Paco Campos •  Opinión •  17/08/2018

Superar la tradición racionalista

Porque comprobamos empíricamente y a diario que se repiten constantemente los conflictos de intereses; caemos y volvemos a caer en contradicciones a las que ni hacemos caso, contradicciones que viven con nosotros, que forman parte de nosotros por mor de la geografía -el mundo de las pateras y sus ocupantes. Pero seguimos reproduciendo la cultura occidentalista por considerarla mejor, y no alcanzamos a intercambiar creencias y deseos.

Enarbolamos la historia racionalista frente a lo que consideramos un mundo primitivo que no admite soluciones desde nuestra posición emic. En cierto modo estamos tan alienados en la democracia al uso, como lo estamos en el trabajo asalariado frente al capital. Parte de nuestra xenofobia se debe no tanto a la ausencia de inclusión como a la presencia de la alienación -> estamos incómodos en un mundo que pueda ser perturbado por el salvaje, en esa dialéctica del amo y el esclavo, que ha predominado en occidente, e impedido siquiera una reverberación de la teoría roussoniana del buen salvaje.

La democracia ha contribuido a que seamos más felices que antes, pero no ha adquirido la dimensión de la solidaridad… y en buena lógica me inclino por la identidad entre solidaridad y democracia, más que por esa democracia representativa con la que suelen restregarnos los morros.


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