Glenda Arcia •  Opinión •  25/03/2019

Violencia contra la mujer, una mancha en la conciencia de Europa

Pese a las constantes denuncias de organizaciones no gubernamentales, una de cada tres mujeres en la Unión Europea (UE) sufrió agresiones físicas o sexuales alguna vez, en tanto más de tres mil son asesinadas por sus parejas o familiares cada año.

De acuerdo con la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales (FRA, por sus siglas en inglés), lo anterior se traduce en la muerte de alrededor de siete féminas por día en la región, a pesar de las multitudinarias marchas realizadas en varias naciones y de las numerosas campañas impulsadas para evitar que dichos casos sean ocultados e ignorados.

El 8 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer, miles de personas se manifestaron en España, Bélgica, Turquía y Alemania, entre otros Estados, para condenar los crímenes, la discriminación y la desigualdad de género.

En Portugal, las actividades comenzaron el jueves 7 con la declaración de luto nacional por las consecuencias de la violencia doméstica, que se llevó la vida de 503 ciudadanas desde 2004 hasta finales de 2018.

Por su parte, las francesas encabezaron el decimoséptimo sábado de protesta de los chalecos amarillos y el país fue testigo de una jornada de marchas por los derechos de todos, durante la cual se expresó también el descontento con la gestión del presidente Emmanuel Macron.

En España, millones de personas colapsaron las principales ciudades en una histórica manifestación por la igualdad plena y contra el machismo.

Sin embargo, pese a los reclamos de las grandes multitudes, el hogar sigue siendo un lugar inseguro para las féminas, quienes se encuentran allí con las agresiones denunciadas en las calles.

De acuerdo con un reporte de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, un promedio de 140 mujeres mueren cada día en el mundo debido a ataques de sus compañeros sentimentales o personas de su propia sangre.

En total, en 2017 se registraron 87 mil feminicidios en el orbe, el 58 por ciento de ellos a manos de integrantes de los círculos más cercanos a ellas.

Aunque la mayor cantidad de casos de ese tipo fueron registrados en Asia (20 mil) y África (19 mil), las cifras también son alarmantes en Europa (tres mil), donde numerosas organizaciones lamentan el mutismo de las víctimas y la prensa y critican la falta de acciones efectivas por parte de los gobiernos.

Según un informe de la FRA, una de cada cinco mujeres es agredida física o sexualmente por su actual o antigua pareja y una de cada 10 sufre acoso a través de las redes sociales e Internet.

Lo anterior se traduce en millones de ciudadanas aterrorizadas y violentadas, de las cuales solo un 14 por ciento acude a las autoridades, por lo que los reportes sobre esos incidentes suelen estar muy por debajo de la realidad.

De acuerdo con los expertos, la escasa denuncia de los ataques se debe al trauma psicológico sufrido, el temor a que el hecho se repita y a exponerse a un proceso judicial muchas veces extenso y doloroso.

La ausencia de datos certeros atenta contra la lucha efectiva contra ese fenómeno y significa que muchos agresores queden impunes.

Por otra parte, el 68 por ciento de las víctimas del tráfico humano en la región son del sexo femenino y alrededor de 180 mil niñas y mujeres se encuentran en riesgo de ser sometidas a la mutilación genital cada año en los 28 países miembro del bloque comunitario.

A todo esto se suman otros tipos de violencia como la discriminación, la exclusión y la brecha salarial.

Un reporte reciente de la Comisión Europea indica que la tasa de desempleo de las féminas en la UE es un 11.5 por ciento mayor que la de los hombres y el pago recibido por ellas es 16 por ciento menor que el de sus compañeros por la realización de las mismas labores.

En países como Austria, Alemania, Estonia, Reino Unido y República Checa, la brecha salarial puede superar los 20 puntos porcentuales.

Por otra parte, las trabajadoras alcanzan muy rara vez altos cargos administrativos y solo es ocupado por ellas el 6.3 por ciento de los puestos de director ejecutivo de las principales empresas de la región.

Además, luego de concluir su jornada laboral, las mujeres asumen largas horas de atención al hogar y los hijos, muchas veces sin la ayuda de sus parejas.

Según el estudio, las féminas representan solo del 33 por ciento de los miembros de los parlamentos locales, donde se enfrentan al acoso y la exclusión.

En la UE, el 85 por ciento de las diputadas ha sido víctima de violencia psicológica y, en la mayoría de los casos, no existen mecanismos para que puedan presentar una denuncia al respecto.

De acuerdo con un informe de la Red Europea contra la Pobreza, ‘la desigualdad de género sigue siendo elevada en la región y en comparación con la situación de hace 10 años ha habido escasos avances’.

Para Ruth Rubio, catedrática de Derecho Constitucional Comparado del Instituto Universitario Europeo de Florencia, el llamado viejo continente debe ‘renovar su compromiso con la justicia social para lograr, de una vez por todas, la igual ciudadanía de la mujer’.

‘Las agendas de la justicia social y justicia de género deben avanzar conjuntamente porque están íntimamente relacionadas. El desempleo, el empleo precario y la pobreza son males que afectan no sólo, pero si más a mujeres que a hombres’, señaló.

Las marchas celebradas el 8 de marzo en todo el mundo nos recordaron los crímenes cometidos contra las féminas y lo mucho que falta por hacer para lograr un mundo seguro para ellas.

No obstante, un día no es suficiente y la erradicación de la violencia y la discriminación requiere acciones urgentes y efectivas. (Prensa Latina)

*Periodista de la Redacción Europa de Prensa Latina


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