Paco Campos •  Opinión •  15/09/2019

Etnocentrismo vs universalismo

Hay una célebre y vieja disputa entre Wellmer y Rorty sobre si para la conflictividad en democracia se hace muy necesaria la apelación a principios universales liberales que definen la modernidad, esto es, una apelación a la metafísica o al menos a la teoría política (Wellmer), o si por el contrario basta con el escenario de la contingencia donde se desenvuelve el etnocentrismo a manera de antídoto pragmático (Rorty) –y yo diría popular y, por qué no, revolucionario- frente a cualquier tipo de autoritarismo derivado del pensamiento puro, como es la política de principios, los preceptos teológicos, las legalidades antilegítimas y demás peritas en dulce con las que nos obsequia el mundo que nos hemos permitido llamar “primero”.

No hay unas bases intelectuales para dirimir el trato desigual y la intolerancia hacia negros, mujeres y homosexuales, en beneficio del hombre blanco porque éste haya asentado unos principios universales políticos y religiosos que sentencian, cuando no justifican, el racismo, la familia y el bien moral. No, no son necesarios estos calentamientos de cabeza, sencillamente porque la versión etnocéntrica de la sociedad, que es la democracia solidaria, va a sentenciar, en la práctica, aquello que asume como propio el hombre comunicativo y auténtico.

 


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