Manuel E. Yepe •  Opinión •  08/08/2017

Estados Unidos es mal perdedor

Ratificando su condición de mal perdedor, Washington replicó con absurdas sanciones contra el presidente venezolano Nicolás Maduro por la derrota que le propinó Caracas a Estados Unidos con la celebración exitosa, el reciente 30 de julio, del proceso electivo de la Asamblea Nacional Constituyente.

En los días previos a estas elecciones, el presidente Trump amenazó, expresamente, con aplicar sanciones «fuertes y rápidas» a Venezuela si no detenía la elección Constituyente.

La respuesta venezolana no se hizo esperar. El propio Maduro la ofreció: «¡A nosotros qué carajo nos importa lo que diga Trump! Aquí nos importa lo que digan los venezolanos, que hoy salieron a votar», dijo con fuerte acento chavista el primer mandatario. Más de ocho millones de venezolanos sufragaron ese domingo para elegir a los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente.

La soberana acción del gobierno venezolano activó el poder originario de la nación según recurso previsto en la Constitución para hacer frente a situaciones que amenacen la gobernabilidad, mediante la profundización de la democracia en aras de garantizar la independencia y la viabilidad del país.

Pero esa no ha sido la única reacción convulsiva de la Casa Blanca por las derrotas que una tras otra está sufriendo su política exterior en tiempos recientes.

Por estos días, el nuevo representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, se vio obligado a esquivar el rigor diplomático que supone su cargo para afirmar que su país no se doblegará ante las nuevas medidas restrictivas impuestas en su contra por Estados Unidos. Rusia no tiene planes de cambiar sus políticas por estas sanciones. «Si los que llegaron con este proyecto de ley pensaban que con él podrían cambiar nuestras políticas, se equivocaron. Deben entender que no daremos el brazo a torcer y que esto inevitablemente dañará, aún más, la relación entre los dos países», afirmó el representante diplomático ruso en Nueva York.

Por su parte, el Primer Ministro de Rusia, Dimitri Medvédev, también lamentó que las políticas estadounidenses estén marcadas por la histeria contra Moscú y que esto se haya convertido en una parte fundamental no solo de la política externa (como ha ocurrido muchas veces), sino también de la política interna estadounidense (lo que supone una novedad), escribió Medvédev en su página de Facebook. Agregó que «la élite política estadounidense venció de plano a Trump» con la firma de esta nueva ley (la que aprobó las medidas restrictivas contra Rusia en el Congreso antes de tener la firma definitiva del presidente de Estados Unidos).

Respecto de las medidas, la Cancillería rusa indicó que ellas confirman la agresividad extrema de Estados Unidos en los temas internacionales. “So pretexto de su excepcionalidad, Washington ignora arrogantemente la postura e intereses de otros Estados”, denunció el ministerio de exteriores ruso.

El secretario de prensa del presidente Vladímir Putin, Dmitri Peskov confirmó finalmente que los medios de comunicación en Moscú «ya han tomado contramedidas».

En cuanto a las sanciones contra la nación venezolana, se conoce que la Administración estadounidense está sopesando medidas contra el sector petrolero. Steven Mnuchin, Secretario del Tesoro, ha dicho en una rueda de prensa reciente que «Creemos que las sanciones funcionan y continuaremos monitoreando la situación y considerando sanciones adicionales».

Y como para completar el cuadro de horror que ha generado la política exterior de la superpotencia, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, denunció que el documento firmado por Trump no ha tenido en cuenta los intereses de la Unión Europea y Alemania anunció que no aplicará las sanciones impuestas por Estados Unidos contra Rusia, Irán y Corea del Norte, ya que estas medidas son extraterritoriales y constituyen una violación al derecho internacional. La ministra alemana de Economía, Brigitte Zypries, denunció que las nuevas medidas contra Moscú propuestas por los legisladores estadounidenses «violan el derecho internacional, así de simple».

Hay que reconocer que la intensificación de la agresividad y la arrogancia que ha caracterizado la política exterior estadounidense Unidos desde la elección de Donald Trump ha tenido también algo positivo: ha llenado la copa de algunos países que han decidido no aguantar más el atropello.

Cada desplante norteamericano ha tenido el efecto de debilitar a los Estados Unidos y fortalecer las capacidades independentistas de los gobiernos de muchos países del Tercer Mundo.

Las agresiones de Washington tienen un efecto no calculado, en vez de someter a otros pueblos, provocan mayor independencia, más vínculos de Rusia con Alemania, de Irán con otros países del Medio Oriente y de todos con China.

*Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.


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