Narciso Isa Conde •  Opinión •  27/11/2018

Haití y Dominicana: migración, racismo y xenofobia

El poeta nacional e historiador Pedro Mir, en su condición de dirigente del Partido Comunista Dominicano-PCD, abordando programáticamente el tema de la revolución insular, afirmó en  1966 que “cada vez que históricamente la clase dominante-gobernante dominicana se sentía insegura por el despertar, la indignación y la rebeldía de nuestro pueblo, esgrimía el peligro haitiano y recurría con renovada intensidad, al manoseado término de la “invasión pacífica” de nuestro territorio por el pueblo haitiano.”

Eso acontece ahora y se ha intensificado a raíz del crecimiento de la indignación de ambos pueblos frente a sus respectivos gobiernos mafiosos. Y no es casual que en esta parte oriental de la isla se recurra a ese expediente acentuando el énfasis racista, hispanófilo y xenófobo muy propio de los movimientos neo-fascistas en boga.

Por eso entiendo necesario contribuir a desmontar esta nociva falacia con argumentos bien precisos.

La migración no es invasión.

Las migraciones son pacíficas y con fines humanamente justos.

Las invasiones, no.

 Las invasiones son avasallantes, violentas, ejercidas con la fuerza militar para ocupar territorios, apropiarse de riquezas y zonas estratégicas apetecidas por los Estados y claques políticas y sociales que las emprenden para despojar, saquear, ejercer poder y matar o someter por la violencia a quienes se les resistan.

 No es verdad que existan “invasiones” pacíficas, sino “procesos migratorios” pacíficos.

 El término “invasión” en esos casos se usa para estigmatizar al que emigra por cuenta  propia en busca de mejor vida o al que lo hace con igual propósito a través de mecanismos montados por la clase dominante, las partidocracias corruptas y sus Estados receptores para ampliar la sobre-explotación de la mano de obra “extranjera” y “criolla”, obtener mayores ganancias pagando salarios más bajos y  logrando otras ventajas abusivas, o para ampliar la modalidades de corrupción que favorecen a los que detentan poder.

·         MIGRAR NO ES DELITO, INVADIR SI.

 Migrar para recuperar derechos negados,  trabajar honestamente, sobrevivir y superar situaciones agobiantes, no es delito.

 Ningún ser humano es ilegal en el planeta.  

 A lo sumo -en mundo dividido en “naciones” por los intereses de las burguesías locales enmarcados en su legalidad internacional- podrían considerarse  indocumentados en su propio país o en otro territorio, que es otra cosa; esto si carece de la documentación correspondiente, ya por limitaciones propias o por las ventajas que eso les ofrece a los que explotan, semi-esclavizan y trafican permanentemente con su vulnerable condición social.

 En verdad no son pocas las burguesías de diversos calibres que se han forjados o han multiplicado fortunas a costa del trabajo en condiciones de semi-esclavitud o imponiéndole una extrema precariedad a numerosos componentes de las migraciones forzadas y del tráfico de seres humanos.

 Abundan incluso sus socios políticos y militares dedicados a explotar  mano de obra barata (adulta e infantil), sexo (“trata de blancas”) y poblaciones discriminadas fácil de maltratar bajo el mote de “seres inferiores”.

No son pocos los países constituidos por diversas migraciones sobre-explotadas en distintos periodos de su historia y proliferan las sociedades conformadas por diversas identidades, presentando características multiétnica y multinacionales.

 La invasión implica el empleo de la fuerza para ocupar territorios y dominar seres humanos.

 Implica matar, masacrar, saquear…

 Los pueblos empobrecidos y oprimidos de África no están invadiendo a Europa Occidental. Ni los asiáticos, africanos, latino-caribeños… están invadiendo a EU.

 Las potencias europeas, asiáticas y norteamericanas si que nos invadieron, nos colonizaron y convirtieron nuestras fronteras en negocios espurios. Y lo siguen haciendo con saña postmoderna.

