Redacción •  Actualidad •  06/11/2025

COP30: El multilateralismo climático está en juego en el Amazonas 

  • El 10 de noviembre dará comienzo la 30ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP30) en Belém. Un encuentro que llega en unas relaciones internacionales cada vez más convulsas. La Cumbre del Clima deberá aprobar un Mecanismo de Acción para la Transición Justa.
  • Las consecuencias de la dana del año pasado o los incendios forestales del último año subrayan la importancia de adaptarse y evitar las pérdidas y los daños. 
  • Ecologistas en Acción estará presente en Belém con una delegación en el espacio oficial para dar seguimiento a las negociaciones, y publica un dosier previo a las negociaciones.
COP30: El multilateralismo climático está en juego en el Amazonas 

La COP30 se celebrará en Belém, entre los días 10 y 21 de noviembre, tras unos meses de turbulencias bélicas, económicas, climáticas y energéticas, que muestran más que nunca la necesidad de acelerar la lucha climática. La COP30 en Belém será la prueba definitiva de si el multilateralismo puede responder a la emergencia climática o si el sistema está capturado definitivamente por intereses corporativos y de los países más ricos. En este contexto, Ecologistas en Acción presenta su dosier previo a las negociaciones.

Balance de cumbres anteriores

La COP29 en Bakú concluyó con resultados desastrosos. El nuevo objetivo de financiación climática estableció 1,3 billones de dólares anuales para 2035, pero con un núcleo de financiación pública de apenas 300.000 millones, cantidad que, considerando la inflación, no representa ningún aumento real respecto al compromiso de 2009. El acuerdo evitó deliberadamente reconocer la obligación de los países del Norte global de aportar financiación pública, suficiente y predecible, incluyendo en su lugar fuentes privadas y métodos «innovadores». En mitigación hubo retrocesos graves: los textos finales no contenían referencias directas a la transición fuera de los combustibles fósiles, borrando los avances logrados en Dubái el año anterior.

Las cumbres de Bonn y Sevilla de 2025 confirmaron esta tendencia negativa. En Bonn se logró incluir el Mecanismo de Acción de Belém para la transición justa, pero persistieron bloqueos sistemáticos de petroestados y países del Norte Global. En Sevilla, la cumbre de Financiación para el Desarrollo concluyó sin avances significativos, con un déficit democrático grave y captura corporativa evidente. Ambas cumbres evidenciaron que la financiación es el eje central de la parálisis global.

Un cambio fundamental llegó en julio de 2025 con la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia, que estableció que el umbral de 1,5°C es jurídicamente vinculante y que los Estados tienen obligaciones legales concretas en materia climática, incluida la provisión de recursos financieros a países en desarrollo. Este nuevo marco jurídico transforma las negociaciones de compromisos voluntarios a responsabilidades legales.

Brasil como anfitrión

Brasil llega a la COP30 con profundas contradicciones. Bajo el gobierno de Lula, la deforestación amazónica cayó un 62% en 2023, representando una reducción de 200 millones de toneladas de CO₂eq. Sin embargo, el país mantiene una dependencia creciente de los combustibles fósiles: el petróleo es su principal producto de exportación y Petrobras está expandiendo la frontera petrolera en la Margen Ecuatorial, frente a la desembocadura del Amazonas, contradiciendo los compromisos de deforestación cero para 2030. Brasil representa el 1,2% de las emisiones globales, pero su expansión petrolera y gasística amenaza con consolidar un modelo extractivista que contradice su imagen de líder climático.

Temas críticos de negociación

En mitigación, persiste una brecha de ambición dramática. Solo 64 países han presentado NDCs actualizados antes de la COP30, faltando la Unión Europea entre otros. El Programa de Trabajo de Mitigación de Sharm el-Sheikh está completamente bloqueado. La COP30 debe establecer espacios para cerrar la brecha de ambición, asegurar que las NDCs se alineen con 1,5°C e incluyan transparencia vinculante, y elaborar una hoja de ruta equitativa para la eliminación gradual de los combustibles fósiles basada en responsabilidades diferenciadas.

En financiación, las demandas de la sociedad civil se centran en clarificar que los 300.000 millones del núcleo deben ser financiación pública nueva y adicional, establecer tributación ambiental progresiva, implementar el Artículo 9.1 del Acuerdo de París que obliga a los países desarrollados a proveer financiación, y desarrollar la «Hoja de Ruta de Bakú a Belém» para cerrar vacíos y ambigüedades. También debe abordarse el Artículo 2.1c para terminar con subsidios a combustibles fósiles y alinear todos los flujos financieros con desarrollo bajo en carbono.

El Mecanismo de Acción de Belém para la Transición Justa será uno de los principales acuerdos a alcanzar. Este mecanismo conectaría el fin de los combustibles fósiles con la protección de derechos laborales y sociales, estableciendo una entidad coordinadora con participación significativa de observadores y grupos de interés. La COP30 debe acordar principios de transición justa aplicables a todas las dimensiones, mandato para financiar la transición justa con recursos no generadores de deuda, y crear instituciones nacionales para la participación popular.

En adaptación, tras años de bloqueos, debe adoptarse una lista final de hasta 100 indicadores para medir el progreso hacia el Objetivo Global de Adaptación, incluyendo indicadores de financiación. Se necesita un nuevo compromiso de financiación pública para al menos triplicar los niveles de 2022 para 2030, basado en subvenciones y no préstamos. La Hoja de Ruta de Adaptación de Bakú debe establecer vías claras de implementación más allá del mero reporte.

Para pérdidas y daños, la COP30 será la primera tras la Opinión de la CIJ que establece obligaciones legales de los países desarrollados. Debe ampliarse drásticamente la financiación del Fondo para Responder a Pérdidas y Daños hacia los 400.000 millones anuales necesarios, establecer modalidades de acceso comunitario directo incluyendo pequeñas donaciones, crear marcos robustos de participación pública y salvaguardas de derechos humanos, y establecer un ítem permanente de agenda sobre pérdidas y daños.

Actores clave

La Unión Europea atraviesa una crisis de ambición tras el ascenso de la ultraderecha y gobiernos negacionistas, incapaz de acordar objetivos para 2040 y desmantelando legislación ambiental mediante paquetes Omnibus. China realizó su primer compromiso absoluto de reducción de emisiones pero insuficiente para 1,5°C, mientras domina la producción de tecnologías limpias y de minerales críticos. Estados Unidos abandonó nuevamente el Acuerdo de París bajo Trump, cortando financiación climática y aumentando producción fósil. El G77 y China mantienen la presión por la financiación climática y la responsabilidad del Norte global, mientras el Norte se escuda en financiación privada y en la falta de avances en materia de mitigación.

Sociedad civil y resistencias

La Cumbre de los Pueblos en Belém representa una convergencia sin precedentes de más de 1.200 organizaciones, con movilización internacional el 15 de noviembre y presentación de demandas durante la sesión plenaria. La coalición «Pueblos contra el Extractivismo» une movimientos de América Latina, Europa y África contra el colonialismo verde y la expansión minera justificada como «transición energética». Las organizaciones mantienen que no hay justicia climática en territorio ocupado, denunciando el genocidio en Palestina y la tibieza de la UNFCCC.

La COP30 en Belém será la prueba definitiva de si el multilateralismo puede responder a la emergencia climática o si el sistema está capturado definitivamente por intereses corporativos y de los países más ricos.


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