Al-Hakam Morilla Rodríguez •  Opinión •  24/06/2019

Aragón andalusí: orgullo de la Humanidad

«¡Ah Palacio de la Alegría!/ ¡Ah hermoso Salón de Oro!/ Con los dos mis ilusiones,/ veo satisfechos mis logros./ Aunque mi reino no tuviese/ otras joyas ni más tesoros,/ teniéndoos yo a ambos/ tendría cuanto ambiciono./ Con este bello Alcázar/ mi dicha alcanza el colmo». Al Palacio de la Aljafería. Rey-poeta de Saraqusta Al-Muqtadir
 
 
Antes de nada queremos agradecer a las cultivadas sensibilidades que se han sentido indignadas, especialmente en la Nación del Ebro, por la retirada de un busto del Abderrahmán III en la Plaza de Aragón del municipio de Cadrete – fundado por el califa junto con su castillo y mezquita -, cerca de Zaragoza capital. Y por supuesto lamentar que en la misma Córdoba, ciudad nativa de tan eximio gobernante, la opinión más reseñable por la prensa ha sido la de un ‘arabista’, vinculado a la formación neofalangista Vox, quizá tratando en vano de relativizar este atropello al común acervo de la Humanidad.
 
Gracias de corazón a las agrupaciones locales de Chunta Aragonesista e Izquierda Unida por vuestra dignidad y coraje maños frente al cáncer del clerical-franquismo, reinjertado en las instituciones con embrutecido  cinismo  de los media del Gran Capital, para fingir ‘centralidad’, normalizando con sus provocaciones parafascistoides – propias del clásico matonismo opusino-loyolista – al fanatismo intransigente ultraderechista del P.P. (Partido Podrido), del tinglado narcisista patético de Falangito Rivera – exempleado del opusino directivo de La Caixa Isidro Fainé – y el de un sector ultramontano rancio y casposo de la P$OE. 
 
Causa grima comprobar la decadencia del plutocrático jesuitismo, con sus chulos de Vox intimidando con sus falaces bravatas mediatizadas a indefensos refugiados e inmigrantes, vomitando sus mentiras contra la admirable cultura autóctona de Pueblos ancestrales. Con una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, con una sociedad envejecida, así apoyan una armónica integración de la imprescindible mano de obra extranjera, en las diversas Autonomías, ¿pretenderán de esa manera ciertos energúmenos asimilar a los jóvenes trabajadores que vienen de otros lares? ¿Con qué argumentario, babosos fanfarrones, con sandeces autosatisfechas de beaterio caducado? ¡Qué lejos queda aquel espíritu ecuménico de los doctos padres ignacianos versados en la lengua del Corán… Asín Palacios, Félix María Pareja o Juan Andrés, los cuales soñaron Puentes de conocimiento que hermanasen mundos enfrentados!
 
Glosar la inmortal grandeza del Patrimonio andalusí aragonés (muladí, mozárabe, sefardí, bereber, mudéjar, morisco, gitano, etc) resulta tarea imposible para un breve artículo. Requeriría varios volúmenes con voluntad enciclopédica. Resulta difícil que se proyecte esta magna empresa intelectual, en un Estado tan yermo de verdadera democracia. Y caracterizado por su repulsa hacia una ‘constitución’ interpretada con subjetividad, a la carta, pues se permite hasta pasar por alto la denuncia de la UE contra la presunta difusión programada masiva, por un ignaro partido clerical-franquista, de bulos islamófobos y xenófobos en las redes sociales. ¿No podrían decir entonces algunos que la Fiscalía del Estado sólo interviene de oficio en asuntos relativos a los catalanes…?, ¿y para otras minorías qué, el ‘Pilarica que los arrollo’ y el Santiago Matamoros por enseñas? 
 
