Sergio Rodríguez Gelfenstein •  Opinión •  16/06/2017

Rusia, optimismo justificado en su día nacional

Rusia, optimismo justificado en su día nacional

El pasado 12 de junio se celebró la fiesta nacional de Rusia o “Día de Rusia” instituido en conmemoración de la Declaración de la Soberanía de la Federación de Rusia en 1990 y aprobado como tal en 1992, tras el proceso de desintegración de la Unión Soviética. Este vigésimo séptimo aniversario enfrenta al país a nuevos retos y compromisos en su disposición -ya lograda- de volver a ser un actor principal del sistema internacional, del que había sido excluido después de la desaparición de la Unión Soviética.

Por primera vez en 25 años, Estados Unidos no saludó a Rusia en esta fecha nacional, al contrario, el senado de ese país aprobó nuevas sanciones como represalia por la perseverancia rusa en defender su soberanía, salvaguardar los intereses de sus pueblos y tomar medidas preventivas ante la agresiva expansión de la OTAN que amenaza peligrosamente con el conflicto y la inestabilidad mundial, al acercar tropas a zonas inmediatas de las fronteras occidentales de Rusia.

La historia del pueblo ruso está plagada de momentos álgidos y heroicos de lucha contra las adversidades, a comienzos del siglo XIX, el hasta ese momento invencible ejército napoleónico, que campeaba a sus anchas en Europa, fue derrotado de manera aplastante en Rusia que desarrolló la Guerra Patriótica, para expulsar a los franceses y sus aliados del territorio nacional, le cupo a este país, jugar el papel decisivo en la derrota definitiva del gran corso en la Batalla de París a finales de marzo de 1814. Por primera vez, Rusia salvó a Europa, casi 130 años después, la historia, terca como siempre, se repetiría, esta vez de la mano de Adolfo Hitler, imbatible hasta ese momento en territorio europeo, solo la resistencia épica de los pueblos de la Unión Soviética, en particular del ruso que vivió entre otras, las epopeyas de Leningrado, Stalingrado y Moscú, revirtieron el curso de los acontecimientos y al costo de 27 millones de ciudadanos, la mayor parte de ellos rusos, derrotaron al nazi-fascismo hasta ocupar victoriosamente el Reichstag alemán el 8 de mayo de 1945. Rusia había salvado a Europa por segunda vez.

La cobarde rendición de Mijaíl Gorbachov y la posterior desaparición de la Unión Soviética supusieron que a cambio de la aceptación de que la Alemania reunificada ingresara a la OTAN, Occidente no iba a expandir esa organización bélica hacia el este, lo cual fue rápida y perversamente violado ante la debilidad extrema de una Rusia inerme y carente de conducción. Ya en 1999 fueron incorporadas Hungría, Polonia y la República Checa a la alianza guerrerista comandada por Estados Unidos, en 2004 se unieron Bulgaria, Rumania, Eslovenia y las tres repúblicas bálticas que habían pertenecido a la Unión Soviética: Estonia, Letonia y Lituania, con lo cual la alianza atlántica se estacionó en las propias fronteras rusas, el proceso ha sido continuo hasta la reciente incorporación de Montenegro, hace solo unos pocos días.

En el plano interno, Rusia debió pasar por la crisis institucional de 1993, tras la aplicación de medidas neoliberales extremas que deterioraron a niveles inéditos la calidad de vida de la población y que pusieron al país cerca de la guerra civil, sin embargo, tal contingencia fue superada, incluso tras una nueva crisis financiera en 1998, y en 1999 comenzó una tenue recuperación, pero en 2000 accedió Vladimir Putin a la presidencia de la república iniciando un período de restablecimiento de la economía y de restitución de la dignidad rusa en el escenario internacional.

Toda esta historia deja ver a las claras que el pueblo ruso no se va a amilanar fácilmente por mayores o menores sanciones occidentales. Al contrario, hoy se pueden observar evidentes éxitos logrados en condiciones de aplicación de dichas sanciones. Como señalara el Embajador de la Federación Rusa en Venezuela, Vladimir Zaemskiy en el acto en conmemoración del Día de Rusia en Caracas, el país está hoy más fuerte y unido, a pesar que el tiempo transcurrido en estos 27 años han sido muy difíciles, y se ha debido transitar por un camino de “nutridas adversidades e importantes avances y logros, que fortalecieron el sistema político ruso”.

