Ilka Oliva Corado •  Opinión •  26/05/2017

La familia tradicional como imposición

Desde el inicio de los días, el sistema patriarcal nos ha impuesto hasta la forma en la que debemos caminar o sentarnos, todo respecto al rol de género y no hablemos de comportamientos porque vienen por categorías dependiendo los estereotipos y los prejuicios; que vienen por patrones de crianza o bien, nosotros ya mulones optamos por patentarlos como propios a conveniencia.
 
No hay nada más impuesto en esta vida y que nos haga más daño como sociedad que el patrón patriarcal que es machista y misógino. Madre en potencia, dicen los saludos del Día de la Madre a mujeres que no tienen hijos, como si todas las mujeres por el simple hecho de su género deben convertirse en madres sí o sí. Esa mujer ya está jugada, no vale, dicen cuando se sabe que una mujer soltera tuvo relaciones sexuales antes del matrimonio. ¿Y el hombre? Es gallo entre más mujeres tenga en su lista. Pero aquí va un detalle, ¿qué pasa con el hombre que es distinto a la media? De seguro es maricón, puto, puñal, y un sin fin de apelativos que se ven como normales en una sociedad que a hecho del irrespeto, del insulto y la violencia una forma de vida.
 
Se dice que la mujer divorciada pico quiere, igual la mamá soltera, que por andar de puta lo que se sacó: una su panza. Y a estas mujeres las vamos catalogando con nuestros estereotipos torpes, las desvalorizamos como seres humanos y por género ya no valen como otras que sí cumplen con los lineamientos de los patrones patriarcales; ya sea por conveniencia personal o por temor: por temor contamos los extremos, cuando están siendo violentadas para que aparenten en una sociedad que vive en una burbuja. Muchas de ellas terminan desaparecidas o asesinadas.
 
¿Qué sucede con los niños diferentes? Mirá ese tu hijo es hueco, enderezálo. Mirá esa tu hija es machorra, una su buena cogida quiere, probar pico le hace falta. Y así a consecuencia vienen las violaciones sexuales “correctivas” o los golpes y los asesinatos, los feminicidios y transcidios. Porque nos enseñaron a rechazar y a tenerle miedo a todo lo que es diferente y libre, a todo lo que rompe con la norma; nos enjaularon desde nuestro nacimiento en un sistema patriarcal que nos mulita día con día.
 
Es un asco, esas personas deben morir, hay que quemarlas vivas, son engendros del demonio, ¿qué más dicen los buenos hijos de Dios? ¿Qué más dicen quienes defienden a capa y a espada la familia tradicional? Dicen ellos que por ejemplar y porque tiene valores. ¿Las personas distintas no los tienen acaso? ¿Qué valores? Empezando por ahí. ¿Doble moral, mojigatería, machismo, homofobia, transfobia, lesbofobia, bifobia? ¿De qué valores hablan estos santos hijos del patriarcado? ¿Quién dice que una persona diferente no es íntegra, culta, humana?
 
¿Y qué dicen estos santos hijos del patriarcado acerca de los hombres que preñan mujeres y las malmatan a golpes para que aborten pero que en público, se dan tres golpes de pecho y juran estar en contra del aborto? O peor aún, las mujeres que solapan este abuso cuando se le hace a otra. ¿Cuándo las terminan matando? ¿Qué opinan estos ejemplares de los buenas costumbres acerca del hombre que viola? ¿De los machos que asesinan homosexuales, transexuales? ¿Qué opina la sociedad del derecho a amar, a existir, a la diferencia y a la diversidad?
 
¿Qué es una familia tradicional? ¿Cuáles son los valores de estas falsedades que viven de apariencias? ¿Por qué la mujer se tiene que casar de blanco y con velo? ¿Por qué a él se le puede hacer una despedida de soltero con trabajadoras sexuales y a ella no? Tantas preguntas, tantas alas rotas, tantas vidas truncadas por necedades de un sistema y un modo de vida que nos fue impuesto.
 
Retóricas que nunca han dejado de aparecer en época de elecciones, lo vemos a lo largo y ancho del mundo, un candidato afín al neoliberalismo y al capitalismo siempre manejará este tipo de declaraciones de la clase conservadora. Y con estos discursos logran echarse a la bolsa a buena parte de la sociedad que por cachureca, en nombre de la buena fe la dejen rezando el padre nuestro mientras los oradores se llevan las marmajas a bancos en el extranjero. Porque qué más beneficioso que un pueblo sumiso, machista, homofóbico y patriarcal para el sistema del capital.
 
Tanto odio en esta tierra, tanta violencia, tanta doble moral, tantos prejuicios y tanta hipocresía. La familia tradicional no existe, la familia en sí no existe, también es una construcción de la sociedad. Una imposición como muchas otras. Uno puede ser familia de un bosque, de un río, de una manada de cabras o de felinos.
 
¿Cuándo vamos a dejar de cortar alas y dañar de por vida a seres que se atrevieron a lo que nosotros por falta de arrestos nunca haríamos? Y respecto a la decencia de género, todas las mujeres somos putas, unas más activas que otras, eso es todo.
 
¿Cuándo vamos a aprender y cuándo vamos a tener las agallas para desobedecer y luchar por nuestra libertad como especie? ¿Cuándo vamos a aceptar que no hay nada más maravilloso en este universo que nuestra diversidad?
 
¿Y usted querido lector, cuénteme su familia es tradicional o como dicen los clasistas, hijos del santísimo patriarcado y de la bienaventurada iglesia: es disfuncional?
 

 


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