Ese mismo concejal cristofascista y la infame alcaldesa pepera que trata de justificarle sin resultado olvidan unos no pequeños detalles que deben a Al-Andalus, Civilización incomparable que para su soberbia de garrulos patanes no vale ni para el museo. Tened presente cuando os lavéis que el vocablo jabón proviene del árabe ‘sabún’. Al vestiros que la camisa se originó por la ‘qamis’ de los refinados andalusíes. O recordad en la camita a los que nos legaron la almohada. ¿Tal vez necesitéis un xarab, jarabe, para el resfriado…? Infinidad de nombres relativos a la perfumería y cosmética, de flores, estrellas, útiles de construcción, aperos agrícolas, de regadío, cantes e instrumentos musicales, de la gastronomía… Ese mal llamado ‘castellano’ que cacareáis y que tomáis por nativo de la Rioja, eclosionó en realidad con el Romance Andalusí o Aljamiado, cuya fuente literaria más antigua fue fruto de un genial poeta ciego de Cabra (Córdoba), Benmocadén, el Padre de la Moaxaja, como demostró el arabista y traductor Emilio García Gomez… ¡mucho antes del nacimiento de Castilla y de las ‘glosas emilianenses’!
 
Serían el tatarabuelo de Abderrahmán III, el emir Alhakén I y su hijo Abderrahmán II, los que bajo su fecundo patronazgo lograron que se asentarán en Córdoba el poeta-músico bagdadí Ziryab, más conocido como el Mirlo por su excelsa voz y tez de ébano, y su nómada ‘corte’ de bardos, danzarinas, cantaores, concertistas, escenógrafos… Este singular hecho histórico y el dinamismo de la Ruta de la Seda en su máximo esplendor, revolucionaron modas y costumbres que desde Al-Andalus irradiaron a infinidad de Pueblos. La Jota aragonesa, con sus rotundos fraseos alargados parientes del Flamenco, emergió en artístico magma intercultural. La costumbre de un primer plato caliente, uno segundo y el postre al final, vigente hasta nuestros días. El exótico y pionero uso del tenedor en Europa. ¡Hasta ese flequillo de los Beatles que nos parece no tan lejano se estilaba ya hace más de mil años! El moderno concepto de amor que surgió en Al-Andalus en el siglo XI – Fatima Mernissi dixit -, se extendió imparable con sus troveros/ trovadores por todo el planeta…
 
Sólo por dos pilares culturales podemos presumir del indiscutible protagonismo de Aragón en la Historia de Al-Andalus, el Primer Renacimiento europeo. Porque en Zaragoza nació el sabio universal Ibn Bayya, Abempace, mentor de una Escuela filosófica genuinamente andalusí, del que los inmensos a su vez Averroes y Maimónides se confesarían humildes discípulos. El devenir del Pensamiento en Al-Andalus no puede explicarse sin el titán aragonés. Y además  Saraqusta/ Zaragoza destaca por tener el edificio administrativo en vigor más antiguo del mundo, la Ajjafería, cuya síntesis suprema de esplendor y fortaleza desafía toda descripción.  ¡Cuántas almas proscritas se han cobijado en este faro resplandeciente de preclara administración, en el invicto baluarte de hospitalidad sin igual, acogedor de artistas y escritores heterodoxos… el Palacio de la Aljafería!
 
Prolijo resulta el esfuerzo de citar la abrumadora pléyade de célebres médicos, matemáticos, astrónomos, calígrafos, químicos, jusrisconsultos, ópticos, arquitectos, albéitares, gramáticos, historiadores, ingenieros, poetas, boticarios expertos en fórmulas magistrales, filósofos, artistas, polígrafos, humanistas, alarifes, agronomistas, inventores, estrategas militares, técnicos, comerciantes intercontinentales, orfebres, alfareros, ebanistas, artesanos en general, etc, etc… ¡cuántos aragoneses insignes que no se pueden contar! Uno de ellos, sefardí malagueño y maño de adopción, Ibn Gabirol, Abicebrón, se desenvolvió en el reino andalusí cual alondra surcando los vientos. Su rival, el gigante aragonés de nacimiento Ibn Ezra, le describe con unas pinceladas en las que reconocemos el tenaz carácter de tantos habitantes de nuestro Pueblo hermano, con el que se mimetizó al abrazarle generoso: «Su genio indómito le llevó a injuriar a los grandes y a llenarles de ofensas, sin excusarles sus defectos».
 
