Narciso Isa Conde •  Opinión •  02/05/2019

Venezuela: al gran capital hay que romperle el epilón

Las grandes corporaciones privadas, locales y transnacionales, son las fuentes nutricias y el sostén de las perversas derechas venezolanas, especialmente del sector neofascistas que encabezan Leopoldo López y Juan Guaidó.

 En estos días asistimos a otro disturbio violento de su parte.

A un fracasado intento chapucero, muy propio de quienes no tienen fuertes raíces en las Fuerzas Armadas Bolivarianas, de otra promoción golpista.

A otro fracasado capítulo desestabilizador de factura CIA, PENTAGONO, TRUMP, POMPEO, BOLTON, fascismo colombiano, MOSAD israelí…

Esperemos otros.

La extrema derecha local, e incluso parte de las derechas menos agresiva, están tuteladas, dirigidas, financiadas… por ese factor económico-social propietario de medios masivos de comunicación, redes sociales hegemónicas, bancos, empresas importadoras y exportadoras, grandes redes comerciales y de servicios, fabricas, plantaciones agroindustriales… que instrumentalizan partidos, ongs, fundaciones, gremios y hacen la guerra económica (sabotajes, desabastecimientos, bloqueos, especulaciones…) en el marco de la denominada GUERRA DE QUINTA GENERACIÓN.

Igual ese poder económico paralelo sostiene células de acción violenta, sobornos a militares y policías, conspiraciones, sublevaciones, compra de funcionarios de inteligencia. Promueve paramilitarismo, ciber-ataques, guerra mediática y grandes torrentes de mentiras que se presentan profusamente, reiteradamente, constantemente como verdades informativas.

Esto impacta fuera y dentro de Venezuela.

Aquí da una mezcla de indignación y vergüenza ajena ver como una abrumadora mayoría de comunicadores y medios, algunos disque progresistas, solo saben repetir avalanchas de falsedades cada vez más evidentes por descaradas.

·         CAUSAS DE LA RECURENCIA DE LA PERVERSIDAD.

Los momentos pico son programados periódicamente  y amplificados artificialmente, proponiéndose  morder, perturbar y desgastar.

Las crisis programadas, siempre de factura imperial, han sido y serán siendo recurrente si no se cortan las raíces y fuentes del mal.

Las extremas derechas políticas y todo el espectro derechista a nivel interno son instrumentos del gran capital privado que ambiciona asaltar las grandes riquezas naturales de ese país hermano, posiblemente el mejor dotado del Continente.

Se han inflado porque tienen el sostén del gran capital, que además periódicamente siembra el caos, provoca escaseces, y genera penurias.

 EEUU, FEDECAMARA y las organizaciones corporativas del gran capital son el poder detrás del trono de las fuerzas políticas sediciosas, que pueden ser reducidas a una mínima expresión si se procede a eliminar esa relación social, si se expropia progresivamente el gran capital privado que las aúpa.

·         PASAR A LA OFENSIVA.

AL imperialismo hay  reducirle al máximo sus aliados internos a nivel político y económico y eso puede lograrse rompiéndole el epiplón, expropiando, las corporaciones capitalistas y grandes empresas privadas radicadas en territorio venezolano.

Se refuerza también aplicando coerción eficaz y sanciones ejemplares contra los protagonistas descarados de la subversión, el golpismo y la violencia criminal.

Ese es el caso ahora de Guaidó, Leopoldo López y comparsa, agarrados infraganti en este último intento golpista y evidenciado como agentes de la recolonización y enemigos de la soberanía.

 La prudencia, el sentido de oportunidad y la maduración de cada caso tienen un gran valor. Pero el exceso de tolerancia hace daño.

El retardo de la socialización y diversificación de la economía, del GOLPE DE TIMÓN, de la construcción del Estado comunal, de la socialización del poder, afecta mucho más.

No basta resistir valientemente como se está haciendo.

Hay que atacar contundentemente al enemigo interno que sirve al externo, dándole por donde más le duela.

Hay que pasar a la ofensiva política.

No bastan las victorias tácticas periódicas, dejando intactas cada vez las fuerzas del golpismo y  pro-intervención. La invasión imperialista acecha procurando primero un mayor desgaste y fracturas significativas con la suma de mordidas.

Es necesario avanzar sostenidamente hacia la victoria estratégica en el escenario nacional.


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