Marco Teruggi •  Opinión •  28/05/2018

Venezuela: El chavismo está pa’ esa vaina

Venezuela: El chavismo está pa’ esa vaina

Nicolás Maduro ganó la reelección como Presidente de Venezuela con más de 6.2 millones de votos. La cifra representa el 68% de los electores que participaron en las elecciones del pasado domingo. Maduro, con su victoria, gobernará al país hasta 2025. ¿Y ahora? Esa es la pregunta que tratará de responderse en el siguiente análisis. Vienen más ataques, pero el chavismo está preparado pa esa vaina.

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“Si perdemos será un peo, y si ganamos también”, sintetizó una mujer chavista, cuando todavía no habían abierto los centros electorales, en la madrugada del 20 de mayo.

Es costumbre en elecciones, en época de revolución: Suena el toque de Diana cuando la noche es más noche y, desde cerca de las cuatro de la mañana, se acercan los primeros votantes a las puertas de los centros electorales.

Parte de una épica que se instaló. Esta vez fue menor a lo ocurrido en ocasiones pasadas. No fue sorpresa que sucediera, debido a las condiciones de una votación marcada a fuego por varios elementos, en particular, el cuadro material, y por la campaña de abstención desplegada por la mayoría de las fuerzas de derecha. Pero ahí estaba el chavismo, con esa certeza en la garganta.

Tenía razón en su diagnóstico: Nicolás Maduro ganó y se multiplicaron los titulares contra las elecciones, acusándolas de fraudulentas, ilegítimas, de ser un robo a la democracia.

A los titulares siguieron declaraciones de los gobiernos de América Latina, agrupados en el Grupo de Lima, que afirmaron que no reconocerán el resultado electoral; al igual el G7, conformado por Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, y Estados Unidos; el Gobierno de España, que anunció posibles nuevas sanciones; y, como se esperaba, los Estados Unidos que dirigieron el tiempo y las intensidades. Se ganó y se profundizó el peo.

El anuncio más contundente vino por parte del Gobierno norteamericano: La ampliación de las sanciones contra la economía venezolana, a través de una orden ejecutiva firmada por Donald Trump.

Algunos de los puntos centrales anunciados fueron que, el Estado venezolano no podrá vender, transferir, o dar como garantía, a ciudadanos o instituciones estadounidenses, activos -incluido deuda pública y bonos de Pdvsa-, en los que posea más del 50%, se limita el acceso al sistema financiero estadounidense, y aumentan las limitaciones para hacer transacciones en dólares.

El objetivo, declarado, es cerrar más vías de financiamiento a Venezuela, cortar canales de importación de productos esenciales como medicamentos, repuestos, alimentos, incrementar la presión sobre la economía hasta volverla inviable, un colapso, que luego decante o se articule con una acción de fuerza que obligue a la salida de Maduro.

Así como se unificó el espacio de agresión diplomática y económica contra Venezuela, también aparecieron los respaldos a la legalidad y legitimidad de los resultados del 20 de mayo.

Rusia -que también afirmó que las sanciones norteamericanas son ilegales-, China, Irán, Turquía, Siria, Palestina, Bolivia, Cuba, Nicaragua, El Salvador, entre otros, se pronunciaron públicamente.

Quedó configurado el tablero geopolítico en la cual está inmerso el conflicto venezolano: Adversarios, aliados, ángulos desde los cuales se preparan nuevas maniobras y capacidades de respuestas. Los tiempos, según indica el cuadro, se acelerarán.

Las declaraciones internacionales eran parte del escenario que ya se anticipaba.

La pregunta era hasta dónde llegarían. Por el momento, forman parte del abanico de ataques conocidos, una profundización de las tendencias en marcha que apuntan a aislar y desgastar.

En cuanto a lo nacional, las respuestas también fueron las esperadas: Todas las fuerzas de oposición, que no se presentaron el 20 de mayo, declararon los resultados como inválidos; replicaron a nivel local el discurso internacional.

Henry Falcón, derrotado por más de cuatro millones de votos de diferencia (tres veces más que su votación), también se sumó a esa matriz.

El impacto de las ruedas de prensa opositoras en la sociedad, fue poco, producto de su actual crisis, disputas internas, falta de legitimidad, y capacidad para consolidarse como una alternativa con liderazgos, propuestas, un plan que le hable al venezolano común, de a pie, y no solamente a su propia base social que desconfía de esos mismos dirigentes.

Un último elemento debe ser incorporado a este escenario: La calle, el intento por volver a ponerla en efervescencia para activar un ciclo de movilización contra el Gobierno.

Los intentos se manifestaron por dos vías, el llamado público, y las acciones nocturnas de violencia.

En el primer caso, el resultado evidenció que la oposición no logra retomar fuerza desde el mes de agosto del año pasado, cuando fue electa la Asamblea Nacional Constituyente.

El primer llamado, el día miércoles antes de las elecciones, movilizó a unas doscientas personas; el segundo, el día después de los resultados, convocó a un grupo pequeño en Altamira, su tradicional espacio de protesta.

En cuanto a las acciones, como focos que pudieran detonar titulares de diarios y abrir escenarios conflictivos, tuvieron lugar, pero no lograron su propagación. Uno de los lugares donde ocurrieron, el domingo y lunes por la noche, fueron en el estado Carabobo, donde grupos pagados quemaron cauchos, intentaron cerrar calles, arma en mano.

En este contexto, Nicolás Maduro se juramentó el martes ante el Consejo Nacional Electoral, y juramentado ante la Asamblea Nacional Constituyente.

Con la victoria con más de 6 millones 200 mil votos, y una amplia diferencia, porque triplicó los votos del segundo candidato, llamó al diálogo, a otorgar medidas de beneficio para sectores de la oposición que hayan incurrido en errores, y le dio 48 horas al Encargado de Negocios norteamericano, Todd Robinson, para irse del país, debido a sus acciones injerencistas.

El triunfo en las urnas, el cuarto en menos de un año, significó la estabilización del poder político en manos del chavismo.

La pregunta está en el poder económico: ¿Qué plan tiene el Gobierno, qué medidas, actores, cambios, están en su agenda, ahora que las elecciones pasaron?

Ahí está el desafío nodal del chavismo, el territorio donde apuntan los ataques, el elemento que mayor desgaste genera sobre la población.

Hasta el momento, el Presidente anunció la conformación de una Comisión para evaluar medidas a tomar.

Los pronósticos son varios a ese respecto. La base social opositora espera que las sanciones internacionales se redoblen, para agravar el cuadro y que así caiga el Gobierno, una situación de crisis que piensan los opositores que atravesarán de manera directa, debido, en términos generales, a su mejor posición en la sociedad.

Otra parte, alejada ya de ambos bloques políticos, ve que la situación empeorará y piensa si la mejor opción es irse del país. En cuanto al chavismo, tiene exigencias respecto al Gobierno. Le pide medidas de fondo, e intenta poner en marcha experiencias de producción donde puede, en un marco de coordenadas económicas a veces contradictorias.

Según el pronóstico de la mujer chavista, que esa madrugada daba su voto por Maduro, habrá fuerza para resistir: “Si perdemos será un peo y si ganamos también, pero los chavistas estamos para esa vaina, para enfrentar y seguir pa’lante”.


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