Los lazos de Al-Andalusía con Aragón no provienen tan sólo desde la época de los andalusíes aragoneses Beni Casi, aliados de los vascones, que tras hacer morder el polvo al tiránico emperador Carlomagno en Orreaga (‘Roncesvalles’) abrirían paso a la milenaria monarquía navarra fundada por Eneko Aritza. Nuestros lazos fraternos se prolongan incluso en los tiempos de Alfonso el Batallador, siglos más tarde, el cual al fracasar ante las puertas de Granada, al retornar a su hogar lo hizo acompañado por una multitud de mozárabes cristianos andaluces con los que repobló la belicosa Marca, siempre asediada por el expansionismo de los reinos vecinos, azuzados por el codicioso papado.
 
Deploramos el agravio y la humillación crueles infligidos al creador de la efigie de Abderrahmán III, réplica de la donada por el gran escultor turolense Fernando Ortiz Villaroya, vandalizada en otras ocasiones; y según él mismo denuncia retirándola ‘sin haberme dicho absolutamente nada’… Y lo que es gravísimo: ‘la cantidad de mentiras que se están diciendo para justificar dicha acción, cuando todo se debe al pago de un bagaje político en el que no voy a entrar (de momento)’; quejándose públicamente además de que ‘la cultura y la escultura tienen como fin aunar sentimientos, no dividir a los pueblos… una pena’. Ya se ve, en Expañistán inducir al odio racista y apologizar genocidios, empezando por los peninsulares, sale gratis a los gallinas que sólo se atreven a violentar a civiles desarmados… y a veces hasta los subvencionan con votos e impuestos de no pocos pardillos idiotizados y sin vergüenza que se tragan esta criminal barbarie sin protestar.
 
Fernando Alcaine, candidato de la Chunta Aragonesista en las últimas Europeas, lo expresa con suprema elocuencia irrefutable: ‘¿Os imagináis en Zaragoza arrancando la escultura dedicada a su fundador, César Augusto y llevándola a las afueras, a algún soto o bosque perdido? ¿Os imagináis a vuestros munícipes renegando de Augusto por considerarlo extranjero e indigno de representación de la ciudad, su Historia y su cultura, con el argumento de no representar los valores democráticos ni la idiosincrasia de la ciudad? Pues ahora cambiad a César Augusto por Abderramán III y eso es lo que los adalides de la islamofobia han hecho con su escultura parapetados en una falsa legitimidad democrática’. ¿No tenéis bastante, obtusos monárquico-papistas sacamantecas, ralea de inquisidores, con haber provocado la ‘limpieza étnica’ más atroz?: un tercio de los habitantes de Aragón en el S. XVII, unidos a una cuarta parte de valencianos, con el objetivo de rapiñar sus escasos bienes y por no comulgar los moriscos con las ruedas de molino trinitarias, por no arrodillarse ante los avarientos curánganos lamebotas de todo despotismo y sus lacayos.
 
Sin embargo lo más impresentable de todo este mezquino proceder de los clerical-franquistas reside en la desaprensión de Bruselas, indolente por este exterminio cultural que no cesa contra la Civilización de Al-Andalus, y sobre todo incalificable la cobarde indiferencia de Estados de mayoría islámica y latinoamericanos, con lazos comerciales con el E. español. Eh, ¿de qué os sirven vuestro petróleo y vuestro gas, vuestros recursos naturales malvendidos fuera, vuestros negocios de import-export… si las autoridades españolistas procuran nuestra aniquilación final en esta machacada tierra, la del legado de Muhayd-Din Ibn al-Arabí de Murcia (denominado ‘el maestro más grande’), asesinando con la indiferencia y el olvido inducidos el magisterio de  Abul-Abbas Ben Al-Arif de Almería, de los sevillanos Abu Medyan e Ibn Jaldún… con la misma sangre andalusí gaucha, llanera y charra del Precursor Francisco de Miranda, de nuestro ‘general andaluz’ San Martín, de Simón Bolívar o Zapata, de los Libertadores artífices de la actual Abya Yala, mal conocida como ‘américa’?
 
