Paco Campos •  Opinión •  10/11/2017

Hay justicia si hay lealtad

Todavía, tanto los jueces como la opinión, piensa en la justicia como una idealización, como una instanciación a la que accedemos con conflictos para encajarlos en ella a ver si cuadran, y lo hacemos con el ejercicio de la razón para interpretar los principios universales que a todos igualan ante la ley. Esta caracterización se la debemos a Kant y al pensamiento ilustrado, con su teoría de los tres poderes y acompañado todo esto con la palabra democracia, y tanto vale hoy este gazpacho para la realeza europea como para Erdogan.

Hemos evolucionado muy bien, y cuesta romper esas vitrinas o vaciar hornacinas y pedestales para clausurarlos para siempre y, si ‘lo establecido’ lo permite -hasta ahora no-, dar rienda suelta a las interpretaciones, porque en el conflicto de las interpretaciones es donde aparecen las diferentes lealtades que toca armonizar si no queremos excluir y hacer infelices a mucha gente. Lo bonito es  que sin llegar a las guerras, los problemas se disolvieran conversacionalmente: eso sería el ejercicio de la justicia y el bastión de la democracia. Posiblemente, pasado un tiempo, eso que fue antes ahora no sea. No pasa nada si sabemos mantener la armonía conseguida.

Lo que digo ya está escrito y ha estado escrito por pensadores no kantianos, de tilde liberal y pragmatista que van desde Hume hasta otras tradiciones -aristotélicas o hegelianas- como la neozelandesa  Annette Baier, el filósofo canadiense Charles Taylor o el escocés Alasdair MacIntyre, según escribe Rorty en “La justicia como lealtad ampliada” (1995), publicado dos años después en la Universidad de Hawaii. Podemos estudiar aquí el sentido de la justicia bajo el prisma de la lealtad: mientras que la justicia se muestra como una idealización (platónica), la lealtad es una realización, una práctica accesible a cualquier humano, sin necesidad de ser siempre sujeto paciente. La justicia de la razón universal es densa, mientras que el sentimiento de lealtad es siempre tenue, cuando no cristalino. Mientras que la idea tradicional de justicia es etc., etc., y así sucesivamente  -> si yo tiro y tú tiras, seguro que cae…


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