Emir Sader •  Opinión •  18/01/2021

Trump sobrevive, Bolsonaro no sobrevivirá

Siempre hubo diferencias entre Trump y Bolsonaro, en medio de tantas similitudes. Las diferencias empiezan a contar más, en el momento en que dejan la presidencia.

Trump fue un importante creador de opinión, a través de la cadena NBC, durante más de diez años, antes de que Estados Unidos lo eligiera a la presidencia. Era un millonario, dueño de edificios, campos de golf, casinos, entre otros,

Trump tenía una relación conflictiva con el Partido Republicano, que se ha resistido a su influencia.

Los dos mandatos de Obama han representado una hegemonía muy amplia del partido, de tal forma que Hillary Clinton era la favorita para ser elegida en 2016. Sin una candidata que pudiera competir con ella, el Partido Republicano cedió a la candidatura de Trump, el único con el que podía competir con Hillary.

A pesar de que tuvo menos votos, Trump triunfó, con una ofensiva final acelerada, apostando por las provincias donde podría ganar, aunque por una pequeña diferencia, para obtener los votos del Colegio Electoral que lo llevaría a la presidencia. Fue un logro que el Partido Republicano no habría conseguido si no hubiera sido por Trump.

A partir de ese momento, se estableció un nuevo tipo de relación entre Trump y los republicanos. Estos quedaron rehenes del gobierno Trump, en la medida en que Trump podría contar como un partido implantado a nivel nacional, con muchos gobernadores y la mayor parte del Senado.

A lo largo de su mandato, aun con las actitudes arbitrarias de Trump, que nunca consultó nada con el partido, no hubo rupturas por parte de parlamentarios con el gobierno. La candidatura de Trump para la reelección fue un consenso en el partido, que no buscó ningún otro candidato frente al favoritismo de Trump.

Esto se apoyó en una economía que, por el contrario a la de los países europeos o Japón, se recuperó de la crisis de 2008. Una economía en crecimiento, con la creación de empleos es una fórmula segura de reelección en Estados Unidos.

Cuando se produjo la irrupción inesperada y contundente de la pandemia, cambió el escenario electoral. La situación económica se revirtió, de expansión a recesión y volvió a dispararse el desempleo. Como consecuencia, los demócratas volvieron a pensar en la posibilidad de la victoria. Han escogido a Joe Biden, un moderado, por un lado, apoyado por el voto de los negros, heredado por haber sido vice de Obama, mientras que Trump, se preparaba para candidatos más radicales: Sanders o Elisabeth Warren.

La actitud negacionista de Trump consolidó su derrota. El intentó disminuir el desgaste de su imagen, asumiendo la vacunación como un logro de su gobierno.

Su discurso alentando la invasión del Capitolio tiene un doble efecto: tuvo la condena de varios parlamentarios republicanos, además de consolidar su capacidad para movilizar a sus apoyadores más radicalizados. La denuncia del supuesto fraude electoral llega a amplios sectores de la población y al propio Partido Republicano.

La invocación de los 75 mil votos, que hace el líder que tiene la segunda mayor votación en la historia de Estados Unidos y la negación del resultado electoral son ya elementos de su plataforma electoral para el 2024. Trump sale del gobierno contando con esa votación y con un partido fuerte nacionalmente, aun con escaños minoritarios en el Congreso. El mismo intento de impeachment lo deja bajo las luces de los holofotes y mantiene su imagen en el centro del escenario político por lo menos por un tiempo más.

¿Y Bolsonaro? Primero, enfrentará su intento de reelección en una situación mucho más difícil que la de Trump. Sus posibilidades de reelección son mucho menores que las de Trump, que contaba con la la economía creciendo y el desempleo declinando.

Bolsonaro vivió sus dos primeros años de gobierno en recesión, que se alarga al tercer año de su mandato, con desempleo récord y precariedad de la mayoría de la población. El sufre los resultados de la derrota de Trump y la asunción de un gobierno hostil a él en su lugar. Perdió las elecciones municipales y, al mantener su visión negativista, ve su imagen afectada y debe seguir erosionándose a lo largo del resto de su mandato, sin que la economía y el nivel de empleo se recupere.

Al salir del gobierno, Bolsonaro se irá sin un partido organizado, sin el espacio en los medios con que cuenta ahora, probablemente será víctima de una gran cantidad de juicios, situación similar a la de sus hijos. En estas condiciones, si realmente no logra ser reelegido, de la misma manera que Trump, sale del gobierno sin condiciones de su supervivencia política al dejar el gobierno, aun manteniendo a muchos apoyadores radicalizados y aislados.

– Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).

https://www.alainet.org/es/articulo/210549

Opinión /