El Embajador Zaemskiy expuso algunas cifras que testimonian los logros del pueblo ruso en la esfera económica en condiciones de una coyuntura adversa en el mercado del petróleo, a pesar de lo cual, tras algunos años de estancamiento la economía ha vuelto a crecer de manera estable. En este sentido, ya a fines del año pasado el periodista ruso Oleg Kuzmin, especialista en economía del periódico Vedomosti, había predicho que este año el país iba a recuperar su crecimiento, teniendo una moneda estable y fijando una mayor disminución de las tasas de interés y una inflación menor. Según el experto, con los precios del petróleo alrededor de US$ 40 por barril, el país podría crecer un 1% después de dos años de estancamiento, pero si el precio del crudo ascendía hasta US$ 45-50, esa cifra podría llegar hasta un 1,5% anunciando el inicio de una positiva espiral de crecimiento a futuro.

Recojamos las cifras que en este sentido, aportó el Embajador: “…la agricultura rusa ha crecido 4,4%, alcanzando el volumen de la producción agropecuaria de 90 mil millones de dólares, un record histórico. Además, en 2016 logramos convertirnos en el mayor exportador de granos del mundo. El crecimiento industrial en el año 2016 fue de 1,3%. La inflación fue de 5,4%, la más baja de los últimos 25 años, y el desempleo de 5,4%. Nuestro país cuenta con un potente resguardo en reservas de divisas, que suman casi 400 mil millones de dólares. Se ha logrado imprimir un impulso positivo al ámbito socio-demográfico de Rusia, que tras la disolución de la Unión Soviética sufrió una grave caída, llevando la expectativa de vida a 64 años en 1995. Ahora este índice aumentó 8 años y llegando a 72…”

Es evidente que Rusia ha podido, y ha sabido adaptarse positivamente a la caída de los precios del petróleo y a las sanciones occidentales El ministro ruso de Desarrollo Económico, Alexéi Uliukaev declaró que incluso en caso de aplicarse nuevas sanciones contra Rusia, éstas no afectarán a la economía nacional. Refirió que suponer eso no era más que “una retórica verbal que no tendrá ningún efecto macroeconómico real”.

Tal optimismo no remite solo a las autoridades rusas, ya en mayo de 2016 el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) había predicho que se esperaba que en 2017, Rusia registrara un crecimiento moderado. Un estudio al respecto realizado por esta institución, aseguró que el fortalecimiento de la economía rusa se deberá a la recuperación de los precios del petróleo y el crecimiento del consumo privado y las inversiones. Igual opinión manifestó en septiembre del año pasado la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde quien adelantó que Rusia saldría de la recesión y tendría un crecimiento económico de un 1% por ciento para 2017.

El despertar económico de Rusia y la preocupación de sus autoridades por solventar la difícil coyuntura económica no la ha distraído de su papel protagónico y de su responsabilidad en la salvaguarda de la paz mundial y la estabilidad política en el planeta. Así, ha jugado el papel decisivo en la lucha contra el terrorismo en Siria y en toda la problemática del Medio Oriente, participando simultáneamente y de manera relevante en los escenarios militares, diplomáticos, políticos y económicos. Su alianza con China y el fortalecimiento de la Organización de Cooperación de Shanghái con el reciente ingreso de India y Pakistán son una esperanza para contrarrestar la actitud belicosa y agresiva de la OTAN.

En este ámbito, el Embajador Zaemskiy destacó que “Una de las prioridades de la política exterior de Rusia es desarrollar la cooperación bilateral y multilateral con los Estados miembros de la Comunidad de Estados Independientes. (…) Estamos interesados en mantener un intenso diálogo con la Unión Europea y construir relaciones mutuamente ventajosas con Estados Unidos. Rusia continúa impulsando sus relaciones con los países de América Latina y el Caribe, tomando en cuenta el creciente rol de la región en los asuntos globales”.

Al conmemorar este nuevo aniversario, resulta evidente que contra cualquier pronóstico hecho a comienzos de siglo, al igual que en 1812 y 1945, el pueblo ruso pudo superar las adversidades sobreponiéndose a las difíciles circunstancias impuestas desde el exterior, para superar los obstáculos y avanzar exitosamente.


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