Javier Heras •  Opinión •  22/02/2019

Gracias por vivir, Marcelino

Gracias por vivir, Marcelino

El querido luchador por las libertades en España Marcelino Camacho, también gran maestro en lo político y en lo humano, decía en su autobiografía “confieso que he luchado”, en una cita profusamente repetida que “Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar”. Hasta aquí seguro que poco nuevo te estoy descubriendo. Pero es menos conocido que la cita se completa, en mi modesta opinión de forma impresionante, con “ni nos van a echar al monte”.

Y es impresionante porque un hombre que sufrió las penalidades que sufrió, con sus procesos, años de cárcel, exilio, campos de concentración… rehúya de la venganza, la rabia o el extremismo y la tenga la lucidez de saber y plasmar que el fin no justifica los medios, y que no hay manera más fácil de perder la lucha que no elegir medios adecuados. La idea que contiene esa frase (completa) nos pone ante una tensión dialéctica importante, nos obliga a equilibrar dos extremos indeseables: la tesis, domesticarse, con su antítesis, echarse al monte.

¿Y cómo se hace eso? Cuando uno se hace esa pregunta es cuando se da cuenta de la grandeza de esa idea. Como en el poema de Galeano en el que la utopía no es un sitio al que se pueda llegar, si no que servía para caminar, la tensión de la idea de Marcelino nos obliga a evaluar constantemente si estamos domesticados o en el monte para huir de ambos extremos no se resuelve nunca porque la dialéctica bien entendida es lo contrario al dogma y fluye sin fin.

Conocer a Marcelino más allá de los básico no es fácil. No es que sea una figura “main stream” precisamente en un tiempo donde la lucha obrera a la que dedicó su vida, tanto en su vertiente sindical como política, están perseguida a muerte por el rodillo del pensamiento único. Sus libros y las exposiciones que se han organizado con motivo de su centenario nos acercan a una figura fascinante. Recuerdo vivamente como me impresionó una modesta exposición en la Fiesta del PCE que nos acercaba, entre otras cosas, a su método de trabajo, en el que se autoexigía largo y profundo análisis, con notas minuciosas, para armar las propuestas que después llevaría a las organizaciones en las que militaba.

Marcelino nos dio mucho, y este domingo en San Sebastián de los Reyes pretendemos devolverle una parte minúscula en forma de reconocimiento. Frente al homenaje que le rendiremos este domingo en San Sebastián de los Reyes, fruto de un acuerdo del pleno municipal, se han alzado voces que critican que se homenajee a un líder “comunista”. La ironía que seguramente haría estallar algunas mentes estrechas es que la libertad para criticar el homenaje a Marcelino es posible por las libertades que el propio Marcelino trabajó denodadamente por conquistar para España, y que en realidad criticar el homenaje de Sanse, ejerciendo esa libertad, a Marcelino es una manera de homenajear a Marcelino.

Gracias por vivir, Marcelino, y por darnos tanto.


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