 En esa abusiva relación de poder los países periférico-dependiente hemos sido  cruelmente maltratados y nuestros pueblos brutalmente empobrecidos.

·         HAITÍ Y RD: VICTIMAS, NO VERDUGOS.

 Haití y República Dominicana no pudimos escapar a esa dominación imperial degradante, de las que las elites locales son cómplices y beneficiarias

 Al pueblo haitiano le ha ido peor por habitar el territorio más invadido, peor colonizado, más saqueado y mas empobrecido del Continente; víctima de la sádica revancha del imperialismo occidental que nunca perdonó su ejemplo contagioso plasmado en su temprana revolución independentista negra y antiesclavista de 1804.

Las vicisitudes acumuladas asumieron al paso de dos siglos características de tragedia social y humana.

 Y en tales condiciones para una gran parte del pueblo haitiano, emigrar hacia acá (como destino o como puente) o hacia EEUU o Canadá (como destino), se ha tornado cuestión de vida o muerte.

 No se trata ni por asomo de un fenómeno de invasión, agresión, ocupación… sino de un proceso migratorio ascendente e imperioso.

  Más aun. República Dominicana  nunca ha sido invadida por Haití, porque realmente la denominada “ocupación haitiana” de esta parte oriental de la isla se hizo siendo ésta colonia de  España y en su condición de presa codiciada por otros imperios; en el promisorio marco de la independencia y la revolución social antiesclavista en Haití, por lo que ese hecho tiene otro carácter y consecuencias distintas, unas positivas y otras negativas.

República Dominicana se fundó en 1844 en un acto de separación de Haití y de independencia frente a todas las potencias colonizadoras.

Traicionada la independencia dominicana de 1844 (anexión al imperio español) y luego igualmente traicionada la Restauración de la misma lograda en 1863, nuestro país -pese a su definida identidad nacional- ha sido convertido en una semi-colonia o dependencia de EEUU, pese a los heroicos intentos posteriores por emanciparlo (1916-24 y 1965).

 Esa es la verdad.

 Pero igual y peor, repito,  le ha pasado a Haití.

·         DOS PAISES RECOLONIZADOS CON SUS RESPECTIVOS FLUJOS MIGRATORIOS.

 Ni uno ni otro somos soberanos y no porque uno someta al otro, presente sin embargo el recuerdo de la horrible  y traumática matanza de haitianos en la zona fronteriza a cargo de la tiranía trujillista (no del pueblo dominicano); y también otros hechos parecidos –aunque más remotos- que de parte y parte son usados para envenenar los vínculos de dos pueblos llamados a compartir en hermandad la misma isla, todavía dominada por poderosos enemigos imperiales comunes y por pandillas locales asociadas a la recolonización.

 Sí, una isla, dos república sin soberanía y dos pueblos cruelmente oprimidos.

 Esa es otra verdad.

 Ahora bien, la lucha por sobre-vivencia empuja muchas veces a los seres humanos hasta a abandonar su tierra, su patria, su familia…para entonces vivir más o menos sobre-explotados, discriminados, maltratados… A eso se le agrega el racismo con toda su crueldad.

El problema a resolver en las relaciones dominico-haitianas es fundamental migratorio, porque la negación de independencia y soberanía en ambos casos está a cargo de EEUU y otras potencias imperialistas.

 Haití no tiene soberanía real, mucho menos posibilidad de afectar la nuestra.

 República Dominicana-RD igual respecto Haití.

 Por más de un siglo nadie puede probar que uno u otro país se haya dedicado a invadir al otro para conquistarlo y dominarlo.

 La migración de RD a EEUU, Europa y otras partes del mundo la provoca la opresión, la explotación y el saqueo practicado por las potencias imperialistas.

 La misma causa tiene la emigración haitiana hacia ese “primer mundo”.

 Pero hay particularidades a ponderar: la emigración haitiana hacia acá no la  causa RD, mucho menos el pueblo dominicano; sino fundamentalmente EEUU, Canadá y las potencias europeas, que saquean, explotan y empobrecen ese territorio y ese pueblo, en alianza con mafias políticas, empresariales y militares locales.

