Miguel Angel Ferrer •  Opinión •  12/11/2017

Cataluña y las fuerzas de ocupación

Para todos los efectos jurídicos, políticos, sociales y diplomáticos, Cataluña es ya, desde el 10 de octubre de 2017, una república independiente, aunque esta independencia no quiera ser reconocida por el poder colonial, el Reino de España, que ha tenido aherrojados a los catalanes durante los últimos 300 años. 

Cataluña y las fuerzas de ocupación

Sin embargo, para que la nueva república vea consumada su independencia pueden pasar todavía muchos años o, incluso, décadas. Será necesario expulsar del territorio del nuevo Estado a las fuerzas armadas, es decir, al ejército y a la policía metropolitanas que manu militari pretenden mantener a Cataluña bajo el estatus de colonia española.

Mientras tanto, esos soldados y policías tendrán el evidente e indiscutible carácter de fuerzas militares de ocupación. Y así, tanto desde el punto de vista del derecho internacional como del derecho catalán podrá hablarse y se hablará del territorio de Cataluña como de territorio ocupado. Un caso bastante parecido al de los territorios palestinos ocupados desde 1948 por las fuerzas armadas del Estado de Israel. O como el de los territorios franceses ocupados por las tropas nazis durante la segunda guerra mundial.

La independencia catalana también guarda similitudes con el caso de la independencia de México con respecto a España. Entre la declaración de independencia en 1810 y la consumación de ésta en 1821 tuvieron que transcurrir once años de duras luchas políticas y bélicas, hasta que el ejército colonialista fue vencido y expulsado del territorio mexicano.

Habrá quien diga, desde luego, que no todos los habitantes de Cataluña están de acuerdo con la independencia catalana. Pero lo mismo ocurrió en México y en el resto de las colonias de España en América durante el periodo colonial de tres siglos. Unas fuerzas políticas, sociales y económicas luchaban por la independencia mientras otras fuerzas de la misma índole se oponían a ella. Fuerzas independentistas contra fuerzas colonialistas.

Vale la pena recordar que el dirigente de la lucha por la independencia de México, el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, considerado justamente por los modernos mexicanos como el Padre de la Patria, fue encarcelado, degradado, humillado y finalmente fusilado por el aparato judicial y militar de la metrópoli. 

Y también vale la pena traer a la memoria que igual suerte corrieron otros dirigentes independentistas, como Ignacio Allende, Mariano Abasolo, Mariano Jiménez y Juan Aldama, fusilados y decapitados, y cuyas cabezas fueron exhibidas por diez años, hasta la consumación de la independencia, en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, en la ciudad de Guanajuato, como advertencia, a otros insurgentes.

Salvo la decapitación y el fusilamiento de los líderes independentistas, una cosa semejante ocurre ahora, 200 años después, con los dirigentes de la independencia catalana: persecución, calumnias, linchamiento moral, humillaciones y prisión.

Pero todo es y será inútil. Cataluña ya es independiente. Y lo es porque así lo quieren los catalanes que se oponen al dominio colonial español. Y porque las ideas de independencia están enraizadas en esos catalanes y catalanas que no aceptan el yugo español. Y porque, como lo demuestra sobradamente la historia mexicana, catalana y universal, las ideas de independencia y autodeterminación no se matan con cárceles y balas.

Una vez que las ideas arraigan en la mente de millones de personas -decía Carlos Marx- las ideas adquieren fuerza material. Y a esa fuerza material no hay poder militar que pueda vencerla.

Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Cataluna-y-las-fuerzas-de-ocupacion-20171109-0006.html


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