La fumigación cultural abre la Caja de Pandora hacia todos los Horrores… ¡Nos están enfermando con tumores malignos y matando a diario con balsas de residuos radiactivos en Huelva! ¡Somos su basurero nuclear en Hornachuelos (Córdoba), Palomares (Almería) y Linares (Jaén)! ¡Las prostitutas baratas de los yanquis en Rota y Morón! ¡Nos torturan a golpes de crónica miseria y emigración permanentes! ¡Ni siquiera tenemos electrificado para vagones de mercancías el ferrocarril hasta Algeciras y Almería, vitales para potenciar nuestro desarrollo comercial e industrial! ¡Basta ya de tantas bestialidades! ¡Aliáos con evangelistas iconoclastas o con cualquier adversario suyo, proseguid la exitosa infiltración desde células masónicas autónomas en sus sectas destructivas…! ¡Boicoteadlos en todas partes sin descanso, tregua ni cuartel! 
 
Contad, contad despacio, muy despacio vuestras fortunas, ruines gerifaltes de oriente y occidente, al norte o al sur, porque han de pesaros en el alma estas arbitrariedades impunes hasta el Día de la Justicia… por mostrar tanto deshonor y falta de dignidad humana al no romper relaciones diplomáticas y económicas con un Estado que ampara la islamofobia y el racismo, que discrimina económicamente a la Colonia-‘sur’ de los Buldan (Países de…) Al-Andalus, pisoteando su propia ‘constitución’ con la que simula guiarse.
 
Y por último no compartimos en caso de ultrajante desprecio, por ignorancia o intoxicación de la mayoría en esa villa aragonesa, que la efigie de Abderrahmán III si hubiese de salir fuera – con la imprescindible aprobación de su autor – deba venir a Andalucía, como teatraliza retóricamente la demagogia oportunista de un sedicente ‘andalucismo’ lustracirios. Tal honor le corresponde a Pamplona, emporio de la Ruta de la Seda como Zaragoza, de donde eran naturales las princesas navarras que se desposaron con emires y califas cordobeses, generación tras generación, en fructífera alianza de siglos… lo que nos permitió sobrevivir a la lacra clerical-imperialista sicaria de los francos, neutralizada entre dos fuegos.
 
Sí, quizá el mayor logro de Abderrahmán III no fueron sus alrededor de setenta bibliotecas edificadas en Córdoba, sus millares de baños públicos (‘Hammamat’), la colosal red de alcantarillado, su Universidad, sus Escuelas de Medicina y de Traductores de los Legados griego y hebreo al árabe, su Flota sin competencia en el Mediterráneo para proteger los buques mercantes, su talento para la diplomacia, para la Logística dinamizando el comercio y la industria, las descomunales Norias en el Guadalquivir para consumo público e irrigar cultivos y jardines, por haber gestionado una urbe – ¡en pleno oscurantismo feudal en el resto de Europa! – con trescientas mil viviendas…
 
Al igual que el Taj Mahal de la India es el palacio-panteón más bello construido por un gobernante a su esposa fallecida, debemos a Abderrahmán la ciudad-palacio de mayor hermosura glorificando a una amante viva, Flor o Azahara, noble Navarra… Echaba esta de menos las nieves de invierno del Pirineo de su infancia, porque en Córdoba no caen los copos casi nunca, lo que le dejaba sumida en melancólica tristeza. Al saberlo Abderrahmán hizo sembrar de almendros las faldas de Sierra Morena que podían verse desde sus balcones de Medina Azahara. Perfumada ‘nieve’ invernal florida. Dechado de Poesía que atraviesa los milenios.
 
Si aún poseéis de Tudela para arriba lo que tienen los hombres y las mujeres y os atrevéis a combatir a esta inciensada gentuza hipócrita y sin escrúpulos, colocad la estatua de Abderrahmán en un lugar de Nafarroa, a la sombra de algún almendro, desde el que se divisen los blancos Pirineos, para que los ojos de bronce del califa los contemplen con pueril mirada asombrada… la de aquella muchacha vasca a la que entregó un día su corazón.
* Al-Hakam Morilla Rodríguez, Coordinador de Liberación Andaluza. Cuenta de twitter bloqueada por la censura: @lascultura. Nueva: @liberacionan

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