 El o la haitiana que emigra hacia acá no lo hace por maldad, sino por necesidad. Es un ser humano, que en su dramática lucha por la vida decide cruzar por vía terrestre al país vecino, al más cercano, el cual tiene una situación económica relativamente menos mala. Y lo hace para trabajar duro por un baja remuneración, que influye intensamente también reduciendo el salario local. Todo esto a beneficio de los dominicanos ricos y muy ricos, no del pueblo en general.

 Los poderosos de Haití y las potencias que lo colonizan le niegan derechos vitales al pueblo haitiano en su  propia tierra,  y lo convierten en mercancía barata generadora de ganancias fáciles con la que se nutre la corrupción fronteriza militar, policial y empresarial de allá y de aquí.

 Trafican con sus componentes más empobrecidos de múltiples maneras y los exprimen con modalidades propias de la acumulación capitalista originaria.

 La frontera pasa a ser un negocio soterrado, sucio, ilegal de jefes políticos, empresariales y militares dominicanos, que su vez hacen campaña racista anti-haitiana; mientras los trabajadores y las familias haitianas radicadas aquí aportan miles de veces más que las migajas que reciben.

 Pero esas inmensas riquezas van directo a los bolsillos de los ricachones de nuestro país y a las arcas de las empresas transnacionales.

  Las transnacionales tipo Gulf and Wester, Alcoa, Falconbridge, Barrick Gold… poderos grupos económicos como Vicini, Bonetti, Fanjul, compañías constructoras, latifundistas, políticos y generales mafiosos… son los grandes beneficiarios de esa migración.

·         LOS VERDADEROS INVASORES DE ESTA ISLA.

 Los conquistadores españoles y de otras potencias europeas invadieron esta isla, esclavizaron y asesinaron a sus  pacíficos pobladores, invadieron a África y trajeron esclavos de esas tierras lejanas para reforzar la esclavitud y practicar el genocidio. Civilizaciones blancas se impusieron a sangre y fuego para explotar y saquear

 En ambas parte de la isla los conquistadores y colonizadores exterminaron las poblaciones originarias (llamados indios/as).

 Ambas terminaron pobladas por “extranjeros” o descendientes de “extranjeros”, unos pocos verdugos blancos y la mayoría victimas negras, mestizas y mulatas.

 Y así hasta el presente, con muchos otros ingredientes.

 Las tropas yanquis que nos invadieron en 1916 y 1965, la CIA, el FMI, el BM, los bancos de negocios… son por tanto los verdaderos invasores, depredadores y saqueadores de este país y de nuestro pueblo. Las corporaciones mineras (Gold Quest, Uni-Gold… amenazan con invadir la Cordillera Central.

 Ambas poblaciones hemos sido forzadas a emigrar por periodos.

 Nuestro enemigo no es ni el emigrante haitiano, ni el humilde pueblo de ese país hermano.

 Nuestros enemigos son los poderosos que dominan el mundo y esta la isla, que oprimen a ambos pueblos y nos quieren enfrentar para ellos disfrutar con tranquilidad los frutos de sus fechorías.

 Igual pasa en la vecina Haití, donde desde arriba se fomenta el odio contra nuestro pueblo.

 Los pueblos dominicanos y haitianos son pueblos que desde sus respectivos países deben unirse para defenderse, para independizar realmente nuestras respectivas patrias, para  liberarlas de la voracidad imperialista-capitalista y de los políticos, empresarios y jefes militares ladrones, déspotas y explotadores. Para desterrar el odio y sembrar amor entre pueblos liberados y naciones independientes.

 Eso es imprescindible para establecer regulaciones migratorias mutuamente ventajosas y normas de cooperación justas en comunidad con todos los pueblos de Nuestra América, uniendo la diversidad cultural y respetando la identidad de cada pueblo.

 En fin, yo quiero a mi patria sin olvidar que patria, como dijo Martí, es humanidad.


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