Gerardo Fernández Casanova •  Opinión •  07/08/2019

México. Contratos Colectivos a validación

México. Contratos Colectivos a validación

La semana pasada la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) publicó en el Diario Oficial de la Federación el protocolo para la validación de los contratos colectivos de trabajo (CCT) prevista en las reformas realizadas a la Ley Federal del Trabajo (LFT) recientemente. De conformidad con lo dispuesto, todos los contratos colectivos de trabajo vigentes deberán ser sometidos a la aprobación por los trabajadores contratados, mediante votaciones libres, secretas e informadas; de ser afirmativa la respuesta el contrato queda validado e inscrito en el registro correspondiente; de lo contrario los trabajadores quedan con un contrato individual y deberán proceder a la elección democrática de sus representantes sindicales para entablar la negociación del nuevo CCT que tendrá que ser ratificado por la mayoría de los trabajadores.

Es un paso trascendente en el proceso de transformación democratizadora del mundo de las relaciones obrero-patronales. El tema es importante por restablecer el necesario equilibrio entre los factores de la producción y la expectativa de alcanzar el salario remunerador, asunto que atañe tanto a razones de bienestar social como de promoción del desarrollo. El país no puede progresar con una masa de trabajadores aletargados y sin expectativa de mejorar.

Un poco de historia. Cuando en 1982 el país declaró una moratoria en el pago de la deuda externa y tuvo que negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la primera concesión fue el congelamiento de los salarios para restablecer la capacidad de acumulación del capital. La medida resultaba factible en razón del estricto control gubernamental sobre los sindicatos. A partir de entonces el salario perdió más del 80% de su capacidad de compra.

Esta medida fue posteriormente reforzada a raíz de la firma del Tratado de Libre Comercio y empleada como ventaja comparativa en la competencia para atraer inversiones extranjeras, principalmente en el sector automotriz y en la maquila. Un número importante de empresas estadounidenses se relocalizaron, total o parcialmente, en México para aprovechar la mano de obra en extremo barata. En paralelo la protesta de los trabajadores independientes y la correspondiente represión fueron en aumento. Incluso se produjo una reforma laboral que colocó al obrero en total indefensión respecto de los abusos del patrón que, además, contaba con el enorme ejército de reserva de desempleados para someter la protesta. Por cierto, esta es la razón profunda del embate sufrido por el Sindicato Minero y su dirigente Napoleón Gómez Urrutia que siempre resistieron.

Por su parte, los trabajadores estadounidenses sufrieron la competencia desleal por los bajos salarios mexicanos y por el cierre de sus fuentes de trabajo (Seattle se convirtió en ciudad fantasma) lo que sirvió de plataforma electoral a Donald Trump, quien arremetió contra México y contra el TLCAN (no carente de razón, por cierto). De ahí que forzó la negociación de un nuevo acuerdo, entre cuyas cláusulas estableció la corrección del viciado sistema laboral mexicano y la restitución de niveles salariales mayores, aunque ya desde 2014 Obama había presionado en el mismo sentido, lo que dio lugar a la reforma a la legislación laboral en ese año y que hasta ahora con la 4T se reglamenta y pone en vigencia.

En la opinocracia antiobradorista se pretende disminuir el valor de la medida indicándola como imposición yanqui (mira quién lo dice) negando todas las luchas de los trabajadores independientes mexicanos y olvidando el papel represor que jugaron los gobiernos neoliberales, que sometieron al trabajador a condiciones cercanas a la esclavitud porfirista.

La validación de los CTT, independientemente de la coyuntura yanqui, inicia un proceso de democratización verdaderamente transformadora. Es imprescindible que el Movimiento de Regeneración Nacional se dé a la tarea de capacitar y organizar a la masa obrera para incorporarse a este proceso, sin necesariamente vincularlo al partido y a las elecciones. Napoleón Gómez Urrutia y los mineros tienen un papel importante que jugar, al cabo que ya tienen años en esta lucha.


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