César Pérez Navarro •  Internacional •  23/12/2019

Joe Emersberger: «pregunté a periodistas Reuters por qué ignoraron la crítica del CEPR al informe de la OEA en Bolivia. Ninguno respondió»

Joe Emersberger: «pregunté a periodistas Reuters por qué ignoraron la crítica del CEPR al informe de la OEA en Bolivia. Ninguno respondió»

A principios de Noviembre, un estudio del prestigioso CENTER FOR ECONOMIC AND POLICY RESEARCH reveló que las hojas de recuento son consistentes con la victoria en primera ronda de Evo Morales. El análisis estadístico de los resultados electorales y las hojas de recuento (o actas) de las elecciones bolivianas del 20 de octubre no mostraba evidencias de irregularidades o fraude que hubiesen afectado el resultado oficial que le dio al presidente Evo Morales una victoria en primera ronda. El informe entraba en contradicción directa con la narrativa postelectoral apoyada, sin evidencia, por la Misión de Observación Electoral de la OEA. El análisis estadístico mostraba que era predecible la victoria de Morales en primera ronda, basándose en los resultados del inicial 83.85% de votos perteneciente al conteo rápido que mostró a Morales liderando a Carlos Mesa por menos de 10 puntos. ese mismo mes, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica CELAG retomó las aportaciones de el CEPR para corroborar el fraude cometido por la OEA.

A principios de diciembre, la Fundación Internacional de Derechos Humanos se unía al cuestionamiento de la OEA: «En Bolivia no hubo fraude, sino irregularidades en algunas mesas«. El Movimiento al Socialismo de Evo Morales alcanzó el 47,08% de los votos, mientras que Comunidad Ciudadana del candidato opositor Carlos Mesa sumó 36,51%. Según la legislación vigente en el país andino, la diferencia de más del 10% -en concreto 11,59%– del MAS respecto al partido opositor más votado descartaba una segunda vuelta. Y aquí la clave del asunto: «Incluso sumando todos los casos de supuestas irregularidades, el partido del presidente Evo Morales seguiría manteniendo una diferencia superior al 10%«.

En esas mismas fechas, otro análisis de expertos de diversas universidades de todo el mundo, Hardvard, Massachusetts, Cambridge, Toronto, Complutense, y UNAM, entre otras, confirmaron que no hubo fraude en las elecciones de Bolivia.

Todos estos rigurosos cuestionamientos están pasando desapercibidos para la opinión pública. Son literalmente censurados por la mayor parte de los grupos de comunicación de gran alcance. Uno de los ejemplos más sangrantes en esta estrategia de protección del bochornoso informe y papel jugado por la OEA en el golpe de Estado contra Evo Morales lo protagoniza la Agencia Reuters.. Así lo recoge el periodista Joe Emersberger en FAIR: «Reuters protege a la OEA por falsas afirmaciones que provocaron golpe de estado en Bolivia«;

Los supervisores electorales de la Organización de Estados Americanos (OEA) publicaron un «informe final» el 4 de diciembre, 22 días después de lo prometido, sobre las elecciones presidenciales de Bolivia del 20 de octubre, ganadas por el presidente Evo Morales. La publicación tardía del informe final contrasta fuertemente con la forma en que la OEA se apresuró a impugnar las elecciones el día después de que se llevaran a cabo […].

Emersberger nos relata cómo «el gobierno mexicano acordó dejar que Jake Johnston del CEPR respondaiese al informe final de la OEA en la reunión permanente del consejo el 12 de diciembre, pero la OEA se negó a permitirlo. Johnston habría presentado la respuesta preliminar de CEPR al informe final de 100 páginas. Y Reuters hasta ahora no ha dicho nada acerca de que la OEA esquive a sus principales críticos. Por supuesto, para hacer eso, Reuters tendría que romper su silencio sobre todo el debate».

La OEA: sede en Washintong y 60% de financiación desde EE.UU.

«La burocracia de la OEA tiene su sede en Washington y está financiada en un 60% por el gobierno de los Estados Unidos. En 114 artículos , Reuters nunca mencionó esto tampoco. Si la OEA tuviera su sede en Caracas y un 60% financiado por Venezuela, ¿cree que se habria mencionado algunas veces…». Desde FAIR, el periodista cuenta como el pasado 12 de diciembre evió un correo electrónico a varios periodistas y editores de Reuters que habían producido artículos sobre Bolivia desde el 20 de octubre, día de las elecciones. Preguntó por qué esa crítica del CEPR había sido completamente ignorada, pero ninguno de ellos respondió.

Como otros tantos medios de comunicación, Reuters esquiva la expresión «golpe de Estado» para referirse a la expulsión del presidente Evo Morales por parte del ejército, y la usurpación de su cargo por un grupo opositor no elegido en proceso electoral o democrático alguno, y en incumplimiento flagrante de la Constitución. «Gobierno interino» en lugar de Gobierno de facto o golpista, «crisis» por golpe, o «enfrentamientos» por represión son expresiones que se generalizan desde un primmer momento.

Y tras el silencio sobre el papel jugado por la OEA en el golpe de Estado, Reuters, a día de hoy sigue normalizando las acciones de gran envergadura que va tomando el «Gobierno interino».: «Bolivia avanza hacia la paz mientras un país desgarrado llora a sus muertos«… La última, hace unas horas: «Bolivia ingresa al Grupo de Lima y buscará ayudar en una solución a la crisis venezolana«. Un Gobierno golpista responsable del asesinato de decenas de ciudadanos bolivianos en medio de una profunda crisis política se suma a la injerencia en Venezuela, país que vive un momento de estabilidad y recuperación. Y no pasa nada.

 


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