquellos para pueden pagar por ella. Se prioriza el desarrollo de habilidades y competencias específicas para satisfacer las demandas del mercado laboral, en lugar de enfocarse en la educación general y humanística, dotando al alumnado de una cultura que le permite un pensamiento crítico para entender el entorno donde se vive, conocer las injusticias y las causas que las provocan. Por el contrario, se ensalzan conceptos como el “emprendimiento” y la competitividad entre centros, profesorado y el propio alumnado; individualismo puro y duro.

En todos los países, el profesorado sufre campañas de desprestigio en cuanto a su metodología con andanadas como: “están enseñando para un mundo que ya no existe” o; “los trabajos del fututo aún no se han inventado todavía”, proponiendo como alternativa una pedagogía exclusivamente supeditada a las empresas tecnológicas, con unos objetivos económicos, camuflados eso sí como filantrópicos y sociales. La Educación queda como un negocio y es tratada como un producto que se compra y se vende, condenando a la ciudadanía a ser cliente de por vida, como un “pago recurrente» a las grandes compañías a escala planetaria.

Algunos países han empezado a reaccionar, el primero ha sido Suecia, donde su Ministra de Educación –Lotta Edholm- ha decidido paralizar el plan de digitalización tras la “crisis de lectura” evidenciada con la publicación del informe PIRLS (estudio comparativo entre países que mide la comprensión lectora). La medida abandona las pantallas de las aulas y recupera tanto los libros de texto como la escritura a mano. Este comportamiento abunda en la idea que comparten los propios gurús de las tecnológicas, quienes escolarizan a sus hijas e hijos alejados de Tablet y móviles.

Otros asuntos trascendentales como el incremento de la segregación escolar propiciada por las sucesivas externalizaciones y su relación con la creciente desigualdad social, son patrones que se repiten en unos u otros continentes y que son analizados en profundidad en este Congreso Mundial.

De igual modo, aborda otros problemas comunes en todos los territorios: la desregulación de la FP a través de la colaboración “público-privada”, la precarización o “uberización” de la profesión docente, degrada la tarea de enseñar, ya de por sí muy desgastada por la creciente burocracia que viene soportando y los profundos recortes en la inversión educativa y en los derechos laborales que merman la calidad educativa y la motivación del profesorado. También se vienen privatizando servicios públicos como la limpieza de los centros escolares, el transporte, los comedores, el mantenimiento informático o el copago que suponen las tasas universitarias.

Las resoluciones aprobadas tras su finalización, profundizan en la idea de aunar esfuerzos colectivos bajo el lema: “NI SE VENDE NI SE RINDE” para evitar que el profesorado se convierta en un repartidor low cost de una mercancía llamada conocimiento.


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