Mario Erre •  Opinión •  15/11/2016

«Trump: golpes de pecho y de risa»

Los que tenemos la mala costumbre de procurar estar informados y de hacerlo bebiendo de todas las fuentes, incluídas las no potables, asistimos entre divertidos y asombrados desde la madrugada del pasado 9 de noviembre, aniversario de la caída del Muro de Berlín (la vergüenza divisoria más manoseada de la Historia, aunque no la única ni la última) a un continuo ir y venir en los medios oficiales de periodistas y opinólogos dándose golpes de pecho por la elección por parte del pueblo estadounidense como próximo presidente de un señor que tiene previsto construir un muro en la frontera sur del país para detener la entrada de inmigrantes ilegales, inmigrantes ilegales a los que piensa deportar precio encarcelamiento. Un señor que además niega el cambio climático y ha amenazado con poner entre rejas a su rival político.

 

 

Y, no, no estoy refiriéndome a Mariano Rajoy, quien mantiene con gran desparpajo el muro de Melilla, los CIEs con sus inmigrantes retenidos ilegalmente, las tesis de su primo de Sevilla negando el cambio climático ni los asuntos judiciales de Jorge Verstrynge, Francesc Homs, Arnaldo Otegi, Artur Mas, Carme Forcadell o Baltasar Garzón por no citar a todos los encausados por causa de su Ley Mordaza.

 

 

Me estoy refiriendo a Trump, ese gran desastre en ciernes, cierto, que acaba de ser designado presidente de EEUU con doscientos mil votos menos que Hillary Clinton, como los que lideran esas “coaliciones de perdedores” con las que se les llena la boca a los líderes del PP de Rajoy cuando no son ellos las que las encabezan. Un señor que ha enardecido a la América profunda prometiéndoles la construcción de un muro que ya comenzó a construir en 1994 el marido de Hillary Clinton. Un señor que cautivó al votante de rifle y menú de MacDonalds anunciando la construcción de “guantánamos” para inmigrantes a imagen y semejanza del gran Guantánamo que construyó Bush y mantuvieron Obama y Hillary. Un señor que quiere denunciar el Tratado de París contra el cambio climático que su país no firmó hasta hace una década escasa y que ha amenazado con encarcelar a la señora Clinton, pero no por su actuación al frente de la Secretaría de Estado, no, si no por usar un servidor de internet que no debía.

 

 

Ya lo ven. La prensa de la segunda restauración borbónica esa misma hidra de varias cabezas que es la ultraderecha xenófoba que no admite oposición corona o decapita cada una de esas cabezas seún y como: en España la corona “salva la democracia” del diabólico populismo con la ayuda de autoproclamados socialistas mientras que en EEUU la enviaría si pudiera a la Torre de Londres a seguir el camino de Ana Bolena, Crommwell y María Estuardo por prometer hacer exactamente lo que aquí hace.

 

 

Como para fiarse.


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