Verónica Rojas Berríos •  Opinión •  23/10/2018

El golpe y su efecto en el exterior

El golpe y su efecto en el exterior

Por Verónica Rojas Berríos (*)

La imagen en el exterior ha sido agredida, debilitada de forma sistemática desde 2007 y en los últimos meses, de abril 2018 a la fecha, ha sido el eje en el que han tenido relativo éxito mediante la «desinformación», la que estuvo y está dirigida a revivir entre la población nicaragüense los dolores vividos durante la guerra de finales de los años 70 y 80 del siglo pasado. Para ello utilizaron nuestras consignas y nuestra música, para evidenciar las prácticas criminales que ellos mismo realizaron y cuya autoría las endilgaban a nuestro gobierno. Esas prácticas tuvieron características del somocismo, del fascismo y más actuales como las implementadas en la reciente guerra de Siria o por el narcotráfico internacional, todas dirigidas a infundir terror y desconfianza en la población nicaragüense y entre los pueblos amigos de nuestra Revolución Popular Sandinista.

Durante el segundo trimestre de este año lo que vivimos en toda Nicaragua fue la mayor espiral de violencia nunca vista, una «guerra» impulsada y reconstruida con más fuerza desde 2007 sostenida por los enemigos de la revolución, pensada y promovida por lo más recalcitrante de la derecha mundial particularmente por la norteamericana, que tiene más incidencia en nuestro entorno geopolítico. En la actualidad, el intervencionismo asumió rasgos de asonada popular la que indujeron mediante el uso de ONG, creados y financiados por capital externo; allí están las páginas de la historia reciente y aún están vivas personas que pueden testificar el rol que han jugado en este período, de la década de 1990 hasta ahora.

¿Pero qué pasa en Nicaragua? Contesto con la verdad de militante sandinista, mujer, profesional que ha vivido y seguido el día a día en mi patria. Lo que nos asombró adentro y afuera de Nicaragua fue el cómo pudo explotar tanta violencia en nuestra Nicaragua donde nos enorgullecíamos precisamente de lo contrario. Fuimos hasta antes del aciago 18 de abril un oasis de paz y desarrollo en medio de un entorno geográfico que adolecía de lo que eran nuestras fortalezas, la paz basada en la permanente creación de consenso.

¿Cómo pudo surgir el ambiente de odio criminal que imperó en el país de forma generalizada por 90 días? Se conjugaron varias fuerzas tenebrosas en este plan de «primavera árabe tropical». Todos los ejes de ataque confluyeron creando en los primeros días de esta conmoción desconfianza hacia nuestro gobierno. Posteriormente fueron aclarándose las responsabilidades de los crímenes, el tamaño descomunal de la manipulación de la información, sobre todo después del 16 de mayo de 2018, fecha en que se inicia el mal llamado diálogo nacional a partir del cual se acuartela la Policía Nacional y va quedando en evidencia para el nicaragüense promedio que las prácticas de secuestro, extorsión y asesinato a la población –que se convierten en la noticia diaria– tienen responsables internos y externos que no son del gobierno.

El ambiente de caos lo crearon mediante la manipulación de sentimientos y valores, provocando destrucción y muertes (confirmado casi 200 asesinatos) a lo interno del país y basándose en el principio goebbeliano del fascismo mintieron, mintieron y crearon desconcierto entre la población y continúan haciéndolo entre nuestros amigos del exterior. Formaron equipos de propaganda por miembros de organizaciones de derechos humanos que antes del golpe eran de membrete y ahora están autoexiliados, medios de comunicación quienes siempre llegaban antes a los sitios donde se iban a dar los ataques cuyos resultados supuestamente eran responsabilidad de las fuerzas del sandinismo. Todo fue maquiavélicamente organizado. Así se ha escrito la historia reciente en mi patria.

Sí hubo muertos en las manifestaciones, pero fueron provocados por los golpistas, los responsables y ejecutores de esta aciago período. Hay evidencias ciertas con pruebas en manos de la Policía, del Ministerio Público, de la CIDH (aunque esta última organización internacional las obvia y no hace referencias a ellas). Padecimos de una práctica criminal como la introducción de armas de guerra de forma clandestina y de dinero sucio proveniente del narcotráfico, todo suministrado por los organismos financiados por fuentes ligadas a la derecha norteamericana para financiar el secuestro a ciudades enteras, asesinatos de compañeros policías, militantes sandinistas y pobladores de los vecindarios de las ciudades secuestradas, para lo cual manipularon, utilizaron y contrataron a sectores juveniles en riesgo.

