Rafael A. Luna Murillo •  Opinión •  09/06/2017

Dejad que los niños se acerquen a mí

Es lo que la empresa taurina que tiene el contrato miserable en el Coso de los Califas, ha utilizado como último cartucho para llevar público a una feria taurina cada vez menos rentable por la escasez de afición, sobre todo entre la juventud. Leemos en el periódico local, redactado por un cronista taurino: “Tarde sin toros”, “La fiesta se queda sin fiesta”, “La grada se lo pasa en grande abroncando al matador”, etc. Todo justificado porque estamos en un país libre y se puede decir lo que se quiera al matarife que forma parte de la esencia taurina pero que no sea un anti taurino el que lo haga que, entonces, es un insulto. El colofón del asunto que volvió  loca a la “Fiera de la grada” fue ver aparecer a un niño de cinco años vestido de corto haciendo pases de salón. Los taurinos son capaces de divertirse con cualquier cosa que a la mayoría nos pone la “carne de gallina”. Si esto les divierte y los hace felices ¿para qué quieren seguir viendo cómo se torturan toros?

Viendo el espectáculo políticos, artistas, autoridades; prebostes que encantados con el espectáculo de tortura que ellos han organizado , promocionado y subvencionado dejan que entren menores de 14 años sin acompañar a un espectáculo que lo prohíbe. Hasta el mismo subdelegado del Gobierno es testigo de que allí hay violencia no solo contra los toros y caballos de picar sino, también, con los menores pero no hace nada para evitarlo. Lo primero porque es legal y forma parte del Reglamento taurino que dicta cómo se ha de hacer la lidia; lo segundo  porque es una emoción que no hace daño a nadie, aunque en esto se equivoca; el primer perjudicado es ese niño.

Una tarde de risas por el aburrimiento suscitado por la terna y la escasez de toros mientras unos tipos se juegan la vida a la vez que provocan sufrimiento, dolor y muerte en herbívoros rumiantes con un comportamiento de presa que es lo que caracteriza a la raza bovina en general. Y digo yo que si había escasez de toros, lo que han torturado y matado que eran, ¿palomas, ratas o gatos?

Pero rían que esto se les está acabando, el espectáculo anacrónico que en Córdoba no tiene afición, ya no tiene más recorrido. En 2018 la UNESCO pedirá al Estado Español que se pronuncie sobre la educación y la visión de los menores en los espectáculos taurinos, #TauromaquiaEsViolencia. El que ríe el último ríe mejor o dos veces y sin torturar a ningún ser vivo que es lo que quiere la sociedad cordobesa y la conciencia de gente de paz.

Rafael A. Luna Murillo, veterinario, etólogo y simpatizante de EQUO


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