Recortes Cero •  Opinión •  25/10/2019

Un dia de celebración y alegría para la mayoría

Ayer 24 de octubre se produjo la exhumación de los restos del dictador fascista Francisco Franco, su desalojo de la Basílica del Valle de los Caídos y su traslado al panteón familiar del cementerio de Mingorrubio.

Este es un hecho que todos los demócratas debemos celebrar sin reservas. España es una democracia consolidada que no podía permitir ni un día más que el máximo responsable de un golpe de Estado sedicioso y traidor, de una desgarradora guerra de más de 600.000 víctimas, y de cuarenta años de dictadura fascista y opresora, con miles de represaliados, muertes y encarcelados tuviera un enorme tumba-monumento en su memoria. Ninguna de las democracias de nuestro entorno tiene una aberración así, semejante ofensa a las víctimas de la dictadura y a sus familias.

El acto de ayer no debe ser de ningún modo el final de nada, sino el principio de un proceso cabal de reparación y justicia, que cumpla de forma escrupulosa la Ley de la Memoria Histórica. Que exhume los restos de los republicanos de las cunetas y los devuelva a sus familias que llevan décadas reclamándolos. Que honre la memoria de todos los republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas que murieron luchando heroicamente por la democracia. Y que -después de recuperar los restos de los prisioneros republicanos de los muros de la Basílica- deje el Valle de los Caídos para que lo invada la hiedra y el olvido.

Ayer fue un día de alegría para la inmensa mayoría. Solo dos pequeños grupos no tuvieron a bien celebrarlo. La ultraderecha española por una parte y los independentistas más radicales y ciertos sectores de la izquierda, cómplice con ellos, por otra. Han quedado retratados, unidos -con diferentes actitudes, pero con la misma mirada- en el interés en mantener viva la herencia de una dictadura fascista. Unos para ensalzarla, otros para poder seguir diciendo que España no es democrática, que su sistema político es heredero del franquismo.

Nuestra posición es la contraria. Hacemos nuestro el júbilo y el orgullo democrático de ayer, y nos sumamos a la celebración de que España sea, de ahora en adelante, aún más democrática.


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