Narciso Isa Conde •  Opinión •  28/01/2019

Las entrañas de la fórmula Trump-Guaidó

 “Guaidó no es presidente de ningún Estado, más bien asume ese título para enfrentarse a un Estado establecido, vetado por ejercer autodeterminación. Realmente es un instrumento designado escogido por Trump, el Pentágono y  la CÍA” en combinación con la extrema derecha venezolana y continental.

La fórmula Guaidó para Venezuela es una receta del imperio con el sello de Donald Trump para tratar de impulsar con más determinación la total reversión del proceso bolivariano y procurar la transición a un neo-fascismo, tipo Bolsonaro-Macri-Duque…

Es una fórmula pre-invasión imperialista, y/o golpe de Estado ultraderechista, usando una referencia presidencial paralela al Gobierno legítimo y soberano; inicialmente virtual, mediática, sin base estructural; y esencialmente funcional a una oposición reaccionaria-subversiva ejecutada por la cúpula imperialista global y los Estados y partidos subordinados a ella.

Guaidó no es presidente de ningún Estado, más bien asume ese título para enfrentarse a un Estado establecido, vetado por ejercer autodeterminación.

Es un instrumento, escogido por una Asamblea Nacional disuelta y reemplazada por un poder constituyente electo democráticamente. Realmente un instrumento nombrado por Trump, el Pentágono y  la CÍA.

Es, a la vez, una burbuja sustentada por una poderosa maquinaria mediática global para desplegar intensamente una estrategia golpista-intervencionista de amplio espectro, con un fuerte  y agresivo protagonismo del Departamento de Estado y la nefasta OEA.

A esa estrategia le encaja, si no logra su objetivo por vía golpista interna, el despliegue hasta la modalidad de invasión de la guerra de cuarta generación en boga.

A ella se han plegado, con perversidad descarada, exhibiendo una vocación de coloniaje colectivo, otros 15 gobiernos y toda la derecha y ultraderecha de las Américas (con fuerte gravitación de un eje neofascista político-estatal de reciente formación).

Incluido entre esos 15 está el gobierno dominicano de Danilo Medina-PLD y los dos principales partidos de la oposición: Partido Revolucionario Moderno-PRM y el Partido reformista Socialcristiano-PRSC, igualándose en lo peor.

Pocas cosas tan repudiables y peligrosas han pasado en los últimos 50 años de nuestra historia, luego de la invasión militar yanqui en 1965  a nuestra país, como este respaldo al proyecto criminal de EE.UU. contra la soberanía venezolana, que procura asaltar sus inmensas y valiosas riquezas naturales;  llamado, por demás, a crear situaciones confrontativas violentas de imprevisibles consecuencias a nivel regional y mundial.

Solo la degradación extrema del poder constituido en nuestro país, el afán de las mafias políticas locales por ganar el favor de su padrino imperial, ya para perpetuar su impunidad desde el Estado o  para procurar el relevo bendecido por Washington, explica esa pérfida coincidencia entre el PLD-Gobierno y PRM-PRSC “oposición”.

Con igual entreguismo 14 gobiernos latino-caribeños, las derechas y ultraderechas y las lúmpenes burguesías del Continente, todos tutelados por  USA-Trump, se han sumado a esa aventura perversa, en contraste con la inmensa mayoría de los Estados miembros membrecía de la ONU. Y habrán de pagar las consecuencias de su indigna postura.


Opinión /