Christian Zampini •  Opinión •  15/10/2019

Rusia y su encrucijada siria

Rusia y su encrucijada siria

Rusia parece encontrarse en una encrucijada difícil en Siria. Quizá la más complicada hasta el momento teniendo que lidiar con mantener el frágil equilibrio con la inestable Turquía y el apoyo a su aliado regional.

La invasión ilegal de Turquía junto a las tropas mercenarias del autodenominado «Ejercito Nacional Sirio» (brazo armado del pseudo gobierno títere en el exilio de Estambul del Consejo Nacional Sirio) ha precipitado una inevitable reactivación de los combates en la guerra de Siria. Tras la entrada turca y la huida de las tropas estadounidenses, las Fuerzas Democráticas Sirias han tardado poco en permitir el paso y despliegue del Ejército Sirio por el territorio que controlaban.

Y a juzgar de la velocidad del avance y el nivel de despliegue, Damasco se ha tomado la invasión turca como una afrenta real. Las columnas sirias avanzan a toda velocidad hacia Kobane, asaltadas por ataques de remanentes mágica y oportunamente resucitados de Daesh. Mientras, y quizá con más gravedad, en la provincia de Haraka, una zona controlada desde hace años por las FDS, el Ejército Sirio está desplegando tanques como para hacer una pequeña Kursk mientras el ejército turco bombardea directamente sus posiciones. A juzgar por el despliegue de blindados en Tal Tamr, es posible que Siria no quiera limitarse a bloquear el paso de los turcos si no contraofender fuerte y flojo para rehacerse con el control total de la estratégica autopista M4.

La actuación de Damasco sería absolutamente normal: es mejor chocar frontalmente ahora con las tropas turcas que actuar de manera templada y que Turquía ocupe de facto toda una franja de territorio, estilo Chipre, ad eternum. Su intención de establecer el gobierno títere e impulsar planes de construcción de infraestructuras en la zona ocupada es manifiesta.

Todo esto configura un contexto tremendamente complicado para Rusia, que durante todos estos años ha logrado impedir la escalada de conflicto con Turquía (que llegó a atacar posiciones rusas y derribar uno de sus cazas en territorio sirio en uno de los momentos más peligrosos de la guerra). Moscú no tiene el más mínimo interés en volver a confrontar en este momento con Ankara, pero Ankara, en su psicosis imperial, no parece dispuesto a dejar en paz a Siria, aliado formal de Rusia.

En la intervención del enviado especial de presidencia Alexandr Lavrentyev de esta mañana ante los medios de comunicación, todo el mundo ha prestado especial atención a su declaración de que Rusia no permitirá un conflicto armado entre Turquía y Siria porque resultaría inaceptable. Cabe preguntarse que medidas tienen específicamente pensadas para impedirlo. La reiterada negación de la existencia de un acuerdo con Erdogán de cara a la invasión turca ha pasado más desapercibida.

Y puede que sea cierto, en esos términos, pero el comportamiento diplomático de Moscú, bloqueo incluido a una resolución en el Consejo de Seguridad condenando la invasión turca*, dan a entender que por lo menos se dio una aprobación tácita a la intervención militar en suelo sirio. De continuar la escalada bélica, como aparentemente resulta inevitable, Rusia tendrá «problemas sirios».

 

* En una de esas locas situaciones diplomáticas que suceden de vez en cuando, una resolución promovida por países OTAN contra la intervención militar de un país OTAN contra un tercero, fue bloqueada por la potencia con capacidad de veto aliada del tercer país invadido.

 


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