La situación de Nicaragua es difícil de entender cuando se tiene solo una versión del problema, como ocurre en muchos países europeos. Por ejemplo, varios países europeos y latinoamericanos han sido visitados por jóvenes universitarios nicaragüenses entrenados y financiados por organismos del Partido Republicano de Estados Unidos, que ofrecieron la versión previamente diseñada para desinformar y criminalizar al gobierno de Nicaragua y a todo el sandinismo. Lógicamente no presentaron lo que verdaderamente estaban ejecutando. Pero de todo hay pruebas, videos (grabados por los mismos golpistas), denuncias certificadas, declaraciones, etc. de ex miembros de la coalición denominada Alianza Cívica y de las víctimas que sobrevivieron al horror que se desató en mi patria durante 90 días.

Algunos de los principales involucrados como autores operativos o intelectuales se autoexiliaron; todos, comprometidos con el «golpe suave» que ayudaron a ejecutar. Otros que gozan de cierto reconocimiento internacional por su carácter de intelectuales o que tienen prestigio en sectores de izquierda o cercanos a esa ideología en países desarrollados, ofrecieron su respaldo total a la intentona golpista. Tal es el caso de artistas que dieron un aporte en la primera etapa de la Revolución Popular Sandinista y a la recuperación de la cultura popular, pero que ahora tienen otra posición política. Muchos de ellos formaron un grupo disidente que ha liderado la alianza golpista. Algunos de ellos financiaron, otros participaron directamente en los ataques terroristas contra la población mediante uso de armas o desinformando. Algunos de ellos prefirieron marcharse al exterior con el fin de utilizar la «memoria histórica» de los nicaragüenses y de los grupos de amigos para procurar su respaldo. No existe ninguna orden de detención por haber cantado en pro de los delincuentes detenidos, a quienes se les sigue causa en nuestro sistema judicial.

La oposición interna al sandinismo siempre ha existido, pero esta conflagración social no hubiese sido posible sin el apoyo externo, un intervencionismo puro y descarado provocado por quienes no pudieron derrotar con sus fuerzas internas al FSLN en tres elecciones consecutivas. Estos más de once años de ejercicio del Gobierno nos han permitido transformar el país. Cualquiera, nicaragüense o extranjero, puede constatar los cambios que han ocurrido en beneficio del pueblo de Nicaragua.

Estamos conscientes que hemos afectado intereses de grupos vinculados al narcotráfico y de la derecha recalcitrante de América. Hubo sectores con quienes convivimos y alcanzamos acuerdos, pero para ellos era una suerte de alianza cortoplacista, pues en el fondo nunca aceptaron los cambios estratégicos en el país.

Los sandinistas somos la fuerza mejor organizada y disciplinada del país, leales al Presidente Daniel Ortega. Ello nos permitió derrotar al golpe impulsado por fuerzas ajenas a Nicaragua a pesar de que contaron con fuerzas internas compradas con dinero sucio y con todo el andamiaje de la derecha que ha existido y sigue existiendo en Nicaragua, incluyendo agentes supuestamente apolíticos. La solución pasa por superar la fractura que nos infringieron en la sociedad. Para ello el diálogo no es simple sino multifacético que involucre a toda la sociedad, no solo una parte. Por eso estamos privilegiando la creación de consenso desde la base de la sociedad.

Hemos logrado frenar el caos y la ola de crímenes contra el pueblo, y hemos empezado a reactivar los procesos productivos y comerciales. Pero el peligro sigue latente. A casi seis meses del inicio del golpe y tres meses de este proceso de recuperación de la estabilidad social y de continuar la ruta de erradicación de la pobreza, nuestra prioridad es la búsqueda de la paz social sostenible. Creemos y defendemos que esta debe ser inclusiva. Se basa en la aceptación de la realidad económica, política, multiétnica, de la sociedad en el marco legal del país.

Liderar transformaciones profundas en una sociedad tiene sus riesgos y nosotros los sandinistas los asumimos junto a nuestros líderes, el Presidente Daniel Ortega y la Vicepresidenta Rosario Murillo. Solución hay y estamos trabajando por ello. El sandinismo está sólido, unido y empoderado de su rol utilizando toda la experiencia acumulada para recomponer la unidad nacional y trabajar por una alianza de largo plazo.

 (*) Militante del FSLN. Ex embajadora de Nicaragua en España y Suecia, y ex viceministra de Fomento y Comercio Exterior.

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/blogs/2064/


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