Hedelberto López Blanch •  Opinión •  20/04/2019

La obsesión de Washington contra Cuba

Derrocar y destruir por cualquier vía al gobierno cubano ha sido una constante de las diversas administraciones estadounidenses pero la mayor obsesión ha recaído en la actual presidencia de Donald Trump junto a su equipo neofascista que apuestan por controlar a Cuba para después tratar de apoderarse de todas las riquezas naturales y humanas existente en América Latina.

Este 17 de abril, 58 años después que fuerzas mercenarias entrenadas y armadas por Estados Unidos comenzaron una invasión a Cuba que fue derrotada por la fuerza del  pueblo, encabezadas por su líder Fidel Castro Ruz, Washington dio vía libre al Titulo III de la super agresiva Ley Helms-Burton, un mecanismo que muestra el carácter extraterritorial del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra el país caribeño hace casi 60 años y que permitiría a nacionales de Estados Unidos llevar a los tribunales a quienes ‘trafiquen’ con ‘propiedades norteamericanas’ en Cuba.
Ello incluye la posibilidad de iniciar una demanda contra aquellas personas de terceros países que inviertan en el territorio caribeño en propiedades nacionalizadas tras el triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959.
Incluso, en lo que es visto como una contradicción con el derecho internacional, ese acápite otorga autoridad de reclamantes a cubanoamericanos que eran ciudadanos cubanos en el momento en que las propiedades fueron nacionalizadas.
La medida anunciada por el secretario de Estado Mike Pompeo, se hace para presionar a los diferentes gobiernos del mundo para que no inviertan en la Isla, pues su aplicación afectará no solo a Cuba sino a compañías estadounidenses y a aliados de Washington como la Unión Europea y Canadá.
Se espera que ahora las cortes norteamericanas se llenarán con varios cientos de miles de demandas que terminarán en sentencias default porque Cuba las desconocerá como una muestra más de su soberanía e independencia.
Ese mismo 17 de abril, otro gorila anclado en la Casa Blanca, el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, se reunió con los mercenarios derrotados en Playa Girón en 1961, los que tras su captura fueron cambiados por compotas, para anunciar nuevas medidas de cerco económico contra la Isla.
Una de ellas es la de restringir viajes por razones no familiares a Cuba que buscaría frenar el creciente flujo de personas entre los dos países y el interés de sus ciudadanos por conocer la Isla, especialmente en la modalidad de cruceros.

En 2018, más de 560 mil cubanos visitaron Cuba y alrededor de 600 mil estadounidenses. Más de 100 vuelos y 10 cruceros semanales llegaron a puertos cubanos procedentes de Estados Unidos. Las restricciones no solo afectan la economía y derechos de nuestro pueblo, sino también agreden a los norteamericanos.

El canciller Bruno Rodríguez sentenció que ese incremento de un 20% con respecto al año anterior, evidencia la continuidad de la política de fortalecimiento de los vínculos de Cuba con sus nacionales en el exterior”.
Bolton también dijo que se afectarán las remesas que los emigrados envían a la Isla del Caribe pues solo se permitirá un máximo de 1 000 dólares cada tres meses.

Con enorme euforia y pisoteando la soberanía e independencia de los pueblos de la región, el troglodita Bolton enfatizó ante los mercenarios derrotados en Bahía de cochino que “la Doctrina Monroe está viva y muy bien”.

Ahora habrá que ver si los países del mundo aceptan por miedo, precaución o sumisión que Estados Unidos imponga el derrotero a seguir en las relaciones internacionales.

Mientras, el pueblo cubano, que ya esta acostumbrado a todo tipo de agresiones y sabotajes procedentes del poderoso vecino del Norte, se mantiene unido a la dirección del Partido y del gobierno para continuar defendiendo, al costo que sea necesario, la independencia y la soberanía alcanzada aquel primero de enero de 1959.


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