Hedelberto López Blanch •  Opinión •  17/08/2018

El negocio de la deuda externa

La deuda global se ubicaba en 2016 en 164 billones de dólares el equivalente al 225 % del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y es que en los últimos diez años ha aumentado, en el sector público y en el privado.

El informe del Monitor del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 2018 asegura que el orbe ostenta un 12 % mayor de su deuda que en el pico anterior de 2009. Para el 2017 la deuda de la zona euro estaba en 71 % del PIB, en Estados Unidos en 82,3 %, y en Japón 153,3 %.

Que la deuda exterior de los países es completamente impagable, fue vaticinado por el líder de la revolución cubana, Fidel Castro Ruz, desde septiembre de 1979 durante un discurso pronunciado en Naciones Unidas.

Después lo ratificó en 1983 en la Séptima Cumbre del Movimiento de Países No Alineados celebrada en Nueva Delhi y en agosto de 1985 en el evento realizado en La Habana sobre la Deuda Externa de América Latina y el Caribe donde sentenció que “…no hay nada más parecido a un cáncer que la deuda externa…El imperialismo ha creado esa enfermedad…y tiene que extirparse quirúrgicamente, totalmente, no le veo otra solución”.

La problemática principal es que los préstamos otorgados por organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otros, lejos de favorecer el desarrollo de los países endeudados son proyectos que los integran en el mercado mundial para servir a los intereses de las transnacionales y de la banca.

Son programas de ajustes estructurales dirigidos, según sus discursos oficiales, a restablecer el equilibrio financiero de los países que están en dificultades, pero realmente se tratan de conciliaciones que buscan ante todo, favorecer a los mercados financieros.

El BM y el FMI imponen la apertura de la economía a fin de atraer capitales lo que trae consecuencias negativas para la población y la economía. La pobreza se generaliza con rapidez, los criterios macroeconómicos privilegiados por las instituciones financieras no permiten de ningún modo mejorar el bienestar general de la población pobre, por eso se considera que la deuda es un elemento circunstancial con el funcionamiento de la economía capitalista, es un mecanismo por el cual todos los Estados, desarrollados o no, pierden soberanía frente al sector financiero.

Michel Hudson uno de los ocho especialista que predijo la crisis mundial de 2008 afirmó que la economía esta rota para el 99 % de la población mundial, y que el sector financiero ha tomado el control de la economía y la exprime hasta el punto de asfixiarla. Puntualizó recientemente que la próxima debacle económica que se avecina la producirá la deuda acumulada en moneda extranjera y si el costo del dólar sube, van a tener que pagar más en su moneda nacional para cubrirla.

Detengámonos ahora en Latinoamérica donde en 1985 se estimaba que el pago de intereses por la deuda ascendía a 40 000 millones de dólares anuales, mientras que la fuga de capital neto estaba calculada en más de 55 000 millones de dólares y la deuda total en más de 360 000 millones de dólares.

En 2012, el endeudamiento de los gobiernos de la región se cifraba en 29,4 %, en 2017 se elevó a 43,3 % y se proyecta que para 2023 sea de 52,7 %. Según la Comisión  Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) el aumento de la participación de las economías empobrecidas en el mercado de bonos ha contribuido a aumentar su nivel de endeudamiento.

Chile sobresale por su nivel de deuda externa en relación con el PIB que es del 60 %. Los pasivos del país medidos en valores y la deuda aumentaron en 38 000 millones de dólares en los últimos cuatro años.

Punto y aparte es el caso de Argentina que de 2014 a la fecha los pasivos externos subieron de 145 000 millones a 249 000 millones de dólares, es decir, un incremento de 104 000 millones. En términos de PIB, indica que la deuda pasó del 25 % a más del 43 %. El 90 % del endeudamiento se generó a partir de 2016 con el cambio de la política económica del país, el acuerdo de pago a los fondos buitres y una vía libre para la colocación de nuevos bonos en los mercados internacionales.

En cuanto a Colombia, los pasivos con los acreedores internacionales pasó de 101 000 millones a 132 000 millones de dólares y en términos de PIB se elevó del 27 % al 39 %. El país incrementó sus desequilibrios comerciales un factor potenciado por la caída del precio internacional de los combustibles por lo que debió recurrir al endeudamiento para poder cerrar las cuentas macro. La falta de industria colombiana obligó a apelar a las importaciones de gran parte de los bienes de consumo masivo.

En tanto, México observó un aumento de la deuda externa de 286 000 millones a 467 000 millones de dólares, que pasó a representar del 22 % a 38 % del PIB.

Para Brasil se estimó para este año una deuda externa de 331 000 millones de dólares, nivel similar a la registrada en 2014 y que representa el 15 % del PIB. Esta cifra se ha mantenido debido a la indiscriminada privatización que de momento permitió obtener fondos al gobierno pero que traerá graves consecuencias para la población y para la soberanía nacional.

El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) detalla que los ajustes financieros suelen ser la gran amenaza para la región porque la deuda aumenta mientras avanzan los desequilibrios comerciales y la fuga de capitales lo que compromete la estabilidad externa de la economía latinoamericana.

Cada día se hace más presente la visión de Fidel cuando señalaba que las recetas impuestas a muchas naciones en el mundo por los organismos financieros occidentales, y acatadas por gobiernos neoliberales solo han acentuado la situación de pobreza y hambre en el mundo.

La deuda, junto a los leoninos intereses, es impagable.


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