Narciso Isa Conde •  Opinión •  06/12/2016

A Fidel: En honor a su firmeza infinita

A Fidel: En honor a su firmeza infinita

Aquí relato una noche inolvidable con “la plana mayor” en homenaje a la firmeza infinita del comandante Fidel Castro, en ocasión del formidable reconocimiento que en éstos días le ha rendido la humanidad en todos los rincones del planeta.

En febrero de 1990, en la Habana, Cuba, cinco secretarios generales de partidos comunistas de América Latina y el Caribe (Shafik Handal-salvadoreño, Patricio Echegaray-argentino, Rigoberto Padilla-Honduras, Humberto Vargas Carbonel-Costarricense,  quien les habla, Narciso Isa Conde-dominicano) y dos camaradas cubanos (Comandante Manuel Piñeiro-Barbarroja y Luis Suarez Salazar-intelectual de la patria grande y militante del PCC) que nos acompañaron, concluimos -justamente en el momento que se precipitaba la caída de los régimenes de Europa Oriental y la desintegración de la Unión Soviética-URSS- las reuniones que veníamos realizando para examinar las causas del colapso del llamado “socialismo real” y definir lineamientos sobre la nueva y compleja continental y mundial derivada de ese cataclismo político.

Antes nos habíamos reunido y trabajado intensamente en Managua, Nicaragua.

Estábamos ya con las maletas hechas cuando el Comandante Piñeiro nos trasmitió la “orden” de Fidel: “no se vayan”.

Él y otros dirigentes de la revolución querían reunirse con nosotros antes de nuestra partida.

Al parecer el debate y sus conclusiones, contentivo de la tesis de que lo que había fracasado en Europa Oriental “no fue el socialismo sino la falta de socialismo en el camino hacia él”; esto es, colapsó “un modelo estatista-burocrático que se separó del pueblo trabajador”, había llamado la atención de la dirección cubana, mostrándose interesada en una explicación y un intercambio de viva voz con quienes nos atrevimos, en franca osadía, a enfocar las cosas de esa manera.

Los documentos producto de ese esfuerzo contenían además dos temas entonces trascendentes:

1) El análisis del despliegue de las dos crisis simultáneas de final de siglo XX: la crisis del capitalismo mundial y la crisis del denominado “socialismo real”.

2) Un exhaustivo análisis de la situación continental que explicaba las razones por la que nuestra América estaba llamada a rescatar la esperanza de los(as) revolucionarios(as) del mundo… ¡Parecía quijotesca esta aseveración y resultó tremenda predicción!

Ambos al parecer también despertaron interés en el liderazgo cubano. En gran medida todo lo escrito y distribuido previamente sirvió de base para dos documentos: una “Carta Abierta a las Fuerzas Revolucionarias del Continente” y un ensayo titulado “América Latina y el Caribe: Continente de la Esperanza”.

    EL INTERCAMBIO

La reunión anunciada tuvo lugar el día siguiente en el Palacio de la Revolución y se desarrolló de 8 de la noche a 5 de la mañana del nuevo día.

Fidel nos tenía la sorpresa de un pulpo cocinado por él, en presencia nuestra. Esta fue la única interrupción del prolongado intercambio que se extendió hasta la 5:00 am del día siguiente, en el que por la parte cubana participaron Fidel, Raúl, Carlos Rafael Rodríguez, Carlos Lage, Carlos Aldana, Manuel Piñeiro (Barbarroja), Leonel Soto (Embajador Cubano en la URSS) y Luis Suárez Salazar.

Antes de iniciar el intercambio Fidel hizo algunas bromas alrededor de la “inhibición discreta” de ciertos aliados de la revolución cubana a la luz del inicio del derrumbe del “socialismo real”. Y de inmediato entramos a los temas cruciales.

Al arrancar pudimos explicar con amplitud los resultados de nuestras conversaciones previas y desmontar la idea que pretendía explicar aquel derrumbe solo como el producto de una conspiración capitalista-imperialista, sin poner énfasis en la crisis estructural, evidentemente terminal, del modelo burocrático euro-soviético de orientación socialista.

Insistimos en la necesidad de examinar en Cuba y en los países de otros continentes que se mantenían firmes todo lo que podía ser trasplante de los modelos y estructuras colapsadas, aquello que le restara originalidad y auto-superación a esos procesos y lo que los limitaba para ponerse a tono con las exigencias del tránsito hacia un verdadero socialismo, profundamente participativo.

A nuestro entender, además, se imponía un gran esfuerzo renovador y creativo al interior de las fuerzas revolucionarias del Continente y el Mundo.

La parte cubana nos escuchó con mucha atención y mucha comprensión. Expresaron sinceros elogios al esfuerzo realizado, siempre destacando las enormes dificultades que le imponían a la revolución cubana los recientes cambios en la correlación de fuerza internacional y los sacrificios que implicaba el derrumbe del “campo socialista” para una Cuba bloqueada y acosada por EEUU.

La delegación del PARTIDO COMUNISTA DE CUBA-PCC, integrada por Piñeiro y Luis, había participado como observadora, no sin dejar de expresar ideas muy interesantes en las reuniones que realizamos previamente.

El PCC no había hecho todavía un debate institucional sobre las causas y efectos de la precipitación del derrumbe de la URSS y del socialismo real euro-oriental, y  en ese momento su mayor preocupación se centraba en definir los puntos claves del “periodo especial” y las características de esa nueva fase de resistencia.

Recuerdo que ya en la madrugada, poco antes de concluir la reunión, Fidel tomó la palabra e intervino con una fuerte carga emotiva.

Recuerdo cuando lleno de valor nos explicó el drama que representaba para el proceso cubano el colapso del llamado socialismo real, las calamidades que se esperaban y que habría que soportar y vencer, y nos aseguró con mucha energía y con voz plena de emoción, que de todas maneras podíamos estar seguros de que esa revolución “no se iba a derrumbar”, que en todo caso “había que derrumbarla”, y que frente a un imperialismo ensoberbecido y criminal nos prometía como legado “una resistencia sin límites de sacrificios”.

Entonces nos dijo aunque sea en “tapa-rabos” combatiremos, “dispuestos a no rendirnos”, a “desplegar el heroísmo y la firmeza que demanden las circunstancias”. Ese será “nuestro legado”.

¡Y cumplió Fidel lo prometido¡

¡Cuba ni se derrumbó ni la derrumbaron!

Y ese ejemplo de firmeza, persistencia y dignidad infinita ha perdurado, se habrá de multiplicar en las nuevas generaciones del Continente y habrá de seguir creciendo más allá de la vida física de las meritorias generaciones históricas de las revoluciones del siglo XX.

¡Gracias Fidel!

El inmenso tributo, el multitudinario reconocimiento que te rinde la humanidad en estos días de dolor y orgullo indica que podemos sufrir reveses, incluso derrotas,  pero que no hay manera de matar el proyecto de sociedad socialista, comunitaria, comunista… imprescindible para salvar a la humanidad de la barbarie capitalista.

    EL PAPA WOYTILA Y FIDEL.

Por último: una broma del simpático Barbarroja, tomada de la sabiduría popular cubana y de la valoración colectiva sobre la astucia y la firmeza de un Fidel que no se quedaba “dao” ni frente al Papa polaco, el primer jefe de estado del Vaticano que visitó Cuba.

Años después, justo cuando estaba fresca esa visita papal, en una de esas largas conversaciones nocturnas, hablando precisamente de ese tema, el Comandante Manuel Pineiro, con mucha picardía, me dice: atención a lo que pasó en la recepción a Woytila cuando Fidel y yo estábamos junto a él.

Se nos acercó un mozo para indagar con gran reverencia lo que queríamos. El Papa de inmediato le dijo yo… “un Cuba Libre” y Fidel, sin pestañar, exclamó y yo… “un Puré de Papa”. ¿Quién ganó?

(Testimonio de Narciso Isa Conde en el Memorial a Fidel, Santo Domingo, Sala Juan Bosch de la Biblioteca Nacional 4-12-16)

Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/12/05/a-fidel-en-honor-a-su-firmeza